𝙰𝚛𝚝𝚞𝚛𝚘
Por fin había terminado mi turno, ya podía irme a casa si mi hermano estuviera tras del bar, tal vez debe de estar "trabajando horas extras" como si no supiera lo que tiene con su jefa.
- ¿Esperas a Lain? – pregunto Otto, siempre que lo veo me dan ganas de jalarlo de su cabello ondulado y azotarlo contra el piso, me molesta de una manera indescriptible
- ¿Por qué estás aquí? – pregunte, no me hacía feliz verlo – No te gustan los humanos
- Mi madre me mando por ti – ¿Desde cuándo le importo a Magy?
- ¿Y tú auto? –
- Ya no eres un niño Arturo –
- Si nos ven como somos nos van a disparar – es un imbécil
- Eres bueno corriendo primo – ni que lo piense
- Estas loco – y pendejo
- Vamos niño llorón, intenta seguirme el paso –
No hubiera corrido tras de él si no hubiera tomado mi mochila donde iba mi teléfono, si yo corría rápido este maldito lo hacía aún más, el aire en mis pulmones no era suficiente y mis pobres zapatos sufrían por el mal terreno que pisaban.
- ¡Te estas quedando atrás Arturo! –
- ¡Vete al diablo pendejo! – apenas pude decirlo, ya no podía más, cuando llegáramos a casa lo iba a destrozar
El calor empezaba a quemar mi cuerpo, me detuve en seco, había pelo, mucho pelo, garras, al tocar mis dientes eran colmillos.
- ¡Otto! – lo llame, él no se detuvo para ver que me pasaba
No sabía cómo controlar esto, me imagino que con respirar tranquilamente estaba bien, pero ni respirar podía, correr tanto hace ese efecto en mí y la transformación es dolorosa tanto que te quita el aire. "Mantente a raya", me repetía esas palabras constantemente, termine rodando por la horilla de la carretera, no sé qué dolía más, el impacto de mi cuerpo contra las piedras o que mis huesos se rompían para tomar la forma de un oso.
- Buscaran un cuerpo – hijo de perra – Cuando un idiota se atreve a dejarse ver
- Cállate – eran más colmillos que palabras
- Es hora de la caza Arturo – se ve muy pequeño, está arriba de esa colina, veo mi sangre en esas piedras que sobresalen – Es tu turno de ser la presa
Ya lo había sido, cuando ese hombre quiso matarme para estar con mi madre, cuando esos niños me perseguían para golpearme, cuando esos hombres en el bar me acosaban, muchas veces era la presa, pero ... Carajo, hoy no, hijo de perra, hoy no seré presa de nadie, baja, baja maldito, tu ceras mi presa.
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En Lo Profundo Del Bosque
FantasySu mundo no era perfecto, pero funcionaba; estaba en orden, hasta que Nicolás Brown llegó y lo sacudió todo. Le trajo cosas nuevas, tan nuevas y hermosas que no pudo dejarlo ir, a pesar de que no era lo que creía. Pensó que lo dejaría y todo acabarí...