¡The Future Of Hell Belong To The Vee's!

LA VOZ DEL PUEBLO

Vox populi, la voz del pueblo.
Me gusta pensar que de ahí viene el nombre de Vox, muy apropiado para el demonio de los medios de comunicación, quien controla las emisoras en el infierno.

Aquel demonio, capaz de controlar a las masas.

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El pequeño niño mira el televisor, como hipnotizado, le encantan los programas de concursos, la habilidad del merolico conductor, para captar la atención de los asistentes en el estudio. Es asombroso, ojalá él tuviera esa habilidad, para llamar la atención de sus padres o algún amiguito.

Al ser hijo único, siempre está sólo. Su padre, un importante empresario, regularmente está fuera de casa y su madre, bueno, una esposa consentida, que se la pasa visitando centros comerciales y chismoseando con sus amigas igualmente adineradas. No son millonarios, pero ciertamente gozan de un estatus privilegiado.

-¡Papá, mira!- el infante, feliz y orgulloso, intenta mostrarle sus excelentes calificaciones a su padre.

-Ahora no Víctor, estoy ocupado- el hombre no despega la mirada del periódico. El niño con mirada gacha, se dirige hasta su madre, quien charlaba por teléfono y se pintaba las uñas. Víctor sabe que cuando alguno de sus padres habla por teléfono, no debe interrumpir, es un niño muy educado. Resignado, el niño regresa a la estancia y enciende el televisor.

...

-Víctor, cariño. Mamá saldrá por un rato- la mujer enciende la enorme caja boba, besa a su pequeño niño en la frente -Pórtate bien, sé obediente- se despide y abandona a toda prisa su domicilio.

Victor mira cómo, poco a poco la imagen en blanco y negro, se va volviendo nítida, aunque la pequeña pantalla no es de mucha ayuda.

Concursos de preguntas y respuestas, de habilidad y agilidad mental, predicadores religiosos, todos aquellos extraños son los amigos de Víctor, ya que es un chico tímido, socializar con otros niños, no se le facilita, además de ser un mimado, tampoco le simpatiza a otros niños de su edad; los adultos lo adoran pero los demás niños lo rechazan.

Toda la información inútil que proporciona la TV, educa el pequeño y tierno cerebro infantil, que absorbe información, como si de una esponja se tratase, manipulación e interacción con la sociedad.

Todos se ven felices en los sitcom y talk shows. Los fervientes creyentes del predicador dominical, le rinden culto y admiración. Y eso se convierte en el objetivo de Víctor.

...

No tiene corazón, no hay lugar para eso, a la hora de cerrar negocios. Y ni por error se equivoca, no tiene nada que envidiarle a ningún ser de estatus inferior, ¿Familias felices?, ¿Amistades leales?

No gracias, el dinero y la religión, son poder y con ese poder, se mueve al mundo.

Aprendió muy bien, las lecciones de vida, que le dió la T.V.
Victor pronto descubrió una forma fácil de hacer dinero y esa era a través de las creencias y la fé de las personas.

Es carismático y tiene labia y Contradictorio a lo que promulga, la perversión y la riqueza mal habida abunda en su entorno. Víctor se convirtió en predicador religioso y gracias a las influencias y contactos de su familia, consiguió un programa muy popular en la televisión, presentando pseudo milagros y ofreciendo costosas conferencias donde enseña a cambiar la vida de la gente y conseguir el éxito y la paz interior.

Pero con el nombre de Dios no se juega.

Bien dice el segundo mandamiento, "No tomarás el nombre de Dios en vano".