Moon Knight V

Un buen término de día (STEVEN)

Prólogo: Llegas a casa cansada, estresada y triste por el trabajo y porque no vas a poder viajar a Londres para ver a Steven.

Advertencia: La rayis y Steven tienen una relación a distancia.

Steven y tu se habían conocido cuando llegaste al museo a hacer unos trabajos por un par de meses, y en ese tiempo fue que comenzaron a salir, sin embargo tu vivías en Nueva York por tu trabajo, y él en Londres.

A pesar de la distancia, la diferencia horaria y lo difícil que era tener una relación así, ambos trataban de hacer sus mayores esfuerzos porque las cosas resultaran bien. Siempre se dejaban mensajes para que el otro los viera cuando pudiera, tenían un horario para hablar por video llamada, siempre estaban en contacto, se iban a visitar cada vez que podían, se enviaban cartas, etc.

Se suponía que irías a visitar a Steven ese mes, sin embargo tu jefa tenía otros planes y te pidió que te quedaras ya que necesitaba de tu ayuda en el trabajo, y no podías decirle que no, así que tuviste que cancelar tu vuelo y darle la noticia a Steven.

En ese momento ibas volviendo a casa tarde por la noche mientras conducías tu auto, cuando tu teléfono que iba conectado al vehículo por la música sonó y viste el nombre de Steven en la pantalla.

Una sonrisa se formó en tu rostro y contestaste la llamada.

–Hola Steven.–Le saludaste deteniendo el auto en una luz roja dejando caer la cabeza hacia atrás en el asiento.

–Oh querida... no suenas muy bien, ¿Pasó algo?–Te preguntó preocupado del otro lado de la llamada.

–Si, tranquilo, solo fue un día pesado, es todo. Aunque daría lo que fuera por estar contigo ahora, es lo único que necesito.–Le dijiste cerrando los ojos un segundo para contener las lágrimas, y tragaste el doloroso nudo en tu garganta.

–A mi también me encantaría estar contigo ahora querida, prepararte la cena, darnos un baño de agua caliente juntos, darte un masaje y leerte algo para que te duermas...–Te dijo con un tono de voz suave a la vez que volvías a conducir.

–Mejor no digas esas cosas o renuncio ya mismo a mi trabajo y me voy a Londres esta misma noche.–Le dijiste con una sonrisa haciéndole reír mientras entrabas a los estacionamientos de tu edificio.–¿Cómo estuvo tu trabajo hoy?

–Ah... eh... bien... normal...–Respondió algo inseguro lo cual te hizo fruncir el ceño.

–¿Estás seguro de que bien? No pareces estar muy seguro.–Le dijiste desconectando el teléfono del auto cuando ya estuviste estacionada, y lo llevaste a tu oído para luego tomar tu bolsa, chaqueta y llaves antes de bajar.

–Por supuesto mon amour, ¿por qué no lo estaría? Fue un buen día, excelente de hecho.

–Que bueno que al menos uno de los dos haya tenido un buen día.–Le dijiste con una sonrisa subiendo al elevador y apretando el botón de tu piso.

–No te desanimes querida, el día aún no termina y quizás podría mejorar.–Te dijo con algo de emoción en su voz.

–Mm... puede ser. Steven voy llegando a mi departamento así que, ¿qué te parece si hablamos después? Lo único que quiero es comer, darme una ducha y dormir.–Le dijiste sacando las llaves de tu bolsa.

Steven solo colgó del otro lado y frunciste el ceño antes de dejar tu teléfono en tu bolsillo soltando un suspiro, y luego levantaste la vista al notar que la puerta se abría y el británico apareció del otro lado con una gran sonrisa.

–Buenas noches mon amour.–Te saludó sin dejar de sonreír.

–No puede ser... ¡Steven!–Dijiste con una gran sonrisa antes de dejar caer tu bolsa al suelo y saltar a dos brazos envolviendo los tuyos alrededor de su cuello y tus piernas en su cintura, mientras él te sujetaba soltando una pequeña risita.

–Te dije que tu día podía mejorar.–Te dijo antes de que te alejaras y le besaras con fuerza dejando tus manos en sus mejillas antes de alejarte y que él te quedara viendo embobado.–Podría acostumbrarme a este tipo de recibimientos...

–No puedo creer que de verdad estés aquí...–Dijiste volviendo a abrazarlo, y Steven cerró la puerta luego de tomar tu bolsa del suelo para dejarla adentro.

Steven caminó al sillón y se sentó contigo aún en su regazo mientras acariciaba tu espalda.

–Cuando me dijiste que no podrías viajar a Londres comencé a buscar pasajes lo más pronto posible, llegué poco después de que tu te fuiste a trabajar en la mañana porque quería tenerte todo listo para cuando llegaras. ¡Ah! Y el director del museo me permitió venir aquí con una visa de trabajo por seis meses para trabajar de asesor en el museo de Nueva York, así que me vas a tener aquí por bastante tiempo.–Te dijo con una sonrisa alejándose un poco para verte a la cara.

–¿Es enserio...? ¿Seis meses?–Le preguntaste con una sonrisita sintiendo tus lágrimas acumularse en tus ojos.

–Mhm, sipi, así es. Pero si quieres puedo volver a Londres y—. Ni siquiera alcanzó a terminar de hablar cuando lo volviste a abrazar con fuerza haciéndole reír.

–¿Quién cuidará de Gus?–Le preguntaste alejándote un poco para verle a la cara, mientras él te observaba con una sonrisa limpiando tus lágrimas.

–Mi vecina lo va a cuidar.

–¿Y cómo entraste aquí?–Reíste ya un poco más calmada que antes.

–Tu vecina me dio las llaves de repuesto que te tiene guardadas, fue difícil convencerla de que soy tu novio pero lo conseguí.–Respondió sin dejar de sonreír.

Soltaste un suspiro y te volviste a acercar para besarlo y abrazarlo mientras él jugaba con tu cabello y acariciaba tu espalda.

–Me alegra tanto que estés aquí, y que te vayas a quedar por tanto tiempo...

–Yo también estoy muy feliz mon amour, ni siquiera quiero volver.–Te dijo haciéndote reír antes de volver a besarte con ternura.–¿Ahora qué te parece si comemos algo de lo que te preparé, luego nos damos un baño de agua calentita juntos, te doy un masaje y después te leo algo para que te duermas?

–Me parece un excelente plan.–Le dijiste con una sonrisa antes de volver a besarlo, mientras él sonreía en tu boca y acariciaba tus caderas.