El chico que me gusta

23 1 0
                                    

En casa de Nancy, su madre le pidió que fuera a buscarle un encargo donde una amiga y de paso que llegara al supermercado a comprarle unas cuantas cosas que le hacían falta en la cocina. 

-Ay mami, me va a quedar muy lejos, puedo dejar para ir al supermercado para mañana?, reprochó Nancy de inmediato.

-Esta bien muchachita, le respondió su madre, -vas entonces mañana al supermercado.

Nancy tenía sus razones para no querer ausentarse tanto tiempo de la casa esa tarde, su madre le creyó la excusa de que le quedaba muy lejos un lugar de otro.

Tan pronto como llegó de casa de la amiga de su madre,  Nancy se fue a su habitación y como ya era una costumbre en ella, se sentó al lado de la ventana a observar el panorama. Podía ver desde allí varios niños que pasaban correteando por la calle, al vendedor ambulante, al heladero, en fin podía ver desde allí como transcurría todo, pero en realidad su único objetivo era ver a aquel chico que se había convertido sin saberlo en su más ferviente obsesión, estaba tan acostumbrada, que solo añoraba que llegara la tarde para verlo pasar. -Acaso habrá pasado ya, pensaba Nancy mirando el reloj de pared que colgaba en una de las paredes de su habitación, -lo normal es que ya para estas horas estuviera por acá. Pasaron los minutos, luego las horas y así se fue la tarde y el protagonista de su hermoso cuento de hadas nunca pasó o por lo menos ella no lo vio. -Y yo que pospuse para mañana el tener que ir al supermercado, se lamentaba la chica. Eran las 7 de la noche cuando escuchó sonar el teléfono, se apresuró a levantarlo segura de que era su amiga Nancy. 

-Buenas noches, dijo la joven al levantar el auricular. 

-Buenas noches, le respondió una voz que quiso reconocer, pero por más que trató no pudo. Era Laura la prima de Edaj que la llamaba. -Nancy como estás?, no reconoces mi voz?

-Pues la verdad es que me suena un tanto familiar, pero no logro reconocerla, le dijo Nancy de una forma intrigada. -espera, Laura que sorpresa! cuando llegaste?, dijo Nancy al reconocer la voz de la prima de su mejor amiga.  

-Llegué esta tarde con mi tío, ah mi primo Jhin también está aquí. Vine a disfrutar un poco de los juegos. 

-Me parece muy bien, por cierto ya terminan mañana.

-Que tal si me acompañas esta noche?, mi prima como que no está de ánimo para ir.

-Perfecto, te espero en casa entonces como en una hora.

Edaj le dijo a su prima que no estaba de ánimo para ir a ver los juegos porque ya había quedado de verse con Siruen en el parque. Necesitaba aclarar con él algunas cosas que la estaban perturbando.

Tal cual lo acordaron se juntaron en casa de Nancy para ir a ver el juego de la noche, el camino se encontraron con Jhin y unos cuantos amigos que también iban disfrutar del partido. Edaj entonces aprovechó para salir al parque a verse con su enamorado. Ella llegó mucho antes que él, tanto que ya estaba pensando que a él se le había olvidado, a diferencia de la vez pasada la noche no estaba tan fría como en aquella ocasión. 

-Me permite la señorita sentarme a su lado? le dijo aquella voz que a ella la hacía sobresaltar, al tiempo de darle un beso en el cuello, -disculpa el retraso. Se sentó y la rodeó con sus brazos. Que rico se sentía estar así, quería que aquel momento fuera eterno. 

-Necesito que aclaremos algo, dijo ella rompiendo con el encanto de aquel abrazo. Estaba indecisa de si contarle o no lo que le había dicho su prima Laura a cerca de él, además estaba el tema de su hermano Jhin, aún se preguntaba de donde se conocían ellos. Tomó la decisión de dejar que todo fluyera y no comentarle nada aún, era mejor disfrutar de aquel momento en compañía de él.

-Dime que quieres que aclaremos?, le dijo él mientras la miraba fijamente. Esa forma de mirarla, la hacía olvidar hasta la existencia, la hacía transportarse a un mundo maravilloso donde solo eran admitidos ellos dos. -Por que mejor no me das un beso como el de aquella noche?, ya tendremos tiempo para hablar después. No le dio chance a que ella pudiera pronunciar una palabra más, sus labios buscaron los de ella cual sediento busca un oasis en el desierto. Ella por su parte correspondió a aquel beso con la misma intensidad con que las olas del mar llegan a la orilla en tiempo de tormenta. Sus manos la acariciaban con ternura por todo el cuerpo, como si quisiera explorar cada contorno de su cuerpo.

-No se que me has hecho, pero me tienes loco por ti, le decía él al oído, mientras le besaba el cuello y le mordisqueaba el lóbulo de la oreja.

Que rico escuchar todo esto, pensaba ella derretida y rendida a sus caricias.

-Quisiera estar así contigo en un lugar más íntimo, le susurró él sin dejar de acariciarla, eso fue suficiente como para que ella entrara en razón y la invadiera la cordura. T no eres así Edaj, que pasa contigo, compórtate como lo que eres, una jovencita que se respeta.

Él sintió la frialdad de ella y la fue soltando lentamente, -perdón si dije algo indebido, no me refería a lo que piensas. 

-No, perdóname tu a mi, dijo ella rápidamente, -es la primera vez que siento algo tan hermoso por alguien, pero no se nada de ti, solo tu nombre, bueno algo de tu nombre, no se si tu corazón tiene dueña, si estas comprometido con alguien mas o algo por el estilo.

Por la reacción de él, ella sintió que efectivamente su corazón no tenía dueña, a menos que que él lo estuviera disimulando muy bien, o por lo menos era lo que ella quería creer.

-No te puedo negar que como hombre no tenga uno que otro amorío por ahí con cualquier chica, pero te juro que nada en serio, y en cuanto a lo concerniente a mi vida en general, puedo decirte que soy hijo único, vivo con mis padres, estoy en el último año del bachillerato, aún no se que voy a estudiar, pertenezco al equipo de baloncesto de mi Liceo. Um, déjame ver que mas debes saber de mi. Ella lo miraba y se echaba a reír. 

-Ah! ya se, me gusta una jovencita que casi se desnuda frente a mi en el baño de la estación de autobuses. En ese momento ambos rieron a carcajadas, luego se abrazaron y volvieron a darse un beso, pero esta vez fue diferente, aquel beso estaba cargado de ternura, delicadeza, suavidad, amor, un beso lleno de inocencia.  

Mientras Edaj y Siruen seguían en el parque, Nancy y Laura disfrutaban del partido que estaba muy concurrido, Jhin se había unido a ellos y la estaban pasando de lo mejor. 


Contigo al fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora