Despedida

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El día que por tres años estabas esperando había llegado, hoy teníamos que despedirnos definitivamente, tu vida terminaría junto a la vida que me diste, aquella rutina que creamos tres años atrás cuando decidiste tu deseo, terminaría.
Ahora podía cumplir mi propio deseo, me alimentaría de tu ser lleno de las emociones más deliciosas para mí.
Quise hacerlo lentamente, disfrutando cada segundo del alma que cultivé pacientemente. Te consumí por completo, había esperado por tanto tiempo, estaba tan hambriento y aún así, intenté controlar mi sed y mi hambre de ti, sabiendo que sería efímero, tenía que hacerlo durar un poco más.
Cuando te tuve tan cerca para saborear tu alma llena de odio y venganza, todos mis sentidos se alteraron, me sentí extasiado, quería que aquel placer durara para siempre. Cuando terminé de saciarme, volví a verte, tan quieto como cuando dormías pacíficamente sobre tu cama. No pude evitar acariciar tu rostro, y en un momento pensé algo estúpido; algo que no debía existir en mi comenzó a crecer sin sentido, "arrepentimiento"; nunca antes experimenté un sentimiento similar a éste, verte inmóvil, completamente entregado a lo que sabías que llegaría en cualquier momento me llenó de arrepentimiento.
"¿Qué he hecho?", fue lo que pensé, a partir de ese instante, no volvería a escuchar tu voz gritarme una orden, no vería nunca más tus ojos abrirse como cada mañana, mi nombre saliendo de tus labios, llamándome cuando me necesitabas, todo eso había terminado junto con aquel contrato.
Cuando te conocí, eras una más de las tantas almas desesperadas que rogaban ayuda, no entiendo qué fue lo que hiciste para hacerme pensar que tenías algo diferente a todas ellas.
Ahora que lo pienso, el tiempo que estuvimos atados el uno al otro, fue tan corto, pero suficiente para conocerte, para interesarme cada vez más en los seres tan extraños que son los humanos.
Siempre disfruté ver como lucías tan seguro de tus decisiones, usando a tu favor cada pieza a tu alcance, sin embargo en la soledad de tu habitación, cuando solo éramos tú y yo, te convertías en un humano tan frágil como cualquier otro, pidiéndome quedarme a tu lado hasta que la noche dejara de ser aterradora y tus pesadillas desaparecieran.
Hoy finalmente llegó la hora de despedirme de la vida que creaste para mí, éste papel de mayordomo, los sirvientes que entrenamos para ser capaces de defenderte en cualquier situación, las personas que conocimos a lo largo de tu camino hacia tu esperada venganza.
Un sentimiento de vacío llenó mi estómago, y se esparció por todo mi pecho; tener que dejarte ir, tener que continuar con mi aburrida vida de conceder vagos y pasajeros deseos de humanos insípidos sin una pizca de tu coraje.
Te tomé entre mis brazos y te recosté sobre tu cama, por un momento deseé que abrieras los ojos y me ordenas con esa voz tan delgada pero llena de autoridad, cualquier cosa, cualquier orden, pero solo si pudieras despertar...




Con el pasar de los años pude ver la despedida de cada una de las personas que te conocían, muchos de ellos se fueron con demasiadas dudas sobre tu partida, sobre mi repentina desaparición después de tu funeral.
Ahora, se ha convertido en una rutina para mí, visitar lejanamente lo que un día fue tu hogar, que poco a poco dejó de ser la magnífica mansión de la que siempre fuiste digno, convirtiéndose así, en angostos departamentos para las nuevas generaciones.
Mi mente me llena de ideas sin sentido, imposibles de realizar, imaginando que tal vez algún día pueda volverte a encontrar, pero es absurdo, tu alma no puede volver, no volverá a nacer porque la devoré completamente aquella noche.
Quería tanto conocer qué los hacía tan interesantes a los humanos pero solo terminé perjudicándome, adoptando sus sentimientos y debilidades, encontrándome solo en éste mundo.

Me habría gustado que jamás concluyera tu venganza, para así, de la forma más humana, egoísta y celosa posible, permanecer a tu lado, viéndote vivo más tiempo.

Quiero volverte a encontrar, tu alma, tu voz, tu rostro, tu persona; quiero que vuelvas.

Quiero volverte a encontrar, tu alma, tu voz, tu rostro, tu persona; quiero que vuelvas

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El día de tu partida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora