•5•

877 63 4
                                    

𝗔𝗴𝗮𝘁𝗵𝗮 𝗦𝗶𝗹𝘃𝗲𝗿

—La verdad es que me alegra demasiado que tú también vayas a estar en el insti—le dije a Tory—. Me caes mejor que Kyler y esos.

Ella me sonrió.

》¿Estás nerviosa?

—Sí, pero nadie debe saberlo—respondió, divertida.

—Te guardaré el secreto—aseguré—. Pero, si te sirve de consuelo, yo también estoy nerviosa.

—Estaremos juntas, ¿vale?—cuestionó.

Yo asentí.

—¿Entramos?—le pregunté.

—Sí.

Ingresamos al instituto donde lo primero que pudimos ver fue un control se seguridad en la puerta. Una vez revisaron que no tuviéramos nada peligroso, nos dejaron pasar.

Dimos unos cuantos pasos y pude notar como gente murmuraba a nuestro alrededor.

Miré a Tory quien se veía angustiada.

De repente una chica, concretamente, Sam LaRusso se paró frente a nosotras.

La miré frunciendo el ceño con confusión.

—Sé que has aceptado que volviera—habló Tory hacia la ojiazul—. O sea, que creo...

—No sé de qué palo vas, pero no me das miedo—interrumpió la LaRusso—. Tú no llevas las riendas, las llevo yo. Mis padres se han tratado tu rollo, pero, ni tan solo que me mires mal, te daré una paliza por tercera vez.

Nos miró mal.

》Va por ti también, Silver. Voy a por vosotras, perras.

La miré aún más confusa.

¿No le había hecho nada y ya le caía mal? Vaya fan.

[...]

Mi primer día había ido bastante bien, es cierto que había ayudado el que Tory estuviese ahí. Habíamos hablado con varias chicas las cuales no se la pasaban juzgando a la rubia por la pelea.

Miré a mi alrededor buscando a la rubia de quien me había separado en la última clase.

La gente salía a montones del instituto y casi me parecía imposible dar con ella.

—Hey.

Me giré frunciendo el ceño al oír esa voz.

—¿Robby? ¿Qué haces aquí?—le pregunté.

—Bueno, me dijiste que estabas muy nerviosa y quería saber qué tal te había ido—respondió.

Sonreí.

—Bastante bien, la verdad—contesté.

—Te lo dije.

—Sí, tenías razon—admití.

—Bueno, ¿te acompaño a casa?—preguntó.

—Claro—respondí.

Le mandé un mensaje a Tory para que no me esperase mientras que comenzábamos a caminar hacia mi casa.

—¿Por dónde vives tú?—le pregunté.

—North Hills—respondió.

𝗦𝗶𝗹𝘃𝗲𝗿'𝘀 𝗽𝗮𝘄𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora