⊱───────────•───────────⊰Las cartas, escritas con tinta de luto, se enviaron al amanecer del día siguiente. Familias y allegados a los fallecidos recibirían las palabras impregnadas de tragedia.
La noticia pronto iba a expandirse. A bordo del barco que surcaba las aguas hacia Hostibus, cuatro nuevos voluntarios, destinados a trabajar en Lux, encontraron su fin. Un mal augurio desde el principio, pues una vez que llegaron a su destino; un niño se transformó en un Obscurus y junto a la suya se cobraron dos vidas más. La muerte, como un manto negro, se cernía sobre todos, oscureciendo el horizonte de Lux que alguna vez brilló con optimismo.
Muchos apostaban a que el ministro estaría allí en unos pocos días, listo para dar por terminado el proyecto. Todos en el castillo del Dragón anhelaban regresar a casa, con excepción de los niños que requerían de la rehabilitación mágica para reintegrarse en la sociedad.
En medio de la desolación, Hermione Granger cargaba el peso de la pérdida. El recuerdo de Lewis la atormentaba. Deseaba refugiarse en algún rincón y llorar hasta que la pena en su corazón se desvaneciera. Pero no podía permitírselo. Los niños, vulnerables y asustados, dependían de los adultos como faros en la tormenta. Lo supo cuando visitó los dormitorios de los pequeños para tener la certeza de que estuvieran bien, al menos de forma física.
—Profesora Granger —una niña de siete años, Arabella, tiró de su túnica azul dos veces para llamar su atención—. Quizá Lewis no quiso regresar a su hogar, por eso se transformó en ese fantasma.
Hermione luchó por mantener la compostura frente a la pequeña. Arabella podía comprender la magnitud de la tragedia. Para ella, Lewis simplemente se había convertido en un espectro, víctima de sus propios temores. Pero los rumores entre los niños mayores se propagaban como sombras: los desharían, los abandonarían.
—A mí tampoco me gustó ver a mis abuelos de nuevo —suplicó Arabella con ojos llorosos—. Me gusta estar aquí y no quiero ser un fantasma. Por favor, déjenos quedarnos.
Hermione acarició la cabeza de la niña, un gesto maternal que había aprendido a lo largo de los años. La tranquilizó con promesas, algunas fueron silenciosas: nadie más se convertiría en un fantasma.
Si los abandonaban en ese momento, el destino de cada pequeño sería igual al que Lewis había experimentado. O quizás el Ministerio optaría por algo aún más siniestro para ellos.
La sociedad, en su afán de protegerse, a menudo mostraba una dualidad inquietante. Sacrificar a aquellos que representaban un peligro era solo la punta del iceberg, un reflejo de los bajos instintos que anidaban en lo más profundo de su ser.
El centro de rehabilitación para niños mágicos, conocido como Lux, contaba con un total de cuarenta empleados. La mitad de ellos llevaba ya dos años trabajando en el castillo y, al estar familiarizados con los niños, no escatimaban en brindarles apoyo. Sin embargo, diez de los nuevos empleados de la otra mitad deseaban renunciar en ese mismo instante. La mala fortuna los había llevado a enfrentarse con la parte más peligrosa del proyecto.
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Hermione Granger Y La Maldición Malfoy
FanficCuando la madrugada se asomó sobre la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy decidió traicionar a Lord Voldemort. Y al final de la contienda, aquel mortifago salvó la vida de la máxima heroína del mundo mágico; Hermione Granger. Harry Potter ganó, la gue...