No demos todo por perdido |1|

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PARTE 1

Estaba allí su cuerpo, pero su mente estaba en otro lugar.
Más concretamente en aquella cabellera negra y brillante que bailaba de manera sensual al ritmo de Unholy. Contorneando las caderas a un lado y al otro, bajando de manera provocativa hasta el suelo, para luego subir con una lentitud tormentosa y repetir los mismos movimientos una y otra vez. La falda, extremadamente corta, que había elegido esa noche le provocaba un revoltijo de emociones cuando, impulsada por el movimiento de su propio cuerpo, se alzaba a vuelo dejando más piel aún sin cubrir. Lucas sentía un calor abrasador correteándole de pies a cabeza ante tal imagen. Cualquiera diría que era su mejor amiga y no la mismísima Afrodita intentando nublarle la razón.

Sus ojos se perdían en esas piernas tatuadas calzadas por unas medias red y unas botas hasta la rodilla que había tomado como propias de vestuario. Durante los últimos tres meses que había convivido con ella se había encargado de memorizar cada tatuaje, si ahora mismo le hiciesen un examen sobre cada uno de los trazos de su piel estaba seguro que aprobaría con nota de honor. Tenía 28, los había contado una noche en la que ninguno podía dormir y Naiara le respondió que eran 30, pero que dos de ellos no eran perceptibles a ojos de cualquiera y que se tendría que esforzar más la próxima vez para encontrarlos. Eso lo encendió y en ese momento deseó tener en frente al genio de la lámpara de Aladdin para que le concediese tres deseos, y él hubiese pedido tres veces lo mismo, solo para asegurarse de que se cumpliese. Ver esos dos tatuajes que le faltaban por descubrir.

Las manos de Álex ancladas sobre la cintura de la pelinegra le hicieron apretar el vaso de roncola con rabia, haciéndole perder -un poco- la cordura. Preguntándose porqué carajos la estaba tocando de esa manera, obligándose a buscar a Denna entre la multitud para ver que estaba haciendo más importante que acompañar a su novio esa noche, sintiéndose tremendamente idiota por sentir ¿celos? de su amigo.

Claudia notó el grado de incomodidad que se había instaurado en el ambiente, el mismo ambiente que ella se había encargado de crear durante toda la noche y el cual no estaba dispuesta a romper. Así que después de dirigir la mirada hacia el mismo lugar en la que su novio la tenía fija desde hacía ya un buen rato, y al ver como ella cruzaba su mirada con él, se giró a su dirección y, con una sonrisa maliciosa en el rostro, enroscó sus brazos en su cuello para besarle de forma torpe y desesperada. Ansiosa por volver a sentir de manera más íntima a su chico. Quería demostrarle al mundo a quien pertenecía esos labios. Quería demostrarle a ella que él era su novio.
Lucas siguió el beso como pudo. Entendía la necesidad de Claudia de sentirlo, a pesar de que le daba bastante pudor sentirse observado por sus compañeros y su propia familia. Pensamiento que nada tenía que ver con la realidad, pues cada uno estaba ensimismado en su mundo sin prestar mucha atención a lo que ocurría alrededor. Excepto Naiara, Naiara sí estaba pendiente a cada movimiento que hacía uruguayo.

Álex fue el encargado de interrumpir la escena. Aprovechando que Lucas se encontraba únicamente acompañado de su novia, y no de un bulto de gente como el resto de sus compañeros finalistas, se acercó a él para abrazarle y darle la enhorabuena por ese quinto lugar.

— Os lo dije hermano, os lo dije a los tres. "Os quiero ver en la puta final" —se imitó a sí mismo, orgulloso de haberlo manifestado semanas antes— y en la puta final habéis estado.

Lucas lo abrazó con fuerzas. Había sido un apoyo fundamental para él dentro de la academia, un amigo incondicional, un hermano. Se había desahogado tantas veces con él que si quisiera podría exponerlo de mil formas diferentes. Empezando por la fuerte atracción que sentía por Naiara y que había tratado de justificar achacándolo a la convivencia y la nula comunicación con el exterior. Seguido por la falta de sentimientos hacia su novia, que le habían llegado a sofocar alguna que otra vez pero recuperando finalmente la templanza al tener la certeza que volverían a inundar su corazón una vez la volviese a tener en sus brazos.

One shots | LUNAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora