De vuelta a la vida mortal, ¡qué divertido! (No, no es divertido)

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XVIII

H O P E

Como si nada, el verano ya había pasado.

Tenía que admitir que el Campamento era divertido, cuando no estaba siendo perseguida por monstruos. En los últimos días decoramos una cuenta, que va en el collar del Campamento que cada uno trae, lo debe representar lo más relevante del verano, así que eligieron el arco de Apolo. Es mi primer año, así que está es mi primera cuenta, James tiene cuatro.

— ¿Estás segura de que quieres irte? —mamá me preguntó, ayudándome con mi bolso— Podemos quedarnos aquí.

Asentí.

— Estoy segura, mamá. Ya sé que será más difícil, pero, no puedo refugiarme aquí para siempre.

Además, era divertido estar aquí, pero cuando estaba junto a mis amigos. Charlie no iba a estar en el Campamento hasta el invierno, y James volvería a casa con su abuelo en New Jersey.

— Está bien —ella suspiró, pero desde que le había dicho mi decisión, no parecía sorprendida, aunque sí tuvimos una larga conversación antes de que ella estuviera de acuerdo conmigo—.

Me pregunté si ella conocía la profecía, probablemente sí. De todas formas no le hice mención de mi duda, había omitido las últimas palabras de Orión porque no quise preocuparla. Ella siempre parecía angustiada cuando se trataba de mi en peligro, no me imagino cómo se pondría si le decía "ah, sí, Orión dijo que mi sangre sería el fin del mundo". Encantador.

Sentía que la profecía estaba incompleta, ninguna era tan corta.

Pero James me aseguró que esa era. Aún así yo no estaba segura, pero si faltaba algún verso, probablemente ni siquiera James lo conocía, él fue muy sincero conmigo, no tendría razones para mentirme sobre eso.

Hablando de James, debía ir a despedirme de él. Le avisé a mi mamá y fui hasta la cabaña 6.

Él estaba bajando las escaleras delanteras. — Hey.

— Hey —le sonreí—. ¿Te vas al atardecer?

— Sí, ¿y tú?

— En una media hora —contesté—. Venía a decir adiós.

Nos sentamos en los últimos escalones.

— Nueva Jersey no queda tan lejos —comenté—.

— ¿Por qué lo mencionas? ¿Quieres que te visite? —bromeó, soltando una risa—

Reí con él, levantándome de hombros.

— No suena mal —respondí en broma—.

Miré mi collar, pensando unos segundos.

— Oye, gracias.

James ladeó su cabeza, mirándome con curiosidad. — ¿Por qué?

Rasqué mi nuca, sonriendo un poco cohibida. Miré el cielo, buscando las palabras.

— Por ser mi amigo, supongo. Nunca... Nunca se me hizo fácil hacer amigos, supongo que es una experiencia común entre semidioses —reí triste—. Y bueno, no la paso mal aquí, pero tampoco he sido capaz de formar muchas amistades, además de Charlie. Tú eres raro, ¡y lo digo en el mejor sentido de la palabra! —aclaré— Me refiero a, no, no quise decir que eres raro, pero sí fue extraño el cómo nos hicimos amigos. Me parecías insufrible, todavía, la verdad, pero, eres muy directo y sincero, me gusta eso. Aunque hemos tenido momentos tensos, sabemos trabajar juntos, y a veces eres involuntariamente gracioso —sonreí—. El punto es, agradezco tener tu amistad, y espero que sigamos siendo amigos, aunque solo nos veamos los veranos. O quizás entre semestres, si es que me visitas —añadí, semi-bromeando—.

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