XII

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~•Rafael•~

Sabía que era mala idea dejarla ir a ese lugar. Lleva media hora inconsciente y siento que es una eternidad. Escuché voces así que decidí acercarme.

- ¡¿Cómo pudiste abortar a nuestro hijo?! -un joven le dice a Laura molesto.

- Lo siento -susurra ella con lágrimas en los ojos.

- No quiero volver a verte -quise golpear a ese chico, ella acaba de ser casi violada por demonios y lo único que hace es criticar sin saber el motivo.

Me acerque a ella, al verme comenzó a llorar. Le di unas palmaditas en la espalda, estúpidos incubos y sucubos. La enfermera salió de la habitación de mi novia y ambos la miramos espectantes.

- Ha sufrido un leve desmayo por el estrés y el hambre -comenta- Ya está despierta

Ambos entramos y fui directo a abrazarla. Laura la abrazo temblorosa y parecía que en cualquier momento podía comenzar a llorar.

- Estoy bien -susurra Lizbeth con una mueca- Debes cuidarte Laura.

- Mis padres me odian ahora, no tengo a nadie -susurra temblando siendo abrazada por mi novia.

- Nos tienes a nosotros, puedes quedarte en nuestro apartamento todo lo que quieras -dije con preocupación, Lizbeth asintió de acuerdo.

- Gracias chicos -musita abrazando a ambos llorando.

Las enfermeras se llevaron a Laura para hacerle unos últimos análisis antes de dejar que se fuera. Me quedé abrazando a Lizbeth hasta que ella se quedó dormida.

Me retire antes de que llegaran sus padres. Aún no los había conocido y sabía que desconfiaban de mi.

~•Lizbeth•~

Mis padres se largaron una hora después de estar conversando. Observe la ventana con dolor de cabeza, odiaba la universidad. Mientras podía estar de cacería pierdo el tiempo en una escuela.

Lo que le sucedió a Laura me demostró lo que siempre pensé. Si no estás todo el tiempo en cacería nunca podrás defender a alguien. Agarre mi ropa y decidí darme de alta a mi misma.

Salí por la ventana y salte a un árbol cercano. Me apoye en la rama y baje con cuidado. Debería presentar mi renuncia a la Uni, debí tomar el valor hace tiempo.

Camine a la universidad con una expresión decidida. Erik me esperaba, creo que imagina lo que planeo. Observe un permiso y le agradecí con una sonrisa. El director hizo un escándalo por eso así que lo ignore y deje mis libros en su mesa.

Conducí a mi apartamento para dormir un rato. Mi curación desde ese accidente siempre ha sido bastante rápida. Abrí la puerta y observe a Rafael esperando sentado en la sala.

Lo abrace por la espalda con cansancio, el se dió la vuelta y me abrazo acariciando mi cabello. Me besó con dulzura.

- No deberías escapar del hospital, se que es aburrido -me regaña con una ligera mueca.

- Me curo rápido -avise con una pequeña sonrisa.

Alguien toca la puerta así que Rafael camina a abrir. Luke entra con una expresión preocupada.

- Papá y mamá se enteraron que vas a renunciar a la universidad. Creo que vienen hacia acá -Luke dice algo agitado, parece que estuvo corriendo hacia aquí.

- Eso suena mal aunque no pueden obligarme a quedarme -despeine el cabello de Luke y note su expresión, me decía que algo faltaba- Conocí a una niña vampiresa de mi edad, su nombre es Morgan

- Ya me encargo yo -iba a salir pero note que me detuvo.

- Se alimenta de sangre de lobos y zorros -avisa haciendo que Rafael y yo nos miremos- No suele alimentarse de sangre humana y encontró armas raras

- Quieres que la cuidemos de otros cazadores... ¿Estás cuerdo? -indague mirándolo fijamente, ¿sabe acaso en el lío en el que está metiéndome?

Luke se acercó a la mesa y agarro unos dulces y comenzó a comer mientras asentía. Tremendo goloso es este niño, trate de pensar un poco. ¿Armas raras? ¿Acaso encontró esa niña algunas armas divinas?

Por lo que sabía el cuchillo tenía el nombre de Cuchillo de Hela. Faltaba la Lanza de Odin, la Armadura de Brunhilde y la espada Tyrfing.

Eso sería un dolor de cabeza, al menos el Mjolnir no había sido robado. Creo que eso es bueno... Dije creo.

~•Dios•~

Camine por los pasillos de mi palacio en dirección a la enfermería. Miguel acaba de escapar de la enfermería, era demasiado terco para rendirse así de fácil.

- Hola Señor -la voz de Satanás hizo que frunciera el ceño.

- ¿De dónde vienes? -indague a pesar de saberlo.

- De rodear la tierra y de andar por ella. Los humanos son tan destructivos -habla con una sonrisa arrogante.

Si se preguntan que pasa todos los días humanos, Satanás viene a criticar a la humanidad y a pedir su destrucción. Sabe que debe respetar los límites que le puse.

- La humanidad merece una oportunidad de seguir adelante y mejorar -anuncie con calma sabiendo que se quejaría.

- Los humanos te escupen en la cara incluso cuando te sacrificaste por ellos -habla tratando de mostrar respeto pero se que su sonrisa arrogante no puede ocultarla.

- La humanidad tendrá una oportunidad o debo recordarte a mi siervo Job -sonreí al notar la expresión llena de odio de su rostro.

Satanás era como un niño varias veces, cuando no conseguía lo que quiere comienza a gruñir enojado. Se marchó furioso de aquí, vaya mal genio que tenía.

Entre a la habitación de la enfermería y observe a Gabriel durmiendo todavía. Al menos uno de los dos se preocupa más por su salud, tendré que regañar a Miguel por esforzarse demasiado aunque yo soy demasiado parecido a el en ese aspecto.

Eso puede ser un dolor de cabeza varias veces porque siempre me molesta que estén muy heridos. Pero quién soy yo para regañarlos cuando sacaron eso de mi.

- Nada de entrenamientos o batallas durante un mes humano -avise a Gabriel, este hizo una mueca- Sabes que puedo saber lo que haces y harás así que no lo pienses

- No prometo nada -piensa, parece que olvidó que puedo ver sus pensamientos- Si Padre

Ese truco no funciona conmigo así que se que planea escaparse. Lo siento Gab, pero no me gusta ver a mis hijos heridos... Cierto, debo ir a regañar a Miguel.

Rafael ~ Saga Arcángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora