08. ¿Engaño?

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La gran espada sagrada de Cataclismo del celestial Hyperion. Una espada con la capacidad de destruir todo lo que tocase, su poder era igual, o incluso, más poderoso que el Cosmos del Dios Apsu; en estos momentos la salvación para Aegir, el Pallasite de segunda clase.

Gracias al poder de la espada había logrado destruir la gran entrada de Palaestra, y junto con ella, logrado derribar a Genbu.

Ver a su maestro en el suelo y sin señales de levantarse, los caballeros de bronce entonces actuaron. Portaron sus armaduras y se lanzaron en ataque hacia su enemigo, pero claro que con la ayuda de la espada de Hyperion, el Pallasite no se dejó intimidar por los jóvenes. Creyendo que ya tenía la victoria en sus manos al haber matado al caballero de Libra, aunque grande fue la sorpresa de todos al ver a Genbu de nuevo en acción.

Sin importar los comentarios de los jóvenes Genbu se plantó frente a ellos sin permitirles interferir en su pelea, sin embargo, Aegir no se dejó intimidar y con la ayuda de la gran espada de Cataclismo detuvo el tiempo de todos los Caballeros y personas de Palaestra; aunque en general sería de todo el mundo.

—— no fuiste capaz de proteger Palaestra.

La burla del Pallasite aumentó la ira en el caballero Libra, elevó su Cosmos pero paró abrupto al sentir la débil energía de los seis Caballeros, aunque a Aegir no le sorprendió mucho por pensar que sería a causa de sus nuevas armaduras, pero el que si lo inquietó fue ver que también el pequeño Caballero de Acero se mantenía consciente, algo ilógico ya que los Caballeros de Acero no poseían cosmos, según tenía entendido, y por obviedad no estaría consiente como los demás.

¿O será y si tenía un gran Cosmos escondido?

Sus interrogaciones y sospechas fueron remplazadas por la sorpresa al ver a Genbu portar una espada dorada, la espada sagrada de Libra, la que el Maestro Dohko le confío.

Fue así que la espada de Libra y la espada de Cataclismo hicieron contacto, pero la última resultaba ser mucho más poderosa, incluso más que la espada dorada de Libra. Varios golpes y burlas fueron chocando en el combate, incluso si Genbu caía, él volvía a levantarse.

Sin importar sus heridas o debilidad, él volvía a pararse, no se dejaba. Pensaba en su Maestro y en su amigo Shiryu, ellos siempre se levantaban para defender a los suyos, y él quería hacer lo mismo. Proteger y darle esperanza a la nueva generación, la que tenía detrás suyo.

Koga y los demás fueron testigos de como la espada de cataclismo había atravesado el brazo izquierdo de Genbu. Aegir disfrutó su victoria tan sólo unos segundos, porque claro que Libra nunca se dejaría vencer así; siempre tenían un objetivo fijo y no descansaban hasta vencerlo, sólo que el detalle era que Aegir no era el objetivo de Genbu.

—— ¡¿Có-cómo es posible?!

—— esta espada no servirá para derrotarte.

—— ¡¿Qué dices?! —— la impresión aún estaba pegada en el rostro del Pallasite, ¿cómo era posible de que un caballero siguiera de pie después de ser atravesado por una gran espada?

—— eres insignificante para mí. Al único que me interesa derrotar es al dueño de esta espada. El tiempo volverá a su ritmo cuando destruya esta espada... ¡Con la espada de libra! —— para temor de Aegir el Cosmos de Genbu había salido mucho más fuerte que antes, haciendo vibrar la espada en su pecho.

—— no puede ser... ¡Sacrificará su propia vida a cambio de destruir la espada!

—— así es... ¡Con gusto daré mí vida! ¡Jóvenes caballeros! —— aun si no podían hacer nada, Koga y los demás veían con un gran brillo la determinación de libra. Asustados también por la situación en la que se habían puesto al no obedecerlo antes. —— ¡les entrego mi alma! Destruyan el mal de esta tierra... Así como yo recibí la armadura de Libra y las creencias de mi Maestro Dohko. ¡Se los dejo caballeros!

Problemas Familiares. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora