Mr. Loverman [yoonmin]

parte 25

Jimin se quedó en silencio por un momento, claramente en conflicto. Pero conocía a su amigo mejor que nadie y sabía que no podía discutir con él una vez que se había propuesto algo.
"Está bien..." *Jimin finalmente asintió, y de repente sintió una ola de alivio invadirlo. Había tenido miedo de aceptar el apoyo de su amigo porque no estaba seguro de merecerlo, pero ahora se dio cuenta de que no tenía que soportar esta carga solo.*

Yoongi sonrió gentilmente y apartó el cabello de la cara de su Jimin. Se quedó allí por un segundo más, percibiendo el alivio que vio en el rostro de Jimin y observándolo disfrutar de su momento de unidad. Yoongi había tomado una decisión firme y no la iba a cambiar. Iba a asegurarse de que ambos se quedaran aquí y resolvieran sus problemas juntos.
"Estamos juntos en esto, ¿ves?... No voy a dejar que regreses solo. Vamos a enfrentar a tu jefe de mierda juntos y nos aseguraremos de que se mantenga fuera de nuestras vidas."

Yoongi sintió que la tensión entre ellos abandonaba el cuerpo de su amigo, casi podía sentir el alivio y el estrés desaparecer de su amigo cuando finalmente se dio cuenta de que no tendría que enfrentar esto solo. Jimin ya no estaría tan indefenso, ya no tendría que sentirse tan asustado, ahora tenía a su amigo para manejar las cosas por él. La mano de Yoongi acarició ligeramente el rostro de Jimin, mientras le sonreía.*
"Ya no tendrás que enfrentar nada solo, ¿de acuerdo?"

Jimin miró a su amigo con los ojos más cálidos que pudo, sintiendo que el peso del mundo finalmente se quitaba de sus hombros, ya no tener que ser el único que luchaba por su vida... y Yoongi no podía describir la sensación de alivio y alegría que sintió al ver los ojos de su amigo brillar nuevamente, fue como ver un hermoso rayo de sol atravesar las nubes oscuras y brillar sobre el mundo.

Yoongi y Jimin decidieron aclarar sus mentes y dar un paseo, se vistieron y salieron a vagar por las calles. Caminaron en silencio por un rato, dejando que el aire fresco y la paz que los rodeaba invadieran sus mentes. Yoongi no podía dejar de pensar en lo que había pasado, todavía estaba muy preocupado por su amigo. Pero tampoco podía negar que el paseo fue tranquilo y relajante, y le hacía muchísimo mejor estar al aire libre...

"La arquitectura de Italia y Corea son muy diferentes..." *dijo Jimin asombrado por los altos edificios modernos*

*Yoongi se rió suavemente, nunca antes se había detenido a comparar la arquitectura de los dos países. Pero era cierto, la arquitectura era bastante diferente. Corea era conocida por sus diseños modernos e innovadores, mientras que Italia era famosa por sus estilos antiguos y clásicos. Mientras miraba los altos edificios a su alrededor, Yoongi tuvo que admitir que había algo intrigante en el contraste.*

"Si...ambos tienen su encanto"

Yoongi rompió el silencio al notar algo en la distancia. Se detuvo, señaló un café y sugirió que entraran, su amigo probablemente necesitaba una bebida caliente para calentarse el cuerpo. Entraron y tomaron una mesa, disfrutando del ambiente acogedor del café. Yoongi le pidió a su amigo un chocolate caliente y a él mismo una taza de café, las bebidas calientes se sentirían bien después del clima frío...

*Yoongi y Jimin pasaron un rato tranquilamente bebiendo sus bebidas calientes, el calor de las bebidas los llenó y hizo que sus cuerpos se relajaran. Permanecieron sentados en silencio un rato más, disfrutando del momento. Yoongi no pudo evitar notar lo pacífico y tranquilo que se veía su amigo, parecía que finalmente había derribado todos sus muros y estaba contento.*

"Jimin-ah...estas feliz?"

"Si...mucho" *Jimin sorió calidamente mientras regresaba a tomar su bebida*

Yoongi tambien sonrió, amaba verlo asi de feliz en especial despues de enterarse por todo lo que pasó y probablemente le iba a pasar si volvia a Italia
Los ojos de Yoongi se dirigieron a la taza de chocolate caliente que sostenía con fuerza en las manos de su amigo, no pudo evitar notar lo pequeñas que hacía que sus manos parecieran. Yoongi no pudo evitar que sus pensamientos vagaran hacia los recuerdos de la piel suave y los rasgos delicados de su amigo. Este momento se sintió tan dulce y acogedor, su amigo se veía tan frágil y delicado... La necesidad de acariciar esas pequeñas manos y esa suave piel se hizo más y más fuerte...