༄𝖈𝖔𝖉𝖊𝖓𝖆𝖒𝖊 𝖆𝖓𝖆𝖘𝖙𝖆𝖘𝖎𝖆 ≣▓ 𝓞𝓝𝓔 𝓢𝓗𝓞𝓣𝓢෴ ༘

ღ★𝖑𝖎𝖙𝖙𝖑𝖊 𝖈𝖍𝖊𝖗𝖗𝖞⚜︎🍒

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Arbustos, con ligeras fresas en ellos las cuáles eran grandes, incluso más grandes que el pequeño cuerpo de un hada o un elfo eran ligeramente movidas por el fuerte viento que les azotaba, las gotas de lluvia eran tan fuertes que debían esconderse bajo hojas y dentro de los árboles.

En el mundo real, sólo estaba lloviznando.

Cerecita, quien volaba con rapidez tratando de llevar la comida a la casa para su mamá, fue golpeado fuertemente con una gota de lluvia la cuál hizo que se tambaleara y cayera en picada, fue estampado con fuerza contra una ventana gigante, de la casa de un humano al parecer, que vivía en el campo en una gran mansión.

Un rubio, que era totalmente un gigante para Cerecita asomó su cabeza por la ventana, a lo que el cuerpo se le estremeció con mucho miedo y sólo cerró los ojos esperando lo peor. Sin embargo; la ventana sólo se abrió y fue tomado por las alas. Abrió sus ojitos de color café y fue asustado por una gran sonrisa y una mirada azul penetrante, como si fuera una pobre mariposa que se fuera a ahogar en un charco profundo.

Alrededor habían cosas muy grandes, e incluso que él nunca había visto. Había sido advertido por su madre de que se alejara de los humanos ya que eran peligrosos e incluso podrían matarte con sólo su mano. Parecía ser sólo un pequeño niño, y eso le asustaba más.

—¡Tío! ¡Tío!

Aquel niño exclamó, con una voz tan fuerte y chillona que hizo a Cerecita taparse los oídos. Un poco de tiempo después alguien aún más grande entró al lugar, tenía una piel luminosa, tan blanca que podría quedar ciego, los ojos de un tono más oscuro del niño tal cuál océano y un cabello rubio resplandeciente que opacaba con su presencia todo lo demás. Llevaba puesto algo que Cerecita nunca había visto y su mirada se clavó en él, haciéndolo sentir desprotegido e inquieto.

—Tío, ¿es una mosca negra, verdad? Pero es muy linda...

Dice el niño quien observa a Cerecita con mucho curiosidad a lo que él se pone rojo del enojo, las moscas eran horribles y sucias, él no era una mosca y no era negro, por lo que cruzó los brazos con enojo y apartó su mirada de la del niño, haciendo un puchero; el sombrerito de cereza que llevaba en la cabeza se ladeó un poco haciendo que lo acomodara en el mismo instante.

Una risa, muy fuerte y elocuente estalló en el aire y aquel hombre llevó su mano derecha a su rostro, principalmente a su frente y la bajó cubriendo la nariz a tal punto que pudiera ver a Cerecita quien seguía un poco rojo. La mano en su cadera le hacía ver extraño, Cerecita tenía curiosidad sobre los de su especie. El hombre se acercó y lo quitó de las manos del niño, lo puso en su gran mano, haciendo que debido al movimiento del aire cayera sentado en la palma de él. Los dedos del hombre tocaron sus alas y le examinaron, mientras susurraba cosas que él no podía entender, fue llevado a otro lugar, que era incluso más grande y tenía aparatos extraños, habían un poco de papeles con tinta en un cuadro pegados en la pared, con una tipografía que él desconocía por lo que permaneció mirando hacia el alrededor.