Capítulo 3

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-Ya te he dicho que no cansino -Volví a decir por décima vez esa mañana, mientras terminaba de tomar mi café.

-Pero Nat yo quiero ir -Protestó mi nuevo y no deseado compañero- Y yo te he dicho, que te quedas -Deje la taza vacía en el fregadero. Yendo al salón a por mis cosas - Es mi primer día de trabajo, y no necesito que una alucinación este rondando por el museo -Dije dando por finalizado el asusto, pero llevando mi mano a la frente al oír la réplica de Astra. - ¿Como que alucinación? Nat eso ya quedó resuelto. -Me gire para encontrarlo con los brazos cruzados, sobre el pecho -Y no estaría rondando por el museo, te estaría protegiendo -Soltó indignado a lo que yo rodé, los ojos -Si protegiendo de un montón de atrezzo. -Le respondí con sarcasmo, guardando los papeles en la carpeta -Más que proteger sería acosar, Astra di las cosas como son. -Volví a soltar guardando la carpeta en la bandolera, y echándomela al hombro, yendo a la puerta, para salir por esta. Cuando sentí como Astra desde mi espalda apoyaba las manos en la puerta, a cada lado de mi cabeza, dejándome encerrada entre esta y su cuerpo -Si acosar, es cuidar de ti que así sea -Suspirando, me gire sobre mi misma ya que Astra a un me mantenía acorralada -Astra, cielo -Dije tratando de calmarme. Ya que estaba por estrangularle.

-O te quedas a qui, o te juro que me las ingenio para meterte en el congelador y hacer, cubitos de hielo contigo -Le mire, notando como mi amenaza pareció dar un poco de resultado, ya que Astra lo estaba meditando. Cosa que aproveche para volver a girarme, abrir la puerta y salir cerrando esta, antes las narices de Astra dando por concluido el asunto.

Tras dejar a Astra en casa me encamine para cumplir con mi trabajo como, guía del museo Lanzare "no me gusta eso de ser guía, la historia me gusta si pero eso de contarla a gente que no le interesa, no me agrada pero el trabajo es el trabajo ". Pensaba mientras me acomodaba la correa de la bandolera, notando como ante mi se encontraba el magnífico museo.

Me paré ante los peldaños observando la magnífica entrada, que estaba sujetaba por columnas de mármol como los antiguos templos griegos, pose mi vista en los relieves situados sobre las columnas notando que eran criaturas fantásticas. Volviendo mi vista al frente subí las escaleras pasando las columnas, y parandome a observar la enorme puerta de madera, ya abierta de par en par para los visitantes mi vista se fijó en la inscripción que había, sobre la puerta, que decia ( Para saber, una mente abierta hay que tener, ya que el saber te ayuda a entender pero la mente abierta, te ayuda a comprender ). No entendí del todo el significado pero sin darle más vueltas me adentra en el museo, parando frente a unas escaleras que llevaban arriba, y a los pies de esta dos pasillos uno a la izquierda donde tenía un cartel que ponía ( Prehistoria ) y el otro a la derecha donde ponía ( El origen del pony exprés ), supongo que son dos de las exposiciones que se exponían. Lleve mi mano al bolsillo de mi pantalón vaquero sacando un plano del museo, que costaba de cuatro pisos, un sótano y jardín, donde en los tres primeros se exponían las exposiciones, dejando el cuarto para los despachos sala de descanso y de vigilancia

-¿Hombre tu debes de ser la nueva verdad ?-Deje de ver el plano ante esa pregunta, viendo como el responsable terminaba de bajar las escaleras, parandose delante mía -Pero que pregunta pues claro que eres la nueva, es muy temprano para que vengan visitas jajajaja -Alce una ceja al ver que,él sólo se respondía -Si bueno como deducistes tu mismo, soy Natalia Sabrade la nueva guía dedicada a la exposicion del rey Arturo -Me presente, extendiendo mi mano que fue estrechada por la del chico, -Mucho gusto yo soy Riki, Arquendai el guía da la exposición del pony exprés. -Se prestó Riki, con una sonrisa que me hizo recordar a Astra, ya que sonreían igual, al notar a donde iban mis pensamientos sacudi la cabeza fijándome en Riki. Notando que era igual de alto que Astra, pero su comprensión no era tan robusta como la de él, tirando Riki a ser menos musculoso, su piel era de color canela, se notaba que era un año menor que yo, ya que apesar de tener unos rasgos más marcados se le, notaba más juvenil, su pelo de un rubio tirando a blanco le caía en cascada, sobre su ojos izquierdo mientras que por detrás lo tenía cortado a escala -¿Que pasa el primer día, y ya te as enamorado de mi ?-Ante esa pregunta salí de mis cavilaciones, notando una mirada pícara de los ojos verdes de Riki. -Más quisieras -Le respondí, separando la mano de la suya -Pero mi amor, esta en la historia -Riki ante mis respuestas sonrió -Tienes razón, la historia es fascinante, y perdona mi atrevimiento, pero te me quedaste mirando -Me respondió con una carcajada, -Ah si perdona por eso pero, me recordaste a alguien -Dije algo avergonzada, rascándome la nuca -Bueno no importa, permita que te lleve a la sala de descanso para que dejes las cosas, y te preparas, -Sé ofreció Riki a lo que asenti y empeze a seguirle escaleras arriba.

Tras dejar las cosas y prestarme al resto de trabajadores. Me encontraba con los otros guías en el recibidor, esperando a los brupos de niños que visitarian el museo hoy. Poco a poco los niños fueron llegando, y cada grupo se iva con el guía que le tocaba, y hay me encontraba yo en la segunda planta con un grupo de niños al frente, y la exposición a mi espalda, -Bueno me llamo Natalia y hoy seré vuestra guía, y os hablare sobre el LA MADRE QUE TE....-Conseguí taparme la boca a tiempo, mientras asesinaba con la mirada a Astra, que tras unos niños me saludaba risueño -¿Esto se encuentra bien ?-Ante la pregunta, aparte mi mirada asesina del bastardo del fantasma dirigiéndora a la profesora. -Si si es que se me olvidó algo -Me escuse, apretando las manos en la carpeta que llevaba para no arrojarla a ese cabron, que con una sonrisa seguía junto a los niños, como si fiera uno de ellos. Contando hasta diez empeze la exposición ignorando olímpicamente a Astra, que lo único que hizo fue prestar atención.

Tras finalizar la exposición deje, a los niños en el jardín, donde según Riki se realizaban obras y actividades, me dediqué a buscar a Astra que en un descuido lo perdí de vista. Terminanando por encontrarlo en la exposición, del rey Arturo observando una espada con empuñadura de lobo, -Astra so cabron te dije que -No termine al ver la triste mirada, con la que observaba la espada -¿Astra ?-Astra en vez de responder se abalanzó sobre, mi en lo que parecía el intento de un abrazo que sólo consiguió trasparme, -Joder, ni eso puedo -Se quejó apretando los puños -¿Hey, tú ? ¿Se puede saber, a que vino eso ?-Pregunté con los brazos cruzados -Lo siento Nat me entraron ganas de abrazarte, tras ver esa espada -Dijo apenado -¿Esa espada ? ¿Que que, pasa con esa espada?, -Pregunté girando a verla me parecía una simple espada. -Esa espada te la regale yo, unas semanas después de estar bajo tus órdenes -Mire de reojo a Astra, que se situó a mi lado observando también la espada, -La querías mucho y la cuidabas como si fuera, tu tesoro más preciado -Pude notar, el tono de de tristeza en su voz -¿Como, era Astra? ¿Digo, que tipo de caballero, era yo? -Le mire de frente tenía curosidad. -Pues eras mandona, inaguantable, terca, cabezota, estricta, sádica, indiferente, muy fácil de cabrear, con poca paciencia y mucho genio -Torci el gesto ante su descripción -Pero, por eso mismo tu escuadrón era uno de los mejores, veías todos los pros y contras, no arriesgabas en vano, siempre nos tenías preparados, te sabías todos los nombres de tus hombres sus, puntos fuertes y flacos y te preocupabas por nosotros -Mire a Astra que me estaba dando la espalda, ya que observaba un cuadro -Recuedo este momento. -Noté su nostalgia en su voz y curiosa, me acerqué a mirar el cuadro que consistía en una celebración, en el salón del trono con Arturo en su trono y los demás invitados en las mesas, y en medio del salón un caballo negro de brisas rojas con un caballeros sobre su grupa -Esa eras tú -Dijo Astra observando al caballero, que portaba su armadura completa, con el casco terminado en las orejas de un lobo y portando el escudo que tenía un lobo con alas pintado -No melo creó, Astra -Respondí mirando al caballero, del cuadro -Creero sólo tú eras tan insolente de entrar así -Respondió Astra con una risilla -Fíjate con atención en su cara -Me pido, y resignada lo hizo cuando de repente un fuerte dolor de cabeza hizo que terminará, de rodillas en el suelo y preocupando a Astra.

En Otra Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora