Capítulo 53: El comienzo

39 5 5
                                    

El viaje de negocios repentino de Christopher había dejado a Dulce enfrentando la soledad forzada en su relación. Su avanzado estado de embarazo, junto con su delicada salud, la mantenían restringida de acompañarlo. A punto de entrar en su octavo mes de gestación, se encontraba más exhausta de lo habitual. Para contrarrestar la tristeza que acechaba en la distancia de su pareja, buscaba refugio en la empresa en ocasiones, mientras que en otros momentos se retiraba a la cabaña en búsqueda de paz y claridad mental. Sin embargo, incluso en esos lugares tranquilos, la ausencia de Christopher se hacía sentir de manera abrumadora.

Dulce había perdido por completo el control sobre los movimientos de su pareja. La incertidumbre alimentaba su intranquilidad. Al saber que Sofía, viajaba con él, imaginó que eso podía darle más seguridad, pero, aun así, sus pensamientos giraban obsesivamente en torno a la distancia que los separaba y a la desconfianza respecto a las acciones de Christopher.

La ansiedad de Dulce no conocía límites. Se hallaba inmersa en un mar de preocupaciones, centradas tanto en su propio cuerpo como en el estado de su relación. Los cambios físicos propios del embarazo le generaban inseguridades, hundiendo su autoestima a niveles preocupantes. Cada día sin la presencia de Christopher se convertía en un desafío mayor, un recordatorio constante de su ausencia. A pesar de que apenas habían transcurrido dos días desde la partida de él, una semana completa sin su presencia se vislumbraba como un tormento insoportable para ella. La distancia se volvía cada vez más angustiante, y el anhelo de reunirse nuevamente con su amado se intensificaba con cada hora que pasaba.

Christopher estaba determinado a mantener viva la conexión con Dulce. Consciente del desafío que suponía su ausencia para ella, se esforzaba por mantener una comunicación constante. Ya fuera mediante mensajes de texto durante el día o videollamadas nocturnas, buscaba estar presente en su vida tanto como le fuera posible. Sin embargo, entre la vorágine de sus compromisos laborales y la distancia física, no lograba captar completamente la inestabilidad emocional que ella experimentaba. Para él, las llamadas y los mensajes eran muestras de amor y preocupación, pero no alcanzaba a percibir la profundidad de los sentimientos de su pareja. Sumergido en sus propias responsabilidades y preocupaciones, no podía discernir la tormenta emocional que ella estaba enfrentando en su soledad. Para él, la distancia era una barrera que intentaba sortear con gestos de cariño.

Aconsejada por Gabriel, su terapeuta, Dulce se obligaba a asistir todos los días a terapia donde últimamente le costaba más de lo normal expresarse. En esta oportunidad, Gabriel decidió utilizar un método menos evasivo para ella y le preguntó acerca de los inicios de la relación con Christopher.

Con un brillo de amor en sus ojos, recordó el momento en que el destino la había llevado hacia un nuevo camino lleno de posibilidades.

- Yo estaba negada a cualquier cosa que tuviera que ver con involucrarme con un hombre - admitió casi incrédula, reflejando la resistencia que había sentido inicialmente ante la idea de abrir su corazón a alguien nuevo. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. - Viajaba tres veces por semana intentando conseguir buenos negocios sin darme cuenta de que frecuentaba sus vuelos - reveló con una sonrisa traviesa, recordando las circunstancias fortuitas que la habían llevado a cruzar su camino con el de Christopher. - Él se acercó un día hacía mí y me entregó su tarjeta con palabras seductoras, me invitó a tomar un café indicándome que lo llame - relató, recordando el momento en que su historia con él había comenzado a escribirse. A pesar de su resistencia inicial, el destino parecía empeñado en unir sus caminos. - Por supuesto que no lo hice... - admitió Dulce, reflejando la cautela que había sentido ante la idea de embarcarse en una nueva relación. Pero la vida parecía empeñarse en cruzar sus caminos, y horas más tarde, su encuentro fortuito en el ascensor del mismo hotel donde se hospedaban había sido el primer paso hacia un futuro que nunca hubiera imaginado.

Nuestro encuentro ImaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora