"Mañana, cuando reine el silencio, cuando las estrellas guarden el secreto de nuestro amor prohibido, nos encontraremos al lado de la fuente", propuso Tisbe a su vecino, tras haber descubierto una grieta en el muro que separaba sus casas, "Después de tanto tiempo queriéndonos desde la distancia, me parece un sueño que nuestras manos finalmente se encuentren."
-Donde Viven Las Musas.
Fiorella;
El simple hecho de estar aquí ya era un problema. Pero otro se sumó a la lista cuando Ayrton me dijo que en pocos días tendría que abandonar la ciudad. ¿Por qué no lo mencionó antes?
—¿No te parece un poco tarde para decirlo?—Reclamé.
Ahora si era mi fin. En la antigua Imola, sin dinero, sin casa, y sola. Me impacientaba bastante y otro ataque de pánico amagaba por aparecer en medio de aquellas cuatro paredes, pero me contuve, esta vez debía buscar soluciones por mi cuenta.
—Pensaba en que podías viajar conmigo, Fiore.—Decía tan tranquilo que me molestaba.
—¡NO!—Grité, mis latidos se habían disparado.—No puedo, Ayrton, tengo que volver.
—Pero, ¿y si no puedes?
—Si llegué, tiene que existir como volver.
—Solo era una opción, y después obvio que volveríamos. Serían un par de días.
—Es que mientras más tiempo paso aquí, siento que menos posibilidades habrán de volver.—Dije.
Las lágrimas ya no se controlaban, y una vez más estaba bajo aquella situación, intentando escapar.
Se acercó a mi con cuidado de no ser rechazado por mi molestia. Lo dejé acercarse, me dolía ver también la inquietud en sus ojos, sabía que nada malo podía salir de aquel ser tan puro. Con su mano derecha acarició mi mejilla haciéndome reaccionar ante su tacto. Mis ojos se cerraron por inercia y su respiración estaba cada vez más cerca. Choqué mi frente con la suya, esperando respuestas de su parte, queriendo algo más que aliviara todo lo que estaba sintiendo, y sabía que Ayrton era la respuesta. Su nariz chocó con la mía y esta vez fui yo la que dió el siguiente paso. Junté nuestros labios suavemente, intentando no romper aquello rápidamente, quería hacerlo duradero, inmortalizarlo en el tiempo, que de alguna forma se congelara todo ahí.
Sus labios eran suaves, y su forma de besar era la de un experto. Me encantaban los movimientos lentos que manejaba, para nada bruscos, solo disfrutables. Me provocaban bastante el querer llevarlo más lejos, y terminó por volverme loca cuando sus manos se posaron en mi cintura dando un suave apretón. Pero tres golpes en la puerta rompieron el agradable momento que estábamos teniendo.
Nos separamos rápidamente, parecía tímido, como si le avergonzara tener que alejarse para abrir la puerta después de lo que había pasado.
Una mano en su nuca cuando se dió la vuelta me hizo soltar una risita poco audible que lo hizo voltear y soltar un "sh" riéndose de la situación también.
—Me pusiste nervioso.—Susurró alejándose.
Abrió la puerta dejando ver quién estaba detrás. Un hombre alto con porte elegante, apareció sonriente saludando a Ayrton.
Dejé que continuaran su conversación. Le dije a Ayrton que saldría a tomar aire fresco un rato, que volvería después.
Caminé por las calles de Imola hasta el parque, hacía un poco de frío, pero nada que mi cuerpo no pudiese soportar al no llevar abrigo.
Me adentré por la entrada trasera intentando no perderme, debía encontrar la forma de volver a casa aunque la duda se adentrara a mi mente. Por que al ver sus ojos fijos a los míos en lo único que pensaba era en quedarme acá para siempre.
Y por una vez más estaba ahí, parada a unos cuantos metros del lugar. Pensé en dar unos cuantos pasos más, pero no lo hice.
Así que di media vuelta y me regresé al hotel, con la mirada en el asfalto y el pulso acelerado, ¿qué dejaría él por mi?•
Muy corto pero quería subirlo<3