Legoshi corrió apresurado, delante de él.
Confundido, siguió limpiando el polvo de su uniforme. Sin darle importancia a lo ocurrido. Era normal que Legoshi andará distraído y que chochara de vez en cuando con alguien.
Fue a su habitación, cansado por un largo día.
Al llegar, primero se quitó los zapatos. Aliviado por fin, por tener los pies libres sin estar tan apretados. Desvistiéndose, fue a darse un baño. Siguiendo toda su rutina diaria: Bañarse, leer, dormir. Hoy no era día de ejercitarse, por lo que, podría descansar a gusto.
Terminando su ducha, recortó todas las partes asimétricas de su pelaje, cuidando que se vea perfecto. Luego limpió sus uñas, retirando sus cutículas y limándolas, dándoles la forma que le gustaba.
Tardaba entre quince a treinta minutos.
Al verse al espejo, recordó a Legoshi.
"Él estaba peinado..." Pensó. Al chocarse, pudo oler una colonia, tenue; además del característico, aroma del jabón. Era obvio que debía encontrarse con alguien especial.
"Se veía bien... No tan bien..." Sonrió levemente al espejo, recordando su peinado.
"Se ve mejor despeinado." Le gustaba verlo como siempre se veía.
Al darse cuenta que estaba pensando en él, empapó su rostro con agua. En un intento de enfriar sus mejillas.
No podía pensar en él, ni mucho menos distraerse y permitir un... ¿Sonrojo?
Al cambiarse de ropa, el aroma de la colonia aún seguía presente en sus fosas nasales. En su mente, Legoshi, con su nuevo peinado.
Louis inhaló y exhaló profundamente. Varias veces.
Logró controlar su mente, y expulsar esa imagen de su cabeza.
Buscó el libro que estaba leyendo en su estante.
Sentándose en su escritorio, con un bolígrafo en mano y un cuaderno de notas, comenzó a leer.
Su ritmo era lento, haciendo las pausas necesarias, respetando los signos de puntuación. Apuntaba cada detalle o cita, que consideraba importante. Y resaltaba alguna cosa, que sabía que le serviría.
Al llegar a la página doscientos cuarenta y cuatro, leyó lo siguiente: "Los carnívoros por naturaleza son más grandes y fuertes que los herbívoros. Esto incluye todos los aspectos: Órganos y miembros."
De pronto, en su mente se dibujó la figura de Legoshi.
Esta vez, despeinado y medio desnudo. Se lo imagino peinándose, saliendo de la ducha.
En seguida, su rostro se ruborizó.
"¡Sale de mi mente!" Exclamó en voz alta, golpeando con las palmas al escritorio.
Sabía que sería complicado sacar esa imagen de la cabeza. Tenía que calmarse.
Fue hacia la ventana, abrió las cortinas, queriendo observar el cielo nocturno. Eso ayudaría a despejar su mente.
A lo lejos, alguien se acercaba.
Caminaba lento, con una postura algo encorvada y la cabeza agachada.
Era Legoshi.
Louis decidió fijarse en otra cosa, evitando mirarlo. Su curiosidad le ganó y terminó observándolo.
Cuando este se estiró, noto enseguida la expresión deprimida en su rostro.
"¿Tú cita te dejó plantado? ¿La viste con alguien más?" Murmuró para sí. Parecía estar contento que haya sido así. Era una felicidad malévola. Estaba contento que Legoshi tuviera el corazón roto, ¿verdad?
Legoshi entro en el edificio de los dormitorios.
Louis cerró las cortinas, teniendo la mente más despejada y una sonrisa arrogante en el rostro.
Se dispuso a continuar leyendo.
Volvió a sentarse en la silla del escritorio, y centrar su atención en el libro. Mas al volver a leer el fragmento anterior, su mente lo traicionó, imaginado a Legoshi.
Louis levantó su cabeza, en una expresión de hartazgo y cansancio.
Esta noche no podría leer a gusto.
Cerró el libro con rabia, sin antes colocar una marca que le recordaba donde se había quedado. Lo acomodó en el estante.
Tumbándose en la cama, maldijo a Legoshi.
Odiaba tener que imaginarlo.
"¡Maldita sea! ¡¿Por qué tiene que verse tan bien con ese peinado?!" Pensó con rabia, apretando la almohada.
Apagó las luces.
Se acomodó e intento dormir.
Lamentablemente, no lo logró. Seguía imaginándose a Legoshi una y otra vez. De distintas formas.
Su pelaje húmedo tras salir de la ducha; como se secaba la cabeza...
Sus mejillas no dejaban de quemar.
Se estaba volviendo loco...
