¿Debemos decirlo? PARTE 2

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En cuanto la familia pisó la mansión ubicada en Beverly Hills de la cantante, Charlie decidió que era el mejor momento para llorar, su padre, volteó a verlo confundido, no había una razón en específico para que llorara, tan solo habían llegado a la casa, eso era todo.

—Charlie, ¿Qué pasa?, ¿Te sientes mal? —

El pequeño escondió la cara en el cabello de su madre, le gustaba estar ahí, ella siempre olía bien.

—No tengo idea, supongo que es momento de una siesta— Taylor respondió.


Todos subieron a la habitación de visitas donde acostarían a los niños, Taylor se recostó con Charlie en brazos, Travis bajó a Evie a la cama y ella de inmediato se fue gateando hacia su mamá.

—Mami— se sentía más pegajosa que de costumbre, ella la abrazaba y tallaba su cara como si fuese el mismísimo Benjamin Button, aquel gatito que predijo algunos hechos que hoy comprobaron de manera oficial.

—Parece que tengo un par de gatitos aquí ahora— la rubia rio. —Es hora de dormir chicos— acarició los rizos de su hija.

Por suerte, Evie había superado el ser paseada en brazos para lograr conciliar el sueño, solo necesitó de su madre para acurrucarse junto a ella y tratar de dormir, Charles, no pensaba soltarse de su mamá, por lo que no podía cerrar los ojos, vigilando todo, Taylor le acariciaba la cabeza para tratar de hacerlo dormir.

—Parece que vas a tener un pequeño guardaespaldas lo que resta de estos meses o un año, tal vez— Travis mencionó al ver la actitud de Charles.

—Sí... Todavía no sé cómo vamos a manejar esto—

—Yo tampoco, ni siquiera tengo un punto de comparación, yo soy el hermano menor, pero tú eres la mayor, debes saber algo—

—¿Cómo voy a recordar eso? — dijo riendo. —Tengo tres años de diferencia con mi hermano, no recuerdo absolutamente nada de ese momento, solo sé que él estaba ahí y ya—

—Vaya, entonces, tenemos que informarnos acerca de cómo hacer esto, supongo— se talló la nuca.

—Será bueno que hagamos eso pronto, además de esto— señaló el pañal que se estaba asomando en el pantalón de su hijo, el temido momento se acercaba, la hora de quitarle el pañal a sus hijos era inevitable.

Antes de que llegara el nuevo bebé, debían tomarse la cansada tarea de hacer que sus hijos aprendieran a ir al baño.

—No puede ser tan complicado, Tay, solo es ir al baño y ya—

—Travis— entrecerró los ojos. —Cada que dices eso, es un gran anuncio de que es todo lo contrario— rio.

—Los niños son listos, Tay, verás— se sintió ofendido.

—Ok— dijo riendo.

—¿No tienes algún antojo?, como de... malvaviscos con chocolate o algo así—

—No, no tengo un antojo de eso, ¿Lo tienes tú? — alzó una ceja divertida.

—Creo que sí— él no estaba seguro de eso, ¿Sería el comienzo de los síntomas que experimentaría?, ha coincidido que muchos futuros padres sienten los antojos y síntomas de sus parejas al estar en la espera de un bebé, ¿Eso le iba a pasar a él?

—Bueno, será mejor que calmes ese antojo ahora— dijo riendo.

—Demonios, ¿Esto lo vas a sentir tú? — se sentía extraño.

—Tal vez, deberías dormir con los bebés— rio. —Para que te sientas mejor— pudo ver cómo es que su esposo se miraba pálido, ¿Nauseas?, le parecía extraño que eso pasara, aunque creía que todo eso era psicológico, se sentía todavía más unido con él en esa situación.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora