capitulo 5

476 75 7
                                    

Tres semanas habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, Agni pese a ese tiempo sigue sin acostumbrarse a su nuevo entorno, a su lujosa habitación que a los ojos de Adair era muy simple para que durmiera en ese lugar, si por el beta fuera Agni estaría en una de las habitaciones principales, preferiblemente compartir la suya con el adolescente alfa.

Al principio Agni se reusaba a vivir dentro de la mansión principal o comer con los integrantes de la familia Zat, se creía indigno el hacer algo como eso y tampoco quería echarse de enemigo a los empleados. Sin embargo, Adair seguía saliendose con las suyas (su padre, Anatoly. También le ayudo) por lo que Agni al final accedió quedarse como un invitado y no como un empleado.

Solo que aun no se abre por completo con la familia Zat, no hablaba mucho de su vida privada antes de convivir con ellos cuatro, y los Zat tampoco lo abruman con esas preguntas pero eso sí. Agni se esmera mucho por poder encontrar al "supuesto cachorro" de Adair.

El adolescente beta en su momento se siente mal por mentir pero a la misma vez se divierte de buena manera viendo a Agni, en modo detective. En parte sin Adair saberlo también le estaba ayudando al adolescente alfa mantener su mente ocupada, sin pensar en el dolor por la perdida de su abuelo o el dolor por no ser importante para sus padres.

Agni está Indeciso sobre ir a visitar la tumba de su abuelo, no quiere encontrarse con su familia. No quiere volver ahí porque sabía que, si se encuentra con ellos, cabe la posibilidad de ser llevado por la fuerza aunque no lo quiera, es menor de edad por lo tanto sus padres siguen teniendo poder sobre él.

-¿Qué estás mirando en tu celular como para sonreír de esa manera tan espeluznante?-Preguntó un muy guapo y masculino adolescente de esbelta figura, de mirada pícara turquesa, cortos y ondulados cabellos teñidos de rosado, podrá tener un aspecto rudo pero le encanta el rosado y fucsia.

-Nada que te interese, Kel.-Guardo su celular.

No pienso mostrarle a nadie lo adorable que es mi pequeño cachorro, al principio era todo arisco. Cada vez que quería tocar su cabello retrocedía tres pasos, pensé que no le gustaba eso, pero después me di cuenta que era mas un trauma o algo por el estilo porque encogía sus hombros y su cuerpo temblaba.

Ver eso en serio me hizo enojar demasiado, si no fuera por mí padre toda esa infantería sería completamente nada el día de ahora. Porque estoy seguro que tienen la mitad de la culpa de todo lo sucedido, pero que este quitó no significa que lo estaré para siempre, no. Solo estoy esperando el momento en que lloverá sangre.

-Tan frío como siempre, querido amigo.

Kel tomo asiento junto Adair sin importar que el beta lo estuviera viendo feo, es de las pocas personas o quizás la única persona se podría decir que conoce la verdadera personalidad de Adair, y aun sí siguió considerando lo su amigo, aunque solo por su lado porque el beta no pensaba lo mismo.

Y eso que ambos se conocieron de manera peculiar se podría decir a la edad de 8 años, se podría decir que Kel era el "maton" en primaría y tuvo la magnífica idea de intentar ponerle las cosas difíciles a Adair, lo que lo llevó a perder sin siquiera haber luchado. Fue así como terminaron siendo buenos amigos luego de que Kel, por poco pierde su amado cabello.

-No sé porque todos se dirigen a ti como el gentil príncipe.-Sonríe burlón.

Si se dieran cuenta de su verdadero yo, no pensarían igual y seguramente todos se irían de espaldas por el shock. Mirarían a Adair con miedo.

-Si tan solo supieran que no eres nada de eso entonces te llamarían, el príncipe de hielo con personalidad de mierd...¡Agh!-Fue silenciando con un pedazo de carne puesto en su boca.

¿Amor, placer, o deber?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora