L.2 Capítulo 31

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Hitoshi Aizawa

05/01/2019

Otra fiesta tortuosa, con el mismo ritmo de música que odio, con el aroma asqueroso a tabaco.

Odiaba el ambiente, nunca me sentiré cómodo en fiestas de este estilo, más allá de que en este lugar no tengo amigos, pero ahora algo surrealista ocurría.

Estoy sentado con Fumikage hablando, el mismo ambiente que odio, pero charlando con un conocido.

Si bien lo perdoné, no confío en él, una cosa es perdonar y otra muy distinta es olvidar. Quien olvida termina repitiendo los mismos errores y confiar en alguien ciegamente puede arruinarte.

La amistad es un arma de doble filo.

-Me desvelé leyendo el libro y... -no se veía muy feliz-. No somos como la Crónica de una muerte anunciada.

Sonreí al escucharlo, en el fondo, más allá de su respuesta, me alegro de que lo leyese.

-Mi papá estará orgulloso al saber que un alumno suyo leyó un libro en una noche -cambié el tema, terminaríamos en una discusión sinfín, él no iba a cambiar de parecer-. A menos que sea un día antes del examen o un proyecto. Él se dará cuenta con o sin pruebas.

-¿En serio? -dijo un tanto nervioso- ¿es demasiado difícil?

-Sí, lo es, en especial desde que comenzó a trabajar en Yuuei -sentía un mal gusto en la boca al decir eso.

Estaba feliz por papá, pero la soledad aumentó cuando él comenzó a trabajar más.

-No pareces muy feliz -dijo extrañado, maldición, se notó.

-Es cosa del pasado, pero ahora tengo a Emi y Eri -dije, es difícil acostumbrarme a decirle mamá a Emi.

-Te seré honesto, es raro escucharte decir "mamá" a una persona.

-Lo hago por Eri, ella quiere que seamos una familia como tal -dije un tanto divertido-. Ella ve a papá como su padre, nunca tuvo uno, para ella es más fácil al ser una niña. Aunque Emi dijo que sí me ve como su hijo, de alguna forma eso me hace sentir bien.

-En verdad me alegro -dijo Fumikage-, eres la única persona que puede comprender que es ser un hijo adoptado.

Abrí los ojos sorprendido, nunca hablamos sobre ese tema cuando éramos niños, no es algo que hablas en los recreos o en las reuniones.

-A veces no sé si es una bendición o maldición no recordar mi pasado, solo recuerdo del minuto uno en el que conocí a mis papás actuales -dijo con una mirada perdida-, ¿tu los recuerdas? ¿Recuerdas a tu antigua familia?

Responder tal pregunta era una confianza que no podía permitir.

-Es un secreto que me llevaré a la tumba -dije sin más-, aunque si sé que no tenía padre, tal vez por eso fue sencillo ver a mi papá actual como el verdadero.

Me miró sorprendido y dijo-: yo tampoco tenía papá, pero la mujer que me dio a luz tampoco fue una buena madre, así que tal vez por eso es más sencillo aceptarlo.

-Lamento aquello -era una verdad, mi madre no era mala y mi tío era una gran persona que estaba metido en esa mierda.

-No la recuerdo, así que no importa -dijo mirando al frente-, también tengo un hermano mayor.

Eso si fue una sorpresa.

-Es la mejor persona que conozco, desearía ser tan genial y fuerte como él -continuó, su voz sonaba entre feliz y triste.

Rescataré tu sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora