Miré el reloj que estaba encima de la pequeña mesa; pronto serían las 12:00 a.m. y aún no podía dormirme. No me sorprendía; ya estaba adaptada a estar despierta a altas horas. Me removí en mi cama unas cuantas veces, intentando conseguir una posición cómoda para dormir, pero era en vano; al parecer, era imposible dormir esta noche.
Me levanté de mi cama, estiré un poco mis brazos e hice que mi cuello se moviera de un lado a otro hasta tronarlo. Me dirigí a la cocina, sentía la necesidad inmensa de beber algo refrescante. Al llegar, saqué del refrigerador una jarra mediana de agua y vertí de ella hacia un vaso de cristal. Un leve cansancio recorrió todo mi cuerpo, lo que podría ser una oportunidad para dormir, así que, sin más, volví a mi habitación, me acosté sobre la cama y me acurruqué en mi suave y reconfortante manta.
En esta noche había hecho mucho frío, por lo tanto, el aire acondicionado se sentía más frío de lo común, y eso me gustaba. Una vez acomodada en mi cama, mis ojos me pesaban, así que decidí cerrarlos para dormir finalmente.
Repentinamente abrí mis ojos y soplé mi nariz con mis dedos; había tenido una pesadilla, pero no recordaba nada de ello. Toqué mi rostro, ya que lo sentía húmedo, y llegué a la conclusión de que había estado llorando mientras dormía, algo que me parecía bastante raro. Me percaté de que mi habitación estaba más oscura de lo normal; siempre suelo encender la lámpara que está a un lado de mi cama, pero estaba apagada, al igual que el aire acondicionado. Hice el intento de encender los dos equipos electrodomésticos y no funcionaban. Nuevamente me levanté a buscar mi teléfono, que estaba en mi escritorio; como sabía que era muy tarde, no quise tomarme el trabajo de ver qué sucedía con la electricidad de mi habitación, por lo que me dediqué a navegar por internet, buscando cualquier forma de entretenimiento, pero nada me parecía interesante de ver.
Las ventanas se abrieron haciendo un gran estruendo, lo que me provocó un susto tremendo al estar entretenida con mi teléfono. La brisa de la noche dio paso a mi habitación y la refrescó al instante; ya se sentía bastante acalorada. Antes de levantarme y cerrar las ventanas, me senté al borde de la cama y, desde mi posición, tenía una vista hermosa de la ciudad; se veía muy iluminada y, al igual que la luna llena, transmitía una sensación de paz y tranquilidad.
Mientras cualquier pensamiento pasaba por mi cabeza, fui consciente de que algo suave pero frío apretó mi trapecio superior hasta llegar a lo último de mi espalda. Esa sensación hizo que mi cuerpo se estremeciera; una punzada atravesó mi pecho del miedo que sentí. Giré mi cuerpo hacia atrás en busca de algo fuera de lugar, pero no vi más que la vacía pared de mi habitación.
Como si hubiesen adelantado el tiempo, al volver a mirar a la ventana, esta estaba bloqueada por una figura humana completamente oscura. Mi pecho comenzó a palpitar rápidamente; el miedo y los escalofríos se apoderaron de mi cuerpo. En cualquier momento iba a darme un infarto, y para nada estaba exagerando; esa cosa llegaba casi al techo de mi habitación.
Justamente cuando estaba preparada para dar el grito de mi vida al presenciar tal cosa, se acercó hacia mí y, con su dedo índice -el cual parecía más grande que mi mano- lo posicionó sobre mis labios. Mi cabeza pesó sobre mis hombros y lo último que pude escuchar antes de morir fue un...
-Sshh, estoy aquí-
.
.
.
Holaa este es un capítulo muy interesante donde seguramente se preguntaran que esta pasando, para ello los invito a leer el siguiente capítulo donde cada ves más se irá desenvolviendo esta historia. Espero que haya sido de su agrado, nos vemos.♥️🔥
ESTÁS LEYENDO
El susurro del monstruo.
FantasíaDe pequeña, siempre temía a los monstruos que se escondían bajo mi cama. Las sombras en la oscuridad parecían cobrar vida, llenándome de pánico incluso ahora, a mis dieciocho años. A veces, ese miedo regresa, pero me consuelo pensando que esos seres...