ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 30

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El calor era sofocante, el sol era cada vez más intenso, pero eso no menguó la emoción cuando llegaron al Rancho Cadillac. Engfa bajó de un brinco del auto y salió corriendo por medio del desierto donde se encontraban de ocho a diez Cadillacs enterrados hasta la mitad, la cantidad de grafitis que los adornaban eran la fiel muestra de la cantidad incalculable de personas que habían visitado el lugar. Charlotte se limitó a hacer fotografías desde diferentes ángulos, capturando el sueño de Engfa para que ella lo reviviera una y otra vez por medio de las imágenes.

—Char, ven aquí... Mira hay sprays —dijo Engfa agarrando dos frascos metálicos.

la brasileña trotó hasta donde se encontraba la chica, sintiendo como el vapor del desierto le subía por los pies y le calentaba todo el cuerpo, al llegar hasta el monumento de autos, se metió debajo de uno para aprovechar la sombra.

—Haz tu grafiti —le pidió y el sudor le corría por las sienes, las cuales le latían ante el vapor—. Mientras lo haces te tomaré fotos.

—Está bien, pero tienes que hacer el tuyo también.

—Claro que lo haré, aunque no soy buena para dibujar, por algo estudié leyes.

—Bueno, yo hago el dibujo y tú escribes —dijo agitando las latas con energía, al tiempo que Charlotte elevaba el pulgar indicándole que estaba de acuerdo.

Engfa se esmeró en hacerlo perfecto, además que se encontraba sumamente inspirada, mientras Charlotte seguía de cuclillas debajo del Cadillac y de vez en cuando le tomaba fotos.

Se llevó unos treinta y cinco minutos creando el dibujo, el cual opacaba a los demás, había pintado el momento, ella dibujando el auto y debajo de este a Charlotte fotografiándola y lo nombró "Ruta 66"

—Listo ya puedes salir de tu guarida, te toca escribir —dijo tendiéndole un spray amarillo.

Charlotte salió y al verlo se quedó pasmada, le había quedado perfecto y no pudo controlar sus impulsos de besar una de las sienes de Engfa, ella sonrió satisfecha.

—Agarra un poco de sombra. —Le pidió entregándole la cámara y tomando la lata de pintura amarilla.

—No tardes —acoto resguardándose debajo del auto—. Esto podría caerse y aplastarme —dijo admirando hacia arriba la carrocería.

—Tiene el 60 por ciento enterrado; es decir, las probabilidades de que te aplaste es de un cero coma uno por ciento —dijo e iniciaba su escrito, creando un fondo negro.

Charlotte sonreía mientras escribía y se dejaba llevar por lo que sentía de momento, eran cosas que quería decirle a Engfa pero que aún no reunía el valor.

—¿Falta mucho? —preguntó, la chica impulsándose con la punta de sus pies y bajándose, haciendo sentadillas a medias para no perder la costumbre, se decía.

—Ya casi nada... —contestó terminando la última palabra—. ¡Listo!

Engfa salió casi en medio de una carrera y con una amplia sonrisa, poniéndose de pie al lado de Charlotte, el gesto en su rostro se enfrió al no entender una sola palabra del casi testamento que ella había escrito.

—¿Esto está en portugués? —Inquirió sin poder creerlo.

—Efectivamente, es portugués —dijo pasándole un brazo por el cuello y pegándola a ella.

—Te pasas de graciosa Austin, ¿cómo se supone que sabré lo que dice? —inquirió con ganas de golpearla.

—Algún día lo sabrás, ahora debemos irnos... —La agarró por una mano y casi la arrastraba.

Dulces Mentiras, Amargas Verdades ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora