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𝗔𝗴𝗮𝘁𝗵𝗮 𝗦𝗶𝗹𝘃𝗲𝗿

Llegué al dojo mientras que algunos ya estaban ahí.

Kyler hablaba sobre su plan para esa noche ya que era el baile.

Dejé mi mochila en un banco para buscar mi botella de agua.

—Hola—escuché la voz de Robby.

—Hola—dije.

—Oye, ¿vas a ir?—me preguntó.

—¿Al baile?—cuestioné a lo que él asintió—. Apenas conozco a gente del instituto y paso de ir sola.

—Atención, en formación—dijo el sensei Kreese.

Hicimos caso al sensei.

》La clase de hoy va de equilibrio. Aunque no como lo enseña el Miyagi-Do. Os enseñaremos a meteros en la cabeza del contrincante y a dejarlo desequilibrado. Por parejas.

Robby me miró y yo asentí.

Fuimos a una parte del dojo para empezar a practicar.

—Podría ir contigo—comentó siguiendo la conversación de antes—. Eso desequilibraría mucho a Sam.

—¿Quieres que te invite al baile?—cuestioné.

—Puede—respondió.

—Vale, ven. Pero necesitarás un esmoquin y yo un vestido...—comenté.

—Iréis al baile, y lo haréis muy elegantes—habló mi abuelo antes de irse.

Fruncí el ceño a la vez que Robby alzaba los hombros.

[...]

Mi pelo se encontraba ondulado con un pequeño recogido, un ligero maquillaje ya que no me gustaba que estuviese muy sobrecargado y mi vestido azul clarito vestía mi cuerpo resaltando mi cintura, además de unos bonitos guantes blancos que mi abuelo se había empeñado en comprar pues le daban un toque más de elegancia.

Estaba muy nerviosa, no sabía si era porque era mi primer baile o por Robby o ambas cosas.

Salí de mi habitación. Había estado casi todo el día caminando en tacones para aprender a manejarlos.

Bajé las escaleras con cuidado pudiendo ver a mi abuelo ahí.

—Qué guapa estás—dijo.

—Gracias—respondí.

—Me alegra que vayas al baile—mencionó—. Robby es especial para ti, ¿verdad?

Eso me confundió un poco, pero no pude contestar ya que el timbre sonó.

》Oh, iré yo a abrir.

Asentí mientras que él se dirigía a la puerta.

No tardó en volver junto a Robby. Llevaba un esmoquin compuesto por unos pantalones negros, al igual que la camisa, y una chaqueta roja.

Mi abuelo continuó su camino yéndose escaleras arriba.

Robby me miró con una sonrisa.

—Estás muy guapa—dijo.

Le sonreí algo sonrojada

—Tú también.

Fui a la mesita donde se encontraba el botonier para ponérselo, el me puso a mí el corsage.

𝗦𝗶𝗹𝘃𝗲𝗿'𝘀 𝗽𝗮𝘄𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora