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Ya en el auto, con la caja de comida en sus manos, miro por la ventanilla. Los oficiales sentados en la parte delantera del auto hablaban sobre su día y otras cosas más a las que Pooh no prestaba atención.

Cuando por fin estuvieron en la estación lo pasaron hacia una pequeña oficina. No era nada especial, había un sillón juntos con una mesa y algunas libretas sobre ella.

Bien, señor Krittin, por lo que hemos sabido, usted trabaja para señor Thanapon ¿no es así? —El oficial, ahora sentado frente a él, preguntó mientras ojeaba una libreta.

—Sí. Bueno, trabajé para él durante un tiempo.

Sudaba frío y se sentía tembloroso, nunca había tenido contacto cercano con las policías y sabía que no eran de fiar. Aunque, conociéndolo, su estado de ánimo cambiaría rápidamente.

Afuera había empezado a llover escandalosamente, haciendo que Pooh se sintiera aún más pequeño.

–¿Puedo saber cuál era su trabajo en específico?

Pooh recordó la última conversación que tuvo con Pon, donde le había advertido que si pasaba esto debía seguir estrictamente sus palabras; el mayor ya tenía un plan.

—Trabajé como modelo para su consumo y fui chico de compañía. No creo que eso esté en contra de alguna ley. —Pooh se apresuró a decir, el oficial frente a él alzó una ceja mientras escribía algo.

Nunca dije que estuviera aquí por incumplimiento de la ley, más bien tómelo como una investigación sobre Pon. Solo queremos asegurarnos de que usted o alguien más no fue obligado a ofrecer servicios sexuales.

Pooh miro fijamente a los ojos del contrario, suspirando.

—Si buscan a un proxeneta, no creo que P'pon sea esa persona. No fui obligado a nada.

El otro oficial que hasta ahora no había hablado se acercó a Pooh.

Se han registrado sus entradas y salidas en bares de Bangkok durante un par de meses. Ha pasado más noches fuera con diferentes hombres que dentro de casa. —Tomó una breve pausa. —No quisiera ser grosero, señor Krittin, pero dudo que eso se trate de ser un chico de compañía.

—Es ilegal investigar a alguien sin conocimiento previo del individuo. —Recitó al pie de la letra las palabras que le había dicho Pon.

—Al igual que es ilegal la prostitución según la ley del año 60 y el 96*

Los oficiales frente a él lo miraban prepotentes, esperaban que Pooh admitiera lo que acusaban contra Pon.

—¿Por qué debería colaborar con ustedes sabiendo que incumplieron la ley al prácticamente espiarme?—preguntó. El miedo, poco a poco, se había convertido en fastidio. Estaba seguro de que esos dos oficiales solo buscaban alguna estupidez que reportarle a su jefe y poder sacar algo de beneficio por ello.

—Estos registros no fueron hechos por nuestra oficina —el oficial se veía cansado—. No nos malinterprete, señor Krittin, no queremos que usted se vea afectado; al contrario, podemos hacer que se beneficie.

Pooh suspiró, muy en el fondo, sabía que si llegaban a algo podía verse gravemente afectado. Ya se había cuestionado muchas veces en el pasado si lo que hacía estaba bien o mal, teniendo conocimiento de que si delataba a Pon podría morir antes que el negocio terminara.

—No creo tener información que los pueda ayudar oficiales —murmuró.

Ambos oficiales suspiraron fuertemente, uno de ellos se levantó y abrió la puerta de la oficina.

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