III

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•The Boxer y Oshi no Ko no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

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Osaka Shu estaba con su hijo en el interior de un pequeño gimnasio de boxeo.

–Así que este mocoso es tu hijo, ¿Eh?– Un señor de mediana edad comentó mientras lo observaba fijamente.

Al pequeño Yu se le hacía muy parecido a su entrenador K en su vida anterior, solamente esperaba que no estuviera tan loco como él.

–Papá, ¿Quién es el?– Pregunto Yu a su padre 

–Es el señor Fujiwara Keito, hace años fue el instructor de entrenamiento de nuestra unidad, y como puedes observar, ahora dirige un gimnasio de boxeo– Shu le explicó brevemente a su hijo –Y de ahora en adelante será tu entrenador 

No solo era el parecido físico, curiosamente su nombre también iniciaba con ‘K’. 

–¿Cuál es tu edad, mocoso?– Preguntó el señor Fujiwara a Yu

–Diez

–¿Qué sabes sobre el boxeo?

–Golpear y esquivar

Fujiwara Keito resopló con diversión ante las respuestas del pequeño Osaka. Luego señaló un saco de boxeo que había a varios metros 

–Adelante, quiero ver cómo lo haces 

Yu asintió, caminó hasta el saco de boxeo, estando a solo un par de pasos de él, recordó todo el camino que recorrió en su vida anterior como boxeador.

Oscuridad, muerte, sin propósito, con puños llenos de desesperación, y con el dolor y sangre de sus contrincantes se coronó como campeón. Pero en esta vida no iba hacer así, no había oscuridad, había luz, vida, con un propósito.

Uno, dos.

Fueron golpes simples y básicos, una de las primeras cosas que aprendió del boxeo.

Uno, dos. 

Sabía que no sería más que una imitación barata de él, pero quería seguir el mismo camino de J.

Uno, dos.

–Encontrémonos nuevamente en la cima, Jay

A metros de Yu, Osaka Shu y Fujiwara Keito observaron como él pequeño Osaka golpeaba el saco de boxeo.

–Oye, Osaka, ¿Qué tan lejos crees que llegará tu hijo en el mundo del boxeo?– Pregunto el señor Fujiwara a Osaka Shu 

–Para ser franco, Entrenador Fujiwara, no lo sé, pero él es y siempre será mi pequeño campeón 

Fujiwara Keito sonrió ante la respuesta dada.

–Pues no te equivocas, en unos años, ese mocoso será un campeón….

Él se dio cuenta con solo ver los dos primeros golpes dados por Yu al saco de boxeo. Era un simple combo de uno y dos, aún así, no eran los golpes de un niño novato que recién iniciaba a practicar boxeo, no, era muy diferente, la diferencia era abismal, él no estaba viendo a un niño novato golpear, estaba viendo a un veterano del boxeo con un talento inhumano.

El Boxeador y la Idol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora