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Capítulo 24

Haerin esperaba que Hanni se quebrara un día y comenzara a llorar sin control, diciendo lo mucho que extrañaba a Hyein y cuánto quería matar a Danielle por arruinar lo que tenía con su cara de pato, sin embargo, lo que no esperaba era verla llegar del brazo con una chica morena y guapa, sonriendo como si nada.

Incluso Minji dejó de comer los pastelitos que compró de Haerin para observar a las recién llegadas con confusión.

—Se ve como si quisiera sacarte la ropa —dijo Minji como si nada, frente a la morena.

—Es estudiante de intercambio —dijo Hanni alegremente.

—¿Es de un país tercermundista? —siguió preguntando Kim.

—¡Que grosera, Minji! —se quejó Hanni sin dejar de sonreír—. Es de Sudamérica —miró a su invitada con coquetería—. Se llama Lucía.

Haerin escupió la bebida en su boca sobre Minji, que parpadeó.

—Qué asco, Haerin —regañó Minji—. ¿Habla nuestro idioma?

Hanni se encogió de hombros, indiferente.

—Mira, es guapa y quiero-

—Oh Dios —Chaewon se puso de pie—. ¿Quieres sacarle celos a Hyein?

—¡Claro que no! —Hanni puso una expresión ofendida—. Mi vida no gira en torno a ese pato traidor, así que como estoy soltera ahora, quiero aprovechar todo el sabor latinoamericano.

—...

—...

—...

—Hanni, ¿sigues leyendo esas porno baratas?

—¡No se puede hablar con ustedes! —con una expresión indignada, Hanni se aferró al brazo de la de piel morena, girándose—. Vámonos, Lucía, nadie nos entiende.

La aludida la miró, sonriendo.

El grupo de amigas contempló de forma atónita como Hanni se marchaba con las mejillas rojas, mientras su invitada no dejaba de mirarle el culo.

—Haremos como que esto nunca ocurrió, ¿cierto? —preguntó Haerin.

—Por supuesto que sí —contestaron sus tres amigas.

Pero, al parecer, lo que fuera que se estaba proponiendo Hanni funcionaba a la perfección, porque Hyein y Danielle salieron del edificio, y la primera se quedó viendo a su exnovia del brazo de una desconocida, hablándole melosamente y riendo en voz baja. Danielle le hizo una seña a Hyein, sin embargo la más alta parecía furiosa y rabiosa.

—Me sacarán un dolor de cabeza —murmuró Yunjin suspirando.

Volvieron a comer en silencio, cada una preocupada de lo suyo.

—¿Irás a ver a Eunsoo conmigo? —le preguntó Haerin en voz baja a Minji.

—Claro que sí —la azabache cerró su envase con un suspiro—. ¿Cómo está ella?

Los ojos de Haerin se volvieron un poco lejanos.

—Ella dice que bien, pero sé que no quiere preocuparme —mordió su labio inferior—. El doctor dijo que no le daba más de dos meses de vida —Min le tomó la mano—. ¿Qué haré yo sin ella, Minji?

—Saldrás adelante —le besó la mejilla—, me tienes a mí.

Haerin levantó la vista, sonriéndole mientras la abrazaba por el cuello.

—¿Siempre estarás a mi lado? —la menor le besó la clavícula—. Eres tan linda, Minji.

—No soy linda —refunfuñó.

—Sí lo eres —Haerin le dio ahora un beso en los labios—. Cuando te veo, me dan ganas de comerte a besos.

—Me estás dando diabetes —se quejó la mayor sonriendo de lado, en tanto Haerin se frotaba contra ella como si fuera un gato.

—Te quiero —le murmuró—, te quiero tanto, Kim Minji.

—Voy a morir de sobredosis de azúcar —Kim fingió que le daba un infarto y su novia comenzó a reír, pero antes de poder decir algo, su móvil comenzó a sonar.

—¿Hola? —contestó Haerin en tanto Minji le apretaba las mejillas—. ¿Qué? ¿Eunsoo... qué? —una pequeña pausa mientras la castaña palidecía—. ¡Voy para allá, estoy en cinco minutos! —Minji se sobresaltó por el grito histérico, e incluso Yunjin y Chaewon la observaron con sorpresa.

—Rin, ¿qué pasa, mi amor? —le preguntó, viendo a la menor ponerse de pie.

Haerin sollozó.

—Eunsoo tuvo una recaída —apretó la camisa de Min, sosteniéndose a ella—. Eunsoo se va a morir, Minji.

Minji sólo pudo abrazarla.

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