Traidor

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Unos labios se posaron sobre los míos suavemente, sorprendiéndome.

-Por fin despiertas. Quería hablar contigo.

-¿¡Renee!? Pensé que me odiabas. Y además, ¿cómo sabías que estaba aquí?

-Sí y te odio-me soltó una torta que me dejó con la boca abierta-, pero también te amo...-me dio un corto beso y se quedó abrazada a mí-. Roncas demasiado, no fue difícil encontrarte.

-Creí haberte explicado lo que siento por ti, y esos sentimientos no han cambiado, sólo te quiero como una amiga.

Me removí para darle a entender que se apartarse, pero la rubia no se quitó.

-No te voy a soltar, sabes.

-Anda, quita-susurré.

Solo me faltaba llamarle bicho.

-Shh, no me hables así.

-¡Que me dejes en paz, golfa!

Un puñetazo aterrizó en mi nariz junto con una patada en mis huevos.

-Nos vemos luego, majo-Renee salió de la habitación.

-Ah, se me olvidaba-se asomó por la puerta-, te presento a mi nueva mejor amiga y diva de la WWE: Elisabeth. Aunque creo que ya os conocéis-sonrió

Entonces mi mayor pesadilla se colocó frente a mí. ¿Cómo podía estar pasando esto?

-Hola, preciosidad, estarás contento de que nos vallamos a ver todos los días, ¿verdad?-dijo Elisabeth.

Me quedé ahí parado, sin palabras, todavía con la mano en mis partes.

-Lo sé, no hace falta que digas nada. Ah, espera, que tú ya no trabajas aquí, lo siento-dijo muy irónica.

-Nos vemos-musitaron las dos mientras me guiñaban el ojo.

-Maldita sea. Venid aquí. ¿Ahora sois cómplices? ¡Malditas perras!-salí corriendo detrás de ellas, pero choqué contra algo o alguien.

-¡Eh, tú, aparta!

Me di cuenta de lo ridículo que parecía cuando descubrí que estaba gritándole a una columna. Las chicas se rieron de mí.

-Ya veréis cuando os pille como no os reís tanto. Gilip...

-Calma, hermano-susurró una voz detrás de mí.

-¡Roman!-no pude aguantar el impulso de abrazarle.

-Me alegro de verte-dijo con una sonrisa.

-Y yo, hermano. ¿Qué tal te encuentras?

-Mejor. Vine a hacer una promo, todavía no me encuentro en condiciones de luchar. Tengo que salir en un par de minutos, luego hablamos. Ten cuidado, que nadie te vea por aquí o te atraparán-asentí.

Me dirigí de vuelta al vestuario de Bray para ver en la pantalla todo lo que sucedía en el programa. Esta vez me aseguré de cerrar la puerta con llave para que nadie entrase.

Smackdown empezaba, sonaba la típica canción del principio y los comentaristas abrían el programa. Tras esto sonó la canción de Roman y éste se abrió paso entre el público. Cogió un micrófono y comenzó a hablar.

-Como ya habréis observado, no he aparecido en los dos últimos programas. Espero que no me hayáis echado mucho de menos-sonrió-. Lo que ocurrió fue que desgraciadamente tuve un accidente de coche que me dejó herido-señalo la zona donde se había hecho daño-. Pero lo importante es que ya estoy de vuelta y pronto, cuando esté totalmente recuperado, estamparé la horrible cara de Seth Rollins contra la lona una y otra vez y después rescataré el Título Mundial de los Pesos Pesados de la WWE de sus sucias manos. Así que ándate con cuidado Seth, porque...

Las luces se apagaron y empezó a sonar el tema de Bray Wyatt. Apareció por la rampa con su lámpara y se colocó frente a Roman. Las luces volvieron y la música cesó.

-Sabes, Roman. Llevo tiempo observándote... Y así de cerca te ves aún más estúpido-la cara de Roman era un poema-. Siempre estás intentando atraer la atención de la gente, pero siempre dices y haces lo mismo. Estoy harto de ti y no solo yo, todo el público también. Déjate guiar por mí, Roman, yo curaré tu ciega alma.

-Estás completamente equivocado. La gente me adora, ¿acaso no ves cómo me reciben cuando bajo entre el público?

-Sí, por eso he venido. Yo curaré tu sinrazón. Todo el universo de la WWE pasará de abuchearte a corear tu nombre con gloria. ¿No es eso lo que más deseas? Junto a mí llegarás a más alto, en todos los rincones resonará el nombre Roman Wyatt. Sólo toma mi mano y serás conducido por el buen camino-le tendió la mano.

-Creo que ya sabías la respuesta antes de soltar todo ese discurso que no ha servido de nada: un rotundo no.

Wyatt se rió macabramente. Y se dirigió hacia la rampa por la que había entrado.

-Como tú quieras. Tarde o temprano te darás cuenta de que debías haber aceptado, pero entonces...

Las luces se apagaron durante unos segundos.

-... será demasiado tarde-dijo aún con la luz apagada.

Las luces se volvieron a encender. Bray estaba al lado de Roman, el cual estaba agonizando en el suelo, armado con una silla. Golpeó repetidas veces a mi hermano.

¿Pero por qué estaba haciendo eso? Roman todavía estaba herido y empeoraría mucho con todos esos golpes. Además él me había dicho que sólo venía a hacer una promo.

-Qué, Roman, ¿ésto te gusta más?

Siguió dándole golpes cada vez más fuerte. Mis manos estaban sobre mi cabeza, casi tirándome del pelo de pura rabia. No podía permitir que esto sucediese, no a mi hermano. Corrí y abrí la puerta. Empezaba a atravesar el pasillo cuando alguien se lanzó sobre mí. Vaya, en el peor momento.

-¿Cómo te has atrevido a dejarme inconsciente y encerrarme en un saco?-gritó con odio mientras me abofeteaba.

-Hombre, si no te encerrábamos te hubieses escapado, es obvio.

-Pero yo soy el futuro, valgo oro. ¿Tú sabes el daño que le han hecho esos cuervos a mi precioso rostro?

Di la vuelta, quedando ahora yo sobre Seth.

-Intentabas detenerme y estabas dispuesto incluso a matarme. ¿Por qué, Seth?

-¿Por qué? ¿Todavía te atreves a preguntarme por qué?-rió-Tras la destrucción de "The Shield" no paraste de acosarme, cuando gané el maletín me lo robaste, y lo mismo hiciste con MI título. ¿Es que no lo entiendes? Yo creé "The Shield", así que yo tengo derecho a destruirlo. Y créeme, lo hice por el futuro de esta empresa. ¿Pero tú que ibas a entenderme? Sólo eres un lunático egocéntrico.

-¿Yo egocéntrico? Se ve que no te has mirado a un espejo, pero entiendo que no lo hayas hecho, yo también me deprimiría si fuese como tú.

El hombre de pelo bicolor rió.

-¡Hey, aquí! ¡Dean Ambrose está aquí!-gritó.

-Me das asco, traidor.

Le di una patada en la cabeza, lo suficiente para que no se diese cuenta de en qué dirección había huido. Corrí por el pasillo por el que había venido y llegué a otro más ancho que estaba repleto de taquillas. Rápidamente me introduje en una y, por primera vez, recé en silencio a ese dios que, según me había contado Abigail, nos protegía.

Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora