CAPÍTULO 24

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La Cita

Amelia

El corazón me late a mil por hora, jamás en la vida me había latido de esta manera. Me siento feliz, muy feliz. Nunca me había sentido de esta manera por algo bueno, específicamente por alguien con nombre y apellido y con un historial no tan lindo.

Mi cita.

Me miro frente al espejo, me veo linda, me siento muy hermosa, escogí un vestido de un color muy predominante: <<Rojo>>. Me siento muy poderosa y hermosa, es corto con volados tipo princesa, tiene un escote tipo corazón, y dos grandes lazos que los luce las dos tiras en mis hombros, combinado con unos tacones suela roja. Mi cabello esta suelto y cae largo por mi espalda en espesas ondas.

Tengo más de treinta minutos de retraso, siento mis manos sudando y no es para menos, después de la conversación que tuve con papá…¡Dios! Por poco y vuelve a caer en coma de nuevo. Luiciano le tiro la noticia como un balde de agua fría, no fue compasivo ni suave más bien fue directo, tosco y sin rodeos. Reclamándome solo como él lo sabe hacer y a pesar de que en ese momento estaba que lo golpeaba por idiota, me gustó. Me gustó que lo haya dicho y ya poder haber salido de eso. No le gusta que lo niegue, eso puedo notarlo a leguas.

Papá por otro lado no hizo más que aconsejarme, que me cuidara, me dijo muchas cosas y una de ellas fue que no me aferrarse tanto a él. ¿Por qué? El no me haría daño.

¿O sí?

No, claro que no lo haría. No lo creo capaz de dañarme.

Eso quiero creer, ha cambiado mucho, me ha demostrado que si esta interesado en mí como yo lo estoy con el. Pero tengo que aceptar que el no es una persona fácil, tienes sus errores pero eso lo hace perfecto. Para mí.

Me gusta, me gusta y mucho.

Siempre pienso en él, cuando voy al baño, cuando duermo, cuando me despierto, cuando desayuno, cuando almuerzo, cuando ceno. A cada momento, a cada segundo del día mi cabeza se adueña de su imagen. Cuando pienso en todas las cosas que me ha hecho físicamente me sonrojo, sé que talno tengo pudor con él, por su culpa mi vergüenza esta cada vez cerca del suelo y eso es….¡Oh Dios! No sé ni como sentirme.

Mi cabeza roda al hecho de que no me he acostado más con él, solo una vez y cada noche la pienso. Mi cabeza la repite como si fuese una película en cámara lenta, a lo mejor si fue rápido pero es que con él las cosas son así. Rápidas, sin impedimentos, yo me sentí bien, segura y quise dar ese paso. Siempre pensé que ese paso se tendría que dar cuando de verdad estuviera enamorada de la persona, pero no sé qué es lo que me causa ese hombre cada que lo tengo cerca. Es como si mi cuerpo no sirviera, como si mi mente no razonar cada que está conmigo. Me cuesta mucho estar lejos de él, me gusta su presencia, me encanta estar a su lado.

Me gusta verlo sonreír solo conmigo, porque cuando esta con su gente tiene una cara muy gruñona y poco amable. Me gusta cuando esta molesto, cuando está feliz aunque pocas veces lo he visto feliz. Bueno, puede que si lo haya visto feliz y eso sucede cuando hace ciertas acciones un poco subidas de tono en mi entrepierna. Pero del resto me gusta esta a su lado, no sé por qué si las veces que he estado con el siempre esta dando órdenes.

Una ligera carcajada sale de mis labios.

Es muy amargado, tanto que hasta imagino lo rojo que debe de estar por la ira de que aún no he bajado, su paciencia es del culo eso es obvio.

Mi luz en la Penumbra      Donde viven las historias. Descúbrelo ahora