Evelyn

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Han pasado apenas tres años desde la muerte de Katherine. Nunca pude recuperar su cuerpo y lo único que me queda de ella son una foto, nuestra habitación, su ropa y su teléfono.

Caí en una profunda depresión que me está consumiendo día a día. Aunque logramos vengar su muerte al acabar con Ryan, no siento ningún alivio. El vacío sigue ahí, persistente, sin desaparecer.

Ahora estoy en el trabajo, en medio de una reunión, pero la verdad es que me resulta indiferente. No puedo concentrarme en nada más que en Katherine y en lo que pudo haber sido si tan solo la hubiera podido salvar. Agradezco que esta reunión esté llegando a su fin, lidiar con estas personas es un tormento. Mi amigo Nick se quedó en la sala conmigo.

—Tienes una expresión que parece que estás a punto de colapsar.— dijo Nick mientras me observaba.

—Anoche no pude dormir.— me justifiqué.

—Dios, Axel, ¿Cuándo aceptarás que ella se ha ido?

—Estás equivocado, sé que sigue aquí.

—Axel, debes aceptarlo, ya no está.

—Si eso es cierto, ¿Por qué su cuerpo no fue encontrado entre los escombros?

—Axel, cuando ocurrió la explosión, todo fue un caos y todo se derrumbó.— yo sabia eso pero no podía aceptar esa realidad—. Mira, Axel, al menos lograste vengarte y matar a ese desgraciado.

—Lo sé, lo matamos, pero eso no trae de vuelta a Katherine.

—Lo que necesitas es salir, llevas tiempo aislado aquí y en tu casa desde ese día.

—No puedo...

—Si puedes, pero simplemente no quieres.

—Ella era mi mundo.

—El mundo se ha ido. ¿Por qué no vamos a un club nocturno? Yo pago.

—No, Nick.

—Vamos, hombre.

—Tengo que cuidar a mis dos hijos.

—Hoy le toca a Abigail cuidarlos, vamos, solo esta vez.

—Si insistes…— dije sin poder resistirme.

—Conozco un buen lugar.

—Está bien, como tú digas.

Nick y yo nos reímos. Seguí con mi trabajo y a medida que pasaban las horas, me sentía cada vez más cansado. Una vez que terminé de organizar todo y revisar los documentos, los entregué a mi asistente.

Me levanté de la silla y tomé mi chaqueta que estaba colgada en ella. Nick entró sin previo aviso, lo que me hizo asustarme.

—¿Estás listo?

—Sí.

—Perfecto, vamos.

Salimos de la oficina y tomamos el elevador. Mientras descendíamos, me arreglaba el traje.

—Por cierto, ¿Dónde se encuentra este club nocturno?— pregunté curioso.

—Está cerca, es muy nuevo y solo admiten a personas influyentes.

—¿Por eso quieres llevarme?

—No solo por eso, también hay chicas que saben divertirse.

—Yo no iré por las chicas.— marqué una línea clara—. Solo iré a tomar unos tragos y me iré.

—Vamos, no eras así antes, solo una vez.

—No.

—Por favor.

La Sombra Del Pasado ✓ [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora