Tannenberg, Prusia Oriental.
Año 1914.
Primera Guerra Mundial.No estaba preparado para aquel lugar, nadie de allí lo estaba, aquella guerra y miles de soldados fueron heridos, abatidos y masacrados...los Alemanes ganaron de forma muy decisiva a los dos principales ejércitos de Rusia, fueron masacrados casi en su totalidad en aquella maldita tierra, más de ciento setenta mil fallecidos aproximadamente se contabilizó tras la guerra. El ejército Ruso era pésimo en sistema de código,no era eficaz, los Alemanes lograron descifrar todo el sistema, siendo fácil anteponerse a nuestros movimientos sin temor a ser flanqueados, era fácil anteponerse a nuestros ataques y más fácil aún prepararse para acabar con nosotros.
Los Alemanes tenían solamente un ejército en las filas, un número bastante más bajo comparado a nuestro ejército, pero por desgracia tanto el primer ejército y el segundo ejército Ruso, eran más lentos que los Alemanes, siendo así lograron atrasar la llegada del primer ejército Ruso, pero por suerte o por desgracia si llego el segundo, pese a ser un número mayor los masacraron, por culpa de aquella maldita guerra fallecieron tantos compañeros... tantos hermanos... y pese a la llegada del primer ejército tras su atrasó no sirvió de mucho, puesto que este también fue prácticamente derrotado.
Y es aquí donde me encontraba, medio moribundo en un campo completamente devastado, esperando mi temido lecho de muerte o quizás con algo de suerte que me rescatarán de alli. Disparos, gritos, súplicas,un habiente pésimo, con cuerpos por todos lados, olores nauseabundos, enfermedades e infecciones por las pésimas condiciones y yo cubierto de vete a saber que luchando por poder respirar y presionando la maldita herida de mi costado por una bala perdida de alguien. Llevaba días sin poder alimentarme bien, viendo las miradas perdidas en el horizonte de mis compañeros aún vivos pero completamente muertos internamente.
Apenas pude aguantar, el primer mes de la guerra pasó grandes estragos y mi cuerpo como mi mente lo sentían continuamente, es aquí cuando justo antes de cerrar mis ojos dando por echo el fin de mi corta y pobre vida vi la silueta de una mujer, alguien que pese a no poder ver en plenitud, fue como un ángel caído. Y de pronto oscuridad, recuerdos de mi infancia en Nizhni, mi querida ciudad, recordar como mi madre se despidió de mí con lágrimas por mi marcha hacia la guerra, recordar a mi querida y pequeña hermana Irina en brazos de mi padre aún adormecida y después, nuevamente oscuridad y silencio, un silencio que ahoga, un silencio que despierta temor...
— Soldado despierte! — Una voz comenzó a sonar en mis pensamientos, era repetitiva y algo molesta, no era la voz de nadie conocido, era extraño...Desperté adolorido y entonces fue cuando la vi, ojos marrones brillantes, pelo castaño algo desaliñado pero recogido con un pequeño tocado, vestida con uniforme que parecía ser de enfermera, su pronunciación del ruso era algo pésimo y por alguna extraña razón me susurraba para que nadie más escuchará.
— No hable, no haga nada, solo déjeme ayudarle — Habló de forma brusca pero gentil cerca de mi oído, dejo un dulce aroma a perfume de mujer, era extraño teniendo en cuenta que se suponía que estábamos en medio de una guerra, pero no quise darle importancia.
— Que hago aquí, gracias por sacarme de alli— susurré aún desorientado y exhausto, lleve mi mano a mi costado aún algo dolorido por la herida.Tras acomodarme levemente en aquella camilla y recibir por parte de aquella enfermera una mirada de asesina y su mano sobre mi boca mandándome callar de forma discreta, señalando a otros soldados que pasaban de un lado a otro aquella especie de enfermería. Estos vestían de distinto uniforme al mío, mi mirada estaba agotada, me resultaba tan complicado mirar con claridad, a distancias cortas podía ver con algo de claridad, pero a largas aun me resultaba complicado por la borrosidad, fue entonces, forzando levemente la vista para poder ver algo mejor, me di cuenta de lo que ocurría, aquella maldita loca enfermera me llevo al hospital de campaña de aquellos Alemanes, por ello es que no me resulta reconocidos aquellos uniformes, no pude evitar llevar mi mirada directa a la de ella completamente aterrada por la situación, mientras que esta simplemente me mando callar con un simple gesto.
Mire mi ropa y ni yo tenía mi propio uniforme, alguien me cambió de ropa, supongo para que aquellos Alemanes no se dieran cuenta que era del bando contrario y creo que era evidente que fue aquella maldita loca quien me desvistió y me puso un uniforme de algún soldado caído de su bando, no entendía que estaba haciendo o que quería conseguir salvando mi vida y haciéndome pasar por alguien de ellos.
— Vianka! — uno de los soldados grito aquel nombre, fue cuando está se reincorporó y comenzó a entablar una conversación con aquellos soldados.
Recuerdo que aquella mujer llegó a enfadarse en aquella conversación, recuerdo cómo le grito a los soldados y estos quedaron callados, no sabía que clase de mujer era, pero parecía que tenía a aquellos soldados como cachorros asustados en su territorio, debo reconocer que me pareció gracioso y más aún cuando estos decidieron marchar de aquella habitación, quedando la enfermera y yo a solas.
— Mi nombre ya sabes cuál es — pronunció a duras penas mientras tomaba una silla y se sentaba junto a la cama que me encontraba
— Vianka, ¿cierto? Tengo muchas preguntas que hacerte — su mirada preocupada y su intento de comunicación conmigo me resultó agradable pero también aterrador, dado que no sabía el motivo de mi situación actual
—Yo entiendo y hablo Ruso pero me resulta algo complicado, mis abuelos por parte de madre son Rusos, pero es secreto— relataba con toda la calma del mundo mientras revisaba mis bendas con sus pequeñas manosMantuvimos una larga conversación, de la cual me explicaba su situación en aquel hospital militar, explico que ella junto a más enfermeras fueron enviadas al campo para recuperar a los soldados heridos, fue entonces cuando me encontró moribundo, me explico el motivo por el cual me salvó y para mí asombro fue tan simplemente por pura compasión, pero no tiene sentido alguno, no por pura compasión salvas a un soldado del bando enemigo y tratas con el como si nada ocurriera... No por compasión cambias su uniforme y te preocupas por hacerle parecer frente a los demás soldados que quede sordo y mudo por un trauma acontecido posiblemente por la exploración de algún artefacto cerca a mí posición.
Los días pasaban, Vianka seguía cuidando de mi, limpiando mi herida y alimentándome con lo poco que podía, inclusive me daba algo de su poca comida. Gracias a ella pude aprender a entender un poco el Alemán y barbucear algunas palabras para no despertar muchas sospechas, su compañía era agradable y pese a mí miedo por que sea un simple juego debo decir que se ganó algo de mi confianza, por lo que un dia le dije mi verdadero nombre.
—Alek, mi nombre es Alek Petrovka — le dije de forma sosegada y calmada mientras ella me ayudaba a caminar por primera vez en la habitación
— Es un hermoso nombre Alek— respondió con una dulce sonrisa en su rostro mientras sujetaba mi mano para caminar.
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Primer Acto
Short StoryUn pequeño relato sobre el amor imposible de un soldado Ruso y una enfermera Alemana durante la Batalla de Tannenberg (Primera Guerra Mundial). No todo fue sangre en el campo de batalla...