Inevitable Tentación [Borrador]

22| Miedos

Allie

22 —Miedos

Salí del cuarto de baño alisándome el vestido y colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—¡Ahí estás! —exclamó mamá muy contenta —Como decía, el dinero recaudado hoy se donará a personas con cancer.

Puse mis manos juntas sobre mis costados, con la vista al frente y la espalda recta. Mamá me miró de reojo y pude confirmar lo estaba pensando. Quería que me viera perfecta pero mi peinado no ayudaba nada.

Dijo palabras alentadoras que no presté atención. Cuando dijo que podíamos empezar con el banquete fui a bajar del escenario. Liam estaba mirándome como si quisiera que el vestido desapareciera. Mamá me tomó del brazo impidiendo que bajara las escaleras.

—¿Qué le pasó a tu cabello? —cuestionó tocándolo, mirándolo entre sus dedos.

Liam me lo arruinó porque estaba comiendo de su poll...

—Salí, está haciendo aire. Fue todo.

Mamá no me creyó pero no quiso hablar más conmigo, bajó de las escaleras primero que yo y fue a hablar con un empresario importante que tenía una fábrica.

—¿Ves? —preguntó Liam —No fue tan raro.

Golpeé su pecho con fuerza.

—Idiota. Hope nos vio.

—Nada que ella no haya hecho antes.

Entrecerré los ojos y me crucé de brazos, su mirada cayendo justo ahí. Embobado.

—Se te cae la baba —espeté alejándome de él.

—Idiota —dijo —. Aunque no puedo negar eso.

Fui a sentarme en la mesa que estaba mi padre y mi hermano. Liam siguiéndome los talones hizo la silla para atrás para que me sentara, lo miré confundida por su acto de caballerosidad.

Mi padre sonrió de manera maliciosa. Liam lo miró un segundo y su semblante se volvió frío y triste. Estaba algo confundida.

—¿Prefieres spaguetti o tallarines? —cuestionó mi padre sin prestarle atención a Liam.

—Spaguetti —respondí dándole otro sorbo a mi bloody Mary. Era exquisito pero tal vez después podría pedir una margarita.

—¿Cuántas de esas te has pedido? —preguntó Liam cerca de mi oído, su voz y su aliento cálido mandado terminaciones nerviosas a mi sistema.

Solté una carcajada.

—¿Cuatro?

Liam respiró cerca de mi cuello y cerró los ojos, disfrutando de mi perfume. Mi padre carraspeó y sentí su mirada en mis ojos, negó con la cabeza divertido.