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"Nunca es demasiado oscuro que cuando va a amanecer".

Esa frase estaba escrita en un gran cartel colgado en medio de la discoteca en donde había decidido celebrar mis 18. Diamond era el nombre de ella, había escogido el lugar porque, aparte de que amo andar de discoteca en discoteca, sola o con mis amigos, hombres en su mayoría, ya que a las mujeres no les gustaban esos ambientes, esta discoteca era la mejor de mi barrio, recuerdo incluso que Luis C, un Dj famoso, había inaugurado el local, además, de que cada noche contaba con la presencia de varias personas del medio artístico, deportivo, e incluso político.

No fue difícil celebrar allí mi cumple, ya que ellos ofrecen combos de cumpleaños, pero en mi caso, mi combo fue cortesía de la casa, por ser clienta, digamos le, VIP. Creo que fue esa noche, la única vez que pude ver a mis amigas en una disco, conmigo, totalmente borrachas, bailando hasta abajo, y dándolo todo hasta mas no poder.

Me acerqué a la barra para pedir varios tragos en bandeja, para poder llevarlos a la mesa en donde estaba con mis amigos, y de ese modo, poder hacer competencias de chupitos.

-Podrías ponerme todos los chupitos posibles en una bandeja por favor- dije en tono de pregunta al muchacho que estaba ahí para atender a las personas, pero este parecía no importarle, y a juzgar por la risa que me expresó, sin disimular, quizá pensó que yo no podría entrarle a todos esos chupitos. -¿Y tu de que te ríes? ¿Acaso tengo la nariz roja? Porque creo que se maquillarme, y no me pongo pintalabios en la nariz- dije en tono amargo.

-Lo siento señorita-dijo aun burlón. -Pero es que no creo que con tu estado de embriaguez sea bueno que tome más- terminó la frase haciéndome carita triste.

<<¿Y este quien se cree?>>

-¿Disculpa?- dije exaltada y un poco furiosa al escuchar su estúpido comentario.

¿Acaso pensaba el que yo estaba ebria? Se nota que es nuevo aquí y que no tiene ni puta idea de cuando alguien está o no borracho, pues yo estaba bastante sobria, no había tomado mas que un jugo de naranja, y ahora comenzaría con los chupitos.

-No importa, aquí me pagan por servir, así que ya mismo le traigo sus chupitos- dijo sonriendo mientras se iba.

Solo le di una mirada, de esas que son como para enterrarte 7 metros bajo tierna, sí, de esas.

Observaba las personas bailando, y no me había dado cuenta que el chico estaba ya de vuelta con mi bandeja de chupitos.

-Yo invito- dijo mientras me guiñaba un ojo.

-No necesito que un iluso que trabaja en una discoteca, pero que no sabe distinguir cuando una persona está ebria, sobria o emocionada, pague mis tragos, gracias- dije mientras tomaba la bandeja y me dirigía a la mesa.

-Mi nombre es Gabriel- gritó mientras me alejaba.

Ni me molesté en girar, por suerte.

-Busca a Génesis- le dije a cualquiera de los muchachos de la mesa mientras colocaba en ella la bandeja.

-Nishani, tu sabes que ella está embarazada y no puede tomar- respondió Eduard, su esposo.

A pesar de que Génesis solo tenía 17 años, ya tenía tres meses de embarazo, y estaba casado con un "riquito" de 23 quien la había dejado en cinta luego de una aventura. Su madre tuvo que acceder a ese matrimonio, porque en el fondo sabía que si no lo hacía, Eduard los abandonaría.

-Ah si, cierto, pues, empecemos- dije alegre.

Comenzamos con los chupitos, nos habíamos repartido 5 a cada uno, eramos 4 a competir, Eduard, Lorena, Andrew, y yo.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2015 ⏰

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