1. ¿Qué tal si todo lo que necesito eres tú?

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¿Estoy temblando? Claro que lo estoy haciendo ¿quién no lo estaría en una situación así? Cuando esos ojos avellana me observan fijamente y van adquiriendo expresión, una que sólo se puede traducir como impaciencia, porque se está desesperando.

-¿Y bien? – me pregunta educado, estoy seguro de que no quiere parecer rudo.

-Claro, seamos compañeros de equipo- le respondo con una sonrisa, esperando que el gesto compense el tiempo que tardé en contestarle algo y que al mismo tiempo no me delate el hecho de que estoy jodidamente nervioso como para decirle algo más.

SeokJin se pasa una mano por la cara y acto seguido toma asiento al lado mío.

-Jesús, estaba dudando de tu capacidad de hablar- me dice y suelta un suspiro profundo.

>> ¿Por qué lo has pensado tanto? -me pregunta volviéndose hacia mí en su silla – Soy un deportista, no un cabrón que se aprovecha de los chicos listos, también me funcionan las neuronas- dice señalándose la cabeza.

- ¿Siempre te adelantas a emitir juicios? - le pregunto consciente de que me mira pensando que no soy más que un bicho raro que no puede atarse la lengua.

Mi mamá siempre dice que desde niño he hablado sin rodeos, sin importarme a quién estuviera dirigiéndome. Yo he notado que la agudeza verbal se me intensifica cuando me pongo nervioso y en este momento estoy tan asustado como Bambi cuando no logra encontrar a su mamá.

SeokJin abre la boca pero la cierra inmediatamente, como si se arrepintiera de lo que fuera a escapársele entre los labios.

KIM- SEOK- JIN. La estrella de futbol de la universidad y casualmente también el hombre más guapo sobre la faz de la tierra.

Todo mundo lo conoce porque es imposible toparte con su cara y olvidarla.

Tiene uno de esos rostros perfectos que sólo puedes ver en las revistas o en los dramas; los ojos avellanados, la nariz pequeña y afilada, los labios gruesos y sonrisa exageradamente blanca.

Además, el tipo es el heredero de una de las cadenas alimenticias más importantes de Corea del Sur. Un chebol.

Lo cual significa que ni en mis mejores ilusiones podía pensar que me estaría hablando porque básicamente yo soy todo lo contrario a él.

-Ahora que lo dices- responde por fin tocándose el labio con la punta de un lapicero – creo que siempre lo hago, pero nadie me lo había hecho notar- dice y una arruguita perezosa se marca en su entre cejo.

- ¿Por qué será? - pregunto en un tono más sarcástico de lo que me gustaría que sonara, pero simplemente se me sale como si fuera un estornudo, sin detenerme a pensarlo.

SeokJin abre los ojos como platos y después se ríe, el pecho se le hincha tanto que pienso que va a colapsar, pero contrario a eso se aprieta el estómago y de su garganta salen sonidos estrangulados. Me encanta su risa.

Me encanta este hombre.

Maldita sea, el tipo es perfecto. Guapísimo, popular y despreocupado.

-Creo que vamos a hacer un excelente equipo JungKook ¿nos vemos mañana para preparar el proyecto? – pregunta levantándose de la silla en donde ha estado sentado.

Del mismo modo en que sería en una película de Hollywood, se pasa una mano por el castaño cabello y la secuencia me sucede ante los ojos como en cámara lenta.

Kim SeokJin ha sido mi crush desde que entramos en la universidad y en ese momento vuelvo a confirmar que no he podido dejar de sentir este amor platónico por él.

-Tengo práctica desde las siete de la mañana, pero estaré libre a la una. Podemos almorzar mientras aterrizamos algunas ideas ¿te parece? – me dice como si estuviéramos habituados a hacer proyectos juntos y no como si sólo hubiera notado mi existencia hace solo un par de horas cuando el profesor Choi pidió hacer este trabajo en parejas.

>> Si gustas puede ser en mi casa – termina de decir impacientándose de nuevo – o donde tú quieras- añade desviando su atención al reloj inteligente que lleva en la muñeca y el que seguramente le costó varios cientos de dólares.

-No me lo tomes a mal, pero ¿podríamos vernos en el local de mis papás? Tienen un negocio de gachas cerca de Insadog. Te enviaré la ubicación, no queda muy lejos de aquí.

Intento no sonar patético, pero no me entusiasma la idea de ir a la casa o más bien, a la mansión de los Kim. Quizá SeokJin sigue sin saber exactamente con qué persona se acaba de emparejar para ser su compañero durante toda la temporada de materias de verano.

-Claro, te veré a la una treinta ahí – acepta - ¿tienes dónde escribir? – me pregunta y un segundo después su mirada vuelve al reloj de pulsera.

Flamingo Pink.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora