- Capitulo 39 (II) -

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Jeff: 

La voz desde la puerta nos hace saltar a ambos y nunca la he visto moverse tan rápido y correr al baño, me reviento de la risa y cubro mi cuerpo con las sábanas, acomodándome en la cama.

La escucho luchar con el cerrojo y escondo la pijama de la mujer que ahora sale del baño con una de las batasy el cepillo de dientes en la boca; presiono el boton de la mesita para desactivar el seguro y entra como un demonio, me acribilla con los ojos cuando me ve.

—Buenos días princesa.— Le digo con una sonrisa pero no me la devuelve. 

—A mi no me hables; ya no somos amigos.— Responde. 

La veo correr hasta su madre y envolverla en un abrazo, quisiera discutir, pararme y cargarla hasta sacarle una sonrisa, borrarle la rabieta; pero estoy completamente desnudo debajo de la sabana. 

—Me distraje mi amor; te preparo desayuno en un momento... ¿Que quieres desayunar?— El amor con el que la mira no tiene comparación; jamás podré entender como siendo el producto de tanto dolor quiere a su hija con tanta fuerza, me he encariñado con Annett, se convirtió en parte de mi dia a dia, pero mi amor es producto directo de su madre... Desearía que fuera mi hija, que no tuviera una gota de la sangre de ese hijo de perra corriendo por sus venas. 

—Quiero mangu y mucho mucho salami; me muero de hambre... Revise en la cocina, quería ayudar; pero no hay plátanos, podemos comer cereal o algo...— Responde aun abrazando a su madre. 

 —O podemos comer fuera; a mi tambien se me antoja un plato de Mangu, con salami y jugo...—

 Me meto en la conversación y me mira con rabia; regresa la mirada a su madre que sonríe mientras le acarician el cabello; no es bajita, es demasiado alta para su edad, tiene casi la altura de su madre, pero es delgada, no tiene a quien heredar poca estatura. —Yo contigo no voy a ningún lado, confíe en ti y en el otro y mira lo que hicieron... Sabrá Dios lo que habrían hecho si supieran que es...— Se calla de repente y completo la frase por ella. 

—Alex, ya se que es Alex, mi amor; te juro que si algun dia te hace caso, cuando ya no seas una niña, yo mismo te entrego en el altar; pero no pienso permitir que ningún hombre se te acerque a esta edad, ni siquiera el.—

—¿Lo prometes?— Es la primera vez desde que llegó que se me acerca y no me mira con odio— Prometelo, si vas a estar de novio de mi mama; me vas a entregar en el altar cuando me case con Alex.—

Casarse con Alex... podría recordarle que es prácticamente su tío; o romperle la ilusión diciéndole que a él le gustan las mujeres mayores, pero está ilusionada y no me atrevo a matarle el sueño, ya se le pasara, ya se le olvidara y encontrara alguien de su edad. —Lo prometo, SI te casas con Alex yo te entrego y pago la boda... Pero necesito tu palabra.—

 Medusa nos mira desde su lugar aun con el cepillo en las manos y Annett permanece parada frente a mi, me mira intrigada

—Prometeme que no te acercaras ni dejarás que nadie se te acerque hasta que tengas edad para entenderlo, sobre todo si es mayor Annett, eres una niña.— Rueda los ojos y suspira antes de responder como si la hartaran mis palabras. 

—No tengo que prometer eso Jeff, no soy estúpida,—me dice— sé que no estoy lista para nada de eso, solo me gusta alguien; eres un exagerado.— Mira sobre mi cabeza y sigo su mirada hasta la blusa de pijama que cuelga del respaldo de la cama. —A mi me prohibes cosas y tu estas...— busca la palabra mientras mira a su madre y temo que vaya a decir una groseria.— haciendo el sin respeto con mi mama.— Dice finalmente.

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora