CAPÍTULO 52: LA PÉRDIDA

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POV Engfa

En esa fracción de segundo mi cuerpo se congeló, la imagen de Charlotte tirada en el piso con sangre hizo que mi cuerpo entero se detuviera. Como si hubiera entrado en otra dimensión, solo podía temer perderla. Podía escuchar mi respiración y el lento latido de mi corazón, casi deteniéndose. No estaba sola, había alguien con ella en el piso, el cuerpo a lado de ella, haciendo la escena más inquietante.

Mis ojos se alejaron de Charlotte y aterrizaron en la rubia que mantenía un objeto contundente en sus manos. Teresa puso sus ojos en mí y su expresión era casi indefinida. Una mezcla de miedo, desesperación y enojo. Y como si una mecha hubiera tenido contacto con fuego, reaccione.

—Tú... ¡La mataste! —dije en una voz pequeña. —¡Hija de perra, la mataste! —grité con desesperación.

Mi único pensamiento en ese instante era:

"Si ella se había llevado a mi mundo, yo me llevaría el de ella"

Entonces, sin tener control sobre mí, caminé hacia Teresa con alarmante velocidad. El enojo y el dolor explotaron en mi pecho de una manera loca e irracional, que mi único deseo en ese momento era matarla. Empuje su cuerpo bruscamente, haciéndola caer sobre una pequeña mesa, haciendo que todas las cosas cayeran al piso. Me miró asustada, dejando caer el arma con la que había disparado a Charlotte debajo del gabinete. Me moví hacia ella y levanté su cuerpo por la blusa que estaba usando, lanzando a la mujer duramente contra el piso.

—¡Suéltame! —grito desesperadamente.

Rápidamente, me coloqué sobre ella, sujetándola en el suelo. Con una fuerza descomunal la golpeé en el rostro. Una, dos, tres veces hasta que vi sangre salir de su nariz.

—¡Terminaré con tu vida! —dije llorando de forma desesperada, mientras golpeaba a la mujer con todas mis fuerzas.

—¡Perra! —grito tratando de empujarme.

—¡La mataste! ¡Mataste a Charlotte! —grité entre lágrimas que rodaban por mi cara.

—¡Quítate de encima! —me empujo de nuevo.

Pero mi cuerpo simplemente estaba fuera de control, golpeé a la mujer con el coraje, dolor y odio que había crecido en los pocos segundos que vi a Charlotte en el piso. Teresa fue capaz de posicionar sus manos en mi cuello y donde araño fuerte, haciéndome gruñir de dolor. Pero no me rendiría. La golpeé en la cara sin piedad ni clemencia, la mataría a sangre fría. Ni siquiera podía sentir el dolor en mis puños que se azotaban fuertes en la mujer, o sus fallidos intentos de detenerme. Era como si un golpe de adrenalina me hubiera llegado, llevando a la superficie los más terribles instintos.

—¡Vas... —le di una fuerte bofetada. —A pagar por esto! —grité, dándole un puñetazo a la cara.

La mujer lloraba entre gritos desesperados, y en un descuido me sujetó fuertemente. Girando su cuerpo contra el mío, haciéndome caer al piso. Teresa me dio una bofetada que seguramente dejaría una marca. Sus manos fueron hacia mí desesperadamente tratando de defenderse. Traté de sujetar sus brazos, pero era casi imposible. La sujeté del enmarañado cabello, jalándolo fuerte y haciéndola gritar. Por una fracción de segundo se distrajo por el dolor, dándome la oportunidad de darle vuelta a la situación. La empuje fuertemente, haciéndola golpear el escritorio de la oficina.

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora