𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸𝟾 - ¿𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊ñ𝚘?

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—Tío Israel, ¿por qué lleva un collar rojo en su muñeca?— dijo un pequeño gatito que había quedado a cargo del mencionado y su amigo.

—Ah? Esto? — sonrió levemente y le señaló el collar, cuando el menor asintió se quedó en silencio unos segundos. — Mmm...
Yo tenía a un amigo, un gran amigo, era menor que yo, pero aún así era aventurero.

Se llamaba Ezra... Y corría de un lado a otro
Jamás ví a otro gato que pudiera comer el pescado tan rápido como él— rio un poco, viendo aquel objeto y suspiró sabiendo que pregunta iría después.

—Y que pasó con él...? Dejaron de ser amigos?—

—Se... Se fue a recorrer el mundo... Quizá ya tiene más amigos— mintió en respuesta el puentealtino, pensó que iba a ser lo mejor y trató de mantener la tranquilidad de su rostro.

Estaban tranquilos, desde el techo vigilando y cuidando al pequeño gatito, que inocente solo hacía preguntas y reía, además de pasearse por ahí con gran habilidad para su corta edad.

—Lautaro, eres pareja de Israel?— preguntó de nuevo con una sonrisa, en susurro al oído del mencionado.

—¿Qué? No weon, ¡¡digo!! No, no, no, es mi amigo, ¿De dónde sacaste eso?— trató de ocultar que acababa de decir una grosería y miró con confusión al niño. — (creo que ya no me gusta cuidar gatitos...)

—Porque siempre están juntos y sonríen mucho...— decía con inocencia el felino y después sintió que alguien ponía una mano en su hombro, al voltear, estaba Israel.

—Las weas que te inventas, weon... — hablaba con algo de molestia y suspiró, aunque recibió un manotazo por parte de su amigo.— Auch!! ¡¡¿Y eso por qué fue?!!

—¡¡¡Por decir garabatos frente del niño!!! ¡¿Que te pasa?! ¡¡Desubicado!! — miró mal al más alto y tomó al gatito para sentarlo en sus piernas con cuidado.— no lo escuches, Alejo.

Israel se quejó entre dientes y se sobó la cabeza por el manotazo, aunque seguía mirando mal al condino

—Tampoco debemos enseñarle violencia.— dijo en voz baja aún enojado y desvío la mirada.

—Te escuché.— respondió Lautaro.

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Pelusa y Katy diseñaban y organizaban a los grupos para confeccionar los trajes que se les había pedido, el trabajo agobiaba más y los días cada vez se hacían más cortos puesto que el sol se escondía antes.

—Bien... ¿En cuantos días llegará el cuero que nos falta?

—En una semana exactamente, el transporte demora más porque lo hacen lo más discreto posible

—Bien. Al menos ya tenemos diseño y un par de bolsos hechos.— suspiró Katy, algo agobiada, mientras veía como los demás gatos trabajaban y seguían cosiendo y confeccionando con cuidado cada detalle.

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Al fin después de unos días, el primer ejemplar de aquellos trajes y diseños estaba hecho y listo para usar.

Liviano, práctico, flexible y cómodo, una especie de armadura para arqueros, con varios bolsillos y protecciones de cobre y otros metales en partes importantes como el pecho.

Se llamó a Israel, que fue el primero en probarlo, e impresionado con el resultado lo puso a prueba.

—Te ves bien— dijo Estrella, viendo a detalle el traje, se le agregó otras telas suaves que cubrirían el cuerpo del arquero.

Lautaro luchó contra Israel y disparó con agilidad y precisión un arco, además de luchar cuerpo a cuerpo, y el traje había sido un éxito en las pruebas, por lo cual las felinas se emocionaron y celebraron.

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......

—Isra.... ¿Extrañas a Ezra?— preguntó el condino, mientras se quitaba unos accesorios y guardaba sus armas en la noche.

—¿Extraño?— preguntó de vuelta, bajando la mirada de nuevo en el collar— Si... Un poco.

—¿Solo un poco?—

—Si.—

—No se fue de "viaje por el mundo", ¿verdad...?

—No— dijo en voz baja, y desvío la mirada a un lado, pero aún mirando al suelo.

—¿Qué le sucedió a Ezra?

—¿Puedes dejar de preguntar?— dijo ya algo fastidiado, sin querer responder para nada esas preguntas de su compañero, y menos mirarlo.

—Bueno... Está bien.

Esa noche, igual de fría que siempre, el puentealtino con un insomnio temporal y sin poder ni querer dormir, solo se quedó hundiéndose en sus pensamientos y mirando al techo vacío y blanco, iluminado apenas por la luna al igual que otras cosas presentes en esa habitación pequeña.

Recordó la pregunta del menor sobre si el condino era su pareja, rio un poco y se sentó en la cama.

—(Jah, los niños y sus cosas, siempre inventan weas extrañas que ni ellos entienden...
Pero por un momento fue divertido ver la cara que puso Lautaro)— aún miraba el collar y esa ligera sonrisa que se había dibujado en su rostro se borró.

Tengo tantas cosas que contarte Ezra...
¿Dónde estás? — habló en voz baja, con melancolía y volvió a sonreír pero esta vez con un tinte de tristeza en su rostro.

"Soy contigo, Israel" susurró muy suavemente una voz, que hizo que el arquero mirara a todos lados muy atento e incluso se levantara de su cama, pero no había nada más que solo él y su tristeza. Creyendo que solo era su melancolía y decadencia recordando un recuerdo y haciéndolo una voz, suspiró y se tiró en su cama de nuevo, boca abajo.

Se tapó y trató de dormir, aunque cuando lo logró, el sol ya estaba casi saliendo y pronto iba a amanecer, lo peor es que la luz ya no era tan tibia y su frialdad besaba su rostro con insistencia a pesar de que él cerrara los ojos.

𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊𝚜 𝚝𝚛𝚊𝚐𝚎𝚍𝚒𝚊𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora