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❥🍄¡!/❝Katsuki Bakugo hace lo posible
para enfrentar su disforia y los
problemas que tiene que combatir
por el hecho de identificarse con el
género opuesto que tuvo al nacer.
Katsuki jamás habría pedido esto,
nunca quiso s...
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La hora del almuerzo había comenzado para todos los estudiantes de la prestigiosa academia UA, todos los aspirantes a héroes fueron a buscar sus almuerzos super proteicos y con muchas vitaminas para seguir con los entrenamientos forzosos.
Todos menos Kirishima Eijirou.
Kirishishima se encontraba en la azotea de la UA, los estudiantes tenían permitido ir hacia ese lugar, solo que no era tan concurrido puesto que solo tenían 20 minutos para almorzar, nadie tenía ganas de desperdiciar su tiempo subiendo tantas escaleras, menos si sus profesores los habían hecho entrenar tren inferior.
El pelirrojo suspiro pesadamente, el vacío en su estómago estaba reconfortandolo más, solo deseaba que en algún momento le molestase el hecho de tener hambre, pero no, lo único que hacía era enorgullecerse de un día más sin comer y quemando calorías, el sonido de su estómago solo le indicaba lo bien que lo estaba haciendo.
—Que mierda estoy haciendo de mi. — Pensó Kirishima mientras calaba un cigarrillo entre sus labios, succionado el amargo sabor de la nicotina.
Todo el tiempo su cabeza pensaba en comida, había veces que desearía poder desaparecer para poder dejar de compararse con todos los chicos, ellos eran tan fuertes, tan valientes, heroicos, masculinos... ellos tenían todo lo que el no era.
Su baja autoestima solo lo impulsaba a echarse cada vez más y más abajo, sin ver su propio potencial, su propio sacrificio, ni sus propios avances.
Muchas veces la cabeza juega muy en contra, tan en contra como el mismo mundo para darle tanta mala suerte.
Las puertas de la entrada de la azotea se había abierto, se escuchaban las bisagras resonar, al igual que un fuerte portazo.
—Tsk, vieja bruja de mierda. — Hablo por los aires un rubio explosivo, el cual estaba con un seño totalmente fruncido.
Los ojos de Kirishima lo miraron perplejo, al ver esas hebras rubias, esos ojos rubis, la gran espalda que no se dejaba apreciar totalmente por el uniforme, su cara se puso roja, sin darse cuenta de lo que tenía entre los dedos, al igual que la mirada furiosa del rubio.
— ¿Qué mierda estas haciendo aqui? — Preguntó el rubio mientras se acercaba, Kirishima solo se reincorporó, pero sin dejar de ver esos ojos que lo volvían loco.
Katsuki al no recibir respuesta se enfureció más, ver a su mejor amigo con un puto cigarro en la mano lo había hecho perder la cabeza. El no, no iba a permitir que se arruine.
Katsuki tenía una extraña necesidad de proteger a Kirishima, no sabía si era porque sabía como es que la ropa del pelirrojo se hacía cada vez más grande para el, o el hecho de siempre escucharlo sollozando en su dormitorio, quizás le tenía pena, pero no lo creía.
— Kirishima, dame esa mierda. — Hablo firmemente mientras extendía la mano para que ponga el cigarro entre sus dedos.
Pero algo simplemente lo hizo contener las ganas de maldecir a Kirishima en todos los idiomas, y eso era ver lo vulnerable que de veía. Ya hace un tiempo el había cambiado totalmente su forma de ser.
