-Alguna vez has pensado lo que implica ser un demonio?- decía Muzan en su típico tono pasivo agresivo.
Akasa no sé atrevía a mirarlo directamente, nunca lo hacía y este día no sería el primero, pues le temia, le temía como nunca le había temido a nadie, ya fuera hombre o bestia.
-No...mi señor- respondió tímidamente Akasa sin moverse de su lugar mientras hacia reverencia al lord de los demonios.
-Nosotros hacemos lo que queramos, matamos y comemos a todos aquellos que son más debiles que nosotros, no tienes porque sentirte mal por esto , pues así es la naturaleza-
-Pero mi señor...- intento explicar Akasa al momento que Kokushibo desenvainaba su espada y cortaba su lengua.
-Cómo te atreves a responderle a nuestro señor si el no te dió permiso de hablar- bufo el samurai de seis ojos -solo tienes permitido hablarle si el te hace una pregunta primero-
Akasa se llevó la mano a la boca, sintió algo de dolor, pero no lo suficiente como para perder la compostura, miro a Kokushibo con desprecio y en su mente se maldijo asi mismo por no ser lo suficientemente fuerte como para retarlo.
-Tranquilo Koku- decía Muzan quien acababa de cambiar su forma masculina a una figura femenina -permitele que explique su punto-
La lengua de Akasa se acababa de regenerar, se puso de pie y le lanzo una mirada amenazante a Kokushibo la cual no hizo ningún efecto.
-Mi señor...señora...- pronunció débilmente Akasa.
-Que importa- respondió Muzan en un tono menos amenazante.
-Si tengo el poder de defender a otros...de acabar con aquellos que hacen el mal porque no debería de hacerlo?-
Kokushibo miro a Muzan, este no reaccióno y continuaba mirando de forma indiferente a Akasa.
-He asesinado y devorado a hombres que han asesinado a otros...- el pelirrojo dudo un instante pero luego continuo -he seguido cometiendo actos criminales, que importa que elija de esta forma a mis víctimas?-
Kokushibo lo miraba con cierto respeto, en ese momento, aún quedaba algo de humanidad en el, sin embargo, poco tiempo después eso terminaría de ser consumido por el alma de demonio que continuaba desarrollando. Muzan por su parte, miraba hacia otro lado, parecía que dejó de prestarle atención poco después de explicarse y eso le había irritado bastante, sin embargo, siguió parado y espero pacientemente una respuesta, deseaba poder retirarse, pero sabía que lo más probable sería recibir una reprimenda.
-Como demonio...- dijo finalmente Muzan -debes hacer lo que te plazca, en ese sentido vas bien. Sin embargo, matar solo criminales no es el objetivo de los demonios-
En su forma femenina, Kibutsuji se acercó a un sillón que estaba cerca, y al sentarse, tomo una pose recta muy elegante, digna de las más finas geishas de aquel periodo. Kokushibo lo siguió y se colocó a su lado como el guardaespaldas leal que era, esperando indicaciones. Akasa comenzó a sudar en frío, sabía que su amo y señor estaba pensando en un castigo apropiado, dedujo que lo más probable sería que mandara al samurai a que lo torturase por unos días. Lo había visto antes, inflingia estos castigos a otros demonios, quienes a pesar de que se regeneran terminaban suplicando piedad o que ya los matasen. Akasa sabía que tarde o temprano, a él le tocaría algo así, por lo tanto tomo precauciones y optó por prepararse tanto física como mentalmente para cuando el momento llegara. Sonrió por un instante, una reacción que no controlo pero que para Muzan no pasó desapercibida.
-Debes ser disciplinado- sentenció Kibutsuji.
Akasa hizo una reverencia fingiendo aceptar la decisión de su líder. Kokushibo miro a Muzan, pero este no le había hecho ningún tipo de seña por lo que no desenfundó su espada. Entonces, repentinamente, una voz familiar sonó cerca.
-Pero por qué hay tanta seriedad y pesadez en el ambiente?- saludo Douma con su ánimo habitual -interrumpo algo?- decía en tono sarcástico mientras observaba a Akasa.
El artemarcialista en verdad lo detestaba, tanto como por lo contradictorio de su aspecto y comportamiento, como por sus métodos poco éticos, y como si eso no fuera suficiente, se hizo una luna superior más rapido que el, incluso lo había desplazado hacia la tercera posición.
-Akasa dono!- exclamó Douma como si no supiera que estaba ocurriendo -te sientes bien?- preguntaba con la hipocresía de siempre.
Akasa aparto su vista hacia otro lado, le irritaba demasiado que Douma lo viese en esa situación, puesto que luego intentaría consolarlo para burlarse de él.
-Bien, está decidido- interrumpió Muzan -tu serás el encargado de disciplinar a Akasa-
Kokushibo inmediatamente se mostró sorprendido, estaba deseoso de torturar a Akasa por varios días, inclusive semanas de ser necesario, pero al ser una orden directa no dijo nada, solo miro al artemarcialista torcer su rostro de desagrado al escuchar la sentencia, eso fue suficiente para el samurai en ese momento.
Douma, por su parte, sonrió de oreja a oreja, una sonrisa siniestra que provocó escalofríos en todo el cuerpo de Akasa. Lo miro entre la luz tenue del castillo infinito y la oscuridad, con su cabello largo y mechones desordenados, al pelirrojo le dió la impresión de que Douma era un cienpiés a punto de devorar a su presa. Su excitación era evidente, la respiración del gigante era agitada, se podía apreciar sus pulmones expandirse y retraerse, con su lengua se relamio los labios y parecía estar a punto de babear, pero por alguna razón aún no se avalanzaba sobre el.
-Pero mi señor- dijo Douma -no hay mejor disciplina que tratar con ternura a alguien como Akasa dono. Es prácticante de artes marciales, probablemente está acostumbrado a los golpes y al dolor...que primitivo-
Akasa se levantó del suelo y analizaba a Douma, quería huir, pero sabia que Kokushibo no se lo permitiria, menos Muzan, no había de otra, o pondría la mayor resistencia posible.
-Adelante- ordeno Kibutsuji, y como un perro amaestrado, Douma se lanzo sobre Akasa.
El pelirrojo no se movió, en cambio, optó por esperar a que Douma se acercara para inmovilizar lo. Cuán grande fue la sorpresa de Akasa al ser rodeado por unos brazos y manos muy grandes por la espalda.
-Oh, eres tan tierno Akasa dono- se burlo Douma -pero debo admitir que tienes un cuerpo escultural- le susurro al oído -he estado con muchas mujeres de diferentes partes, unas eran muy delgadas y estilizadas, otras tenían más carne bien tonificada, unas tenían la piel muy blanca y otras la tenían increíblemente tersa, pero tú...sería la primera vez que tengo a un hombre tan hermoso-
De alguna manera, Akasa logro safarse de aquel abrazo, no sin hacer un movimiento que rompiera su propio. Douma lo miro a la distancia, hizo un gesto como el de un niño que acaba de perder su juguete favorito y continuo su juego retorcido.
-Por que huyes de mi? Acaso no te agrado pequeño Akasa?- decia para burlarse el demonio.
El pelirrojo analizaba que podía hacer, por un instante albergo la esperanza de vencer a Douma y volver a ser la luna dos, pero sabía que eso sería difícil. Sin darle tiempo para pensar, el gigante se acercó velozmente a Akasa, y está vez lo tomo de los brazos y lo estrelló contra el suelo. El artemarcialista no se dió cuenta de en qué momento había Sido derribado, pero su tensión aumentó al ver el rostro de Douma demasiado cerca del suyo, tan cerca que olio su aliento. Akasa sintió náuseas, ya que el vapor que emanaba de la boca de Douma tenía el leve aroma de una mujer joven, la cual usaba una loción con olor a frutas. Douma saco la lengua y lamió los labios de Akasa, este apenas logro contenerse para no vomitar le en la cara, al intuir lo que pasaba, Douma retrajo su lengua mientras continuaba sonriendo con malicia. Akasa en cambio espero a que intentará metérsela de nuevo a la boca. Cuando Douma abrió sus labios, saco su lengua y la estiró para intentar lamerlo de nuevo, se topo con la sorpresa de que Akasa la habia detenido con los dientes.
-Ben eco Akada- balbuseo Douma -Qu vad...-
De repente, el pelirrojo movió su cabeza y tiró de la lengua tan fuerte que logro arrancarse la, después logro asestar una patada en el abdomen y así se quitó de encima a su atacante, después Akasa arqueo su espalda y se levantó del suelo sin perder de vista a su oponente. Douma, por su parte, parecía que se retorcía del dolor, lo cual le brindo una gran satisfacción a Akasa, pero esto no duró mucho, ya que al incorporarse, este pudo notar que su oponente se estaba riendo, ya que sus labios seguían estirados hacia arriba. "Cómo puede reírse" se preguntaba Akasa "eso debió ser muy doloroso". De repente, Akasa sintió mucho dolor, y al reaccionar, vio como salía mucha sangre de su boca, su reacción inmediata fue llevarse la mano a ese lugar, y al palpar noto que le faltaba un labio y la lengua. "Que? Pero por qué?" Pensó. Entonces se giro hacia donde estaba Muzan y noto que Kokushibo no estaba a su lado, luego miro a su derecha y ahí lo vio. En cuanto pudo articular palabra le pregunto "por qué"?. Kokushibo lo miro serio, sin embargo, esboso una pequeña sonrisa.
-Muzan San lo ordeno...dijo que sería más divertido asi- explico.
"Ah, ya veo" pensó Akasa "como este despreciable (refiriéndose a Douma) no me va a herir, Muzan le ordeno a kukoshibo que me haga lo mismo que le haga a el". Al recuperarse, Akasa escupió en el piso, ya que sintió un leve sabor de la saliva de Douma "que asco".
-Que divertido!- gritaba Douma -hacia tiempo que no me divertía tanto...me encanta que pongas resistencia-
Akasa sentía que le hervía la sangre, no solo tenía que defenderse de un atacante sino de dos. Debia planear algo para inmovilizar los a ambos, pero no tenía idea de cómo, puesto que no era tan rápido. A lo lejos, pudo observar como Douma formaba dos figuras de hielo con forma de mujer, eran tan hermosas que hasta el se envelecio con ellas. Poco después tuvo que empezar a esquivarlas ya que comenzaron a atacarlo. Con sus habilidades de artes marciales fue relativamente fácil, las bellas figuras fueron reducidas a pedazos de hielo que caían en todas direcciones. Cuando termino, Akasa hizo un pose de karate pensando que lo peor había pasado, sin embargo, en un mínimo descuido, Douma una vez más acortó la distancia entre ellos. Con rapidez, este ser despreciable le cortó ambas piernas a Akasa, procurando que su rostro quedará a la altura de su pelvis y antes de que el pelirrojo pudiera usar sus manos Kokushibo se las cerseno para que estuviera indefenso. Akasa abrió tanto sus ojos que parecía que se saldrían de sus órbitas, Douma estaba parado frente sonriendo como el demonio hermoso que era, llevo sus manos hacia la hebilla de su cinto, lo desabrochó y luego se bajo sus pantalones. Su miembro era grande, cuando salió al estar erecto le rozo el rostro a Akasa quien se volteo a otro lado para no verlo.
-No te resistas Akasa...lo vas a disfrutar...o quizá no- se burlaba Douma mientras tomaba su miembro y lo acercaba a la boca de Akasa -vamos abre-
En los primeros intentos, Akasa se volteaba hacia otro lado y apretaba la boca, esperaba con desesperación que sus miembros se regeneraran, sin embargo, Kokushibo parecía haberle hecho algo para que esto se retrasará.
Luego de unos minutos que parecieran horas, o quiza si hubiesen sido horas, Akasa abrió la boca.
-Ah, al fin entiendes- comento Douma.
Poco después, al tener todo el miembro casi hasta la garganta, Akasa cerró sus dientes y empezó a morder lo hasta que consiguio arrancarlo. Está vez Douma grito de dolor y cayó de cuclillas al suelo. En ese momento Akasa escupió los restos que comenzaban a desaparecer.
-Que asco- dijo Akasa mientras se alejaba arrastrándose con el único brazo que ya le había salido. Luego recordó que a él le harían lo mismo que le hiciera a Douma, por lo que volteo a ver a Muzan con temor, pero ni el ni Kokishibo se movieron, parecían estar disfrutando el espectáculo. Sus piernas estaban casi completas cuando alguien lo piso para mantenerse en el suelo.
-Que no entiendes Akasa dono?- le pregunto Douma con una cara sepulcral, lo que le daba un verdadero toque de terror -no nos vamos a ir de aqui hasta que te castigue, y creeme que tengo bastante resistencia, podemos seguirte torturando por días, o hacemos esto de una vez, tu decide-
-Matame- le respondió Akasa con lágrimas en los ojos -prefiero que me mates-
Sin quitarle el pie de encima, Douma volteo a ver a Muzan, esperando una orden directa. Este, simplemente negó con la cabeza y Douma sonrió verdaderamente feliz.
-Viste eso Akasa?- dijo Douma satisfecho -Muzan san quiere que vivas! Acaso no es considerado?-
Akasa ni siquiera volteo a ver a Muzan o a Douma, se había resignado a su castigo, fue de lo más humillante, quebraron su orgullo de luchador y no conforme con eso ultrajaron su cuerpo. Cuando Douma empezó a acariciarle la espalda intento imaginar que era una mujer, una hermosa, pero cuando le bajó el pantalón y su trasero quedó al descubierto primero hizo fuerza y luego se relajo.
-Si aprietas te va a doler mas- comento Douma con un tono suave y dulce, luego mordió su oreja, Akasa se estremeció, intento imaginar que era otra persona quien le estaba haciendo eso, odiaba admitirlo, pero a veces le llamaban la atención algunos hombres, fue entonces que por su mente, paso la imagen de uno de los pilares, tenía el cabello rubio y la punta de sus mechones era rojo, y siempre sonreía como idiota, eso le gustaba.
Cuando el miembro de Douma entro en su cuerpo no pudo evitar dar un salto del dolor, al principio el demonio fue considerado, incluso se podría decir que fue tierno, por un tiempo que a Akasa le pareció eterno las embestidas fueron suaves, casi como cuando un hombre le hace el amor a la mujer que ama.
"Esto no puede ser más humillante" pensaba Akasa mientras seguía tirado en el piso, hasta que volteo hacia los miles de techos del castillo infinito y vio como otros demonios de rango más bajo lo observaban con morbo.
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Entre Las Lunas
FanfictionEstá es una recopilación de relatos eróticos de Muzan y las lunas, y aunque la convivencia entre ellos puede ser complicada esto no quiere decir que no tenga sus placeres. Acompañenme a adentrarnos en la vida de estos monstruos, que al igual que nos...