Los desayunos no habían sido un problema las 2 primeras semanas, Noel siempre le preparaba cosas ricas a Edgar y lo consentía bastante, pero el periodo de comida chatarra había terminado y luego al iniciar su tercera semana de vivir juntos, Noel preparaba unos sándwiches, con pan integral, lechuga y demasiadas verduras, además usaba un aderezo que él mismo preparaba y era natural, además de solo poner un poco, solo para el sabor.
Edgar salía bostezando de la habitación, cuando vio el desayuno de ese día.
- Que es esa selva con pan?
- Son sándwiches saludables.
- Saludables? Siempre lo son no?
- Si los preparas con 3 kilos de mayonesa, nada de verduras y jamón grasiento... no, no lo creo.
Un día para cenar, eso había preparado Edgar, y desde entonces tenía prohibido entrar a la cocina a preparar cualquier cosa que no fueran cereales o vasos de agua.
- Bueno, pues que te aproveche tu selva con pan... yo quiero...
- Solo hay esto.
- Pero puedo preparar...
- Solo hay ingredientes sanos.
- Pero...
- Necesitamos comer sano, ya fueron 2 semanas buenas de comida chatarra.
- Para la comida chatarra nunca hay tiempo límite.
- Si que lo hay, y es a partir de hoy.
- Bueno... pero yo no quiero una selva como la tuya... y quiero más aderezo.
- Bien... ese es natural de todas formas.
- No te tomas demasiado en serio lo de la alimentación?
- Es solo para tener un buen sistema digestivo y no se me dañe nada por dentro.
- Que novio tan aburrido me vine a conseguir.
- Ah gracias, yo también te quiero.
- Entonces hazme unos huevos con tocino si?
- No.
- Unos hot cakes?
- No.
- Ash! Bueno, me haré mi arbolito de sándwich personalizado.
Y se situó a un lado de Noel, pero Edgar no tenía muchas ganas de comer eso, así que en un plato se sirvió las verduras y de mala gana tomó un tenedor y comenzó a comer.
- Me siento conejo.
- Entonces eres un conejo muy lindo.
- Que vamos a cenar?
- Pollo a la plancha con ensalada.
- Más selva para la cena?
- No es selva Edgar.
Cuando Noel lo llamaba por su nombre, sabía que comenzaba a irritarse.
- Como digas... pero eso parece.
- Mira Edgar...
Oh, oh.
- Si no te gusta sal y compra lo que tu quieras comer y yo me hago mi comida y tu la tuya... y ya te dejas de quejar.
- Pues si.
Y le dejo el plato con verdura sin terminar en un lado a Noel.
- Y lavas tu los platos por tu desastre de selva.
- Como si no los lavara yo siempre.
- Cómo dices?
- Siempre los lavo yo, así como siempre me encargo yo de todo en la casa, porque tu no sabes...
Se detuvo en seco al notar que los ojos de Edgar se inundaban de lágrimas.
- Si tanto te pesa entonces dímelo, digas lo que digas, si sé hacer las cosas Noel.
El resto del día, Edgar no pudo concentrarse en clases, apenas y participó y, solo pudo poner atención a cuando les dijeron que debían comenzar a buscar donde hacer sus prácticas profesionales, esto regreso a Edgar a la realidad... ya iba por su último año de universidad y faltaban meses para que se graduara.
Al llegar ese día a casa, (ya que era su día libre en el restaurante), vio a Noel frente al televisor, no parecía muy concentrado, y miraba constantemente el reloj en su muñeca.
- Hola. - Saludó Edgar.
- Hola.
- No vas hoy al gimnasio?
- Si, pero abre a las 5 y aún falta para eso.
- Ah.
Ninguno dijo nada más, Noel fue a la nevera y notó que había incluso más frutas y vegetales que esa mañana, eso lo hizo enfadar.
- Noel!
- Qué?
- Llenaste completamente el refrigerador!
- Y?
- Que ya no hay espacio para lo que yo voy a comprar más tarde.
- Claro que hay espacio, no seas dramático.
- No, no lo hay! Lo hiciste apropósito!
- Ah si, soy terrible, perdón por comprar comida que si nos deje algún provecho.
- No se trata de eso! Habíamos acordado algo en la mañana!
- Si, y por cierto, cuando vuelva del gimnasio no quiero que haya trastes para lavar.
- No me trates como a tu servidumbre!
- No lo hago! Te estoy diciendo algo! No puedes hacerme un simple favor?
- No es lo que pides, si no como lo haces!
- Ya basta Edgar! Deja de pelear por cada mínimo detalle, así nunca vamos a llegar a nada!
- Fuiste tu quien explotó esta mañana!
- Porque te quejaste de unos estúpidos sándwiches!
- Que eran más selva que pan!
- Ya deja de decir eso!
- No lo haré!
- Ya me harté, me voy al maldito gimnasio!
- Estamos hablando! No te puedes ir así!
- Claro que puedo! Está es mi casa! Y hago lo que me da la gana. - Salió y cerró de un portazo.
Edgar sintió que había remarcado más las palabras "mi casa", y entre líneas entendió un "Es mi casa, no de ambos"
Y así se quedó Edgar, con los ojos llenos de lágrimas en medio de la sala y mirando a la puerta.

ESTÁS LEYENDO
Dame tu mano
Romance- Él.. sobrio. - Él... amoroso. - Él... intrigante. - Él... olía tan bien Dios, por qué tenía que oler tan bien? Y por qué no podía dejar de sonreír?