Frente al Abismo

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Alexandro mira desde el borde. El polvo cae y desaparece, dispersado por el viento breve que acaricia la altura. Sopla sobre sus oídos, como bailando por sus orejas. Mira el abismo fijamente, pero su mente está lejos... Aunque a veces llega al fondo, con un golpe seco.

- ¿Por qué no saltas de una vez?- Pregunta la sombra. La ve a unos metros, pero es como si le susurrara al oído.

-Salta tú si quieres, y me dejas en paz-

-¿Cuántas veces te has imaginado gritando mientras caes?

- Ninguna. Creo que me quedaría sin aliento. A veces creo que disfrutaría el momento e intentaría volar.

La sombra se movió para verlo de frente.

- ¿En verdad te imaginas volando?

- Puede que sea irracional, pero es el momento en que quiero aprender.

-Si quieres te empujo. Los pájaros empujan a sus crías.

Alexandro levantó la mirada y fulminó a la Sombra con la mirada:

-Ni tengo plumas, ni eres mi padre. 

Se levantó y echó un último vistazo. Oteó el horizonte. El sol le dolía, pero igual le encantaba. El calor le consentía la cara, mientras que el viento lo laceraba. Dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el Bosque.

-Se está haciendo tarde- Dijo la sombra, como quejándose de la decisión de Alexandro.

-¿Y qué?

-¿Cobarde para saltar pero no para que te asalten?

- Aquí no hay nadie. Y no soy un cobarde por no saltar. 

-Tampoco los erías si lo haces, ¿No es lo que has dicho?

Alexandro guardó silencio. Las ramas y hojas secas crepitaban bajo sus pies. Se adentraba entre los árboles. Sombra no se callaba un instante.

- Nunca habías estado en el bosque durante la noche.

- Sí lo he estado.

- ¿Es cierto o te lo imaginaste?

- Un invento muy vívido entonces-

- Suelen decir que eres un farsante- Sombra tenía ese tono burlesco tan molesto que solía taladrar en la cabeza de Alexandro. -Está bien, no saltes... vamos a buscar  a alguien que merzca morir.

Diálogos y Sombras: Reflexiones de un Alma AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora