19. Draco

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Era una sensación embriagadora. Sus labios cálidos y suaves mientras se movían contra los de ella.

Era la única parte de él que se movía, su boca. Sus manos permanecieron quietas, todo él estaba inmóvil.

Hermione quería que se moviera, necesitaba que lo hiciera.

Sin pensar mucho en lo que hizo a continuación, dejándose llevar por la impulsividad o quizás por lo quieto que estaba él, atrapó su labio inferior entre sus dientes y lo mordió. Fuerte.

Entonces él dio una sacudida y ya no estuvo quieto más tiempo. Presionó su espalda con más fuerza hacia la encimera, cerró su brazo en su cintura y cogió su cuello y mandíbula con fuerza con su otra mano manteniendo su rostro hacia él.

Nada en su boca era suave entonces.

Con su mano sosteniendo su mandíbula, inclinó su cabeza profundizando el beso. Su lengua recorrió sus labios, solicitando su dulce entrada. Ella abrió la boca para darle la bienvenida y él presionó su lengua contra la suya.

Su sabor fresco y algo que reconoció como puramente sólo suyo, sólo Draco, explotó en su interior. Quiso girarse desesperada por obtener más y él no lo permitió presionándola con más fuerza hacia la encimera.

Él dejó escapar un grave gemido de su garganta que resonó a través de ella y la hizo estremecer. Él se inclinó hacia atrás lo bastante para sostener su mirada, mostrando un evidente deseo ardiendo en sus ojos totalmente oscurecidos, pero podía ver la inquietud filtrándose en ellos.

—Hermione, dime que pare, dime que no quieres esto...

Porque haría eso cuando era lo que más deseaba en el mundo. Comenzó a sentirse inquieta.

—Tú... ¿tú no quieres...? —empezó a preguntar con una voz tan débil que no reconoció en ella. Él dejó caer su cabeza en su hombro y suspiró audiblemente presionando sus caderas en la curvatura de su trasero. Pudo sentir su longitud totalmente duro contra ella y ella sintió su boca secarse. Él elevó su cabeza lentamente por su cuello dejando besos en su paso hacia el lóbulo de su oreja.

—He querido esto por demasiado tiempo.

—Draco... —Lo sintió sonreír.

—Joder, como extrañaba mi nombre en tus labios —murmuró sobre su piel.

—Draco... yo... —habló entre jadeos que no podía controlar.

—Díme, dulzura. Dímelo y será tuyo.

—No quiero que pares... —suplicó.

Él hizo un ruido, como un gruñido en su piel y el corazón de Hermione comenzó a martillear cada vez más fuerte. Soltó su cintura y su mano liberó su cuello para dirigirse a su blusa, rasgandola con fuerza, los botones cedieron, rompiéndose y saliendo volando por toda la encimera y hacia el suelo. Ella dio un pequeño grito de sorpresa. Entonces la giró bruscamente y atrapó nuevamente sus labios con necesidad. Podía sentir hambre en sus besos. Su lengua se entrelazó con la suya con desesperación.

—No tienes idea de lo que me haces, Hermione —le dijo entre sus labios.

—N-no...

Él empujó sus caderas hacia su centro y su dura longitud hizo fricción entre ellos. Ella gimió ante la sensación con una necesidad desesperada entre sus muslos.

—Draco... por favor...

Lo escuchó zumbar en voz alta y sus manos recorrieron la piel de su estómago antes de subir por sus brazos y quitarle la blusa por sus hombros. Su cabeza cayó a su cuello lamiendo la piel sensible, pasando por sus clavículas y llegando a la curvatura de sus pechos. Él deslizó sus manos hacia ellos y los palmeó suavemente mientras besaba la piel visible por encima del sujetador. Ella se mordió el labio, expectante, y lo vio jalar la tela hacia abajo y entonces estaba por todos lados.

Endure (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora