࣪𓏲ּ ⌗ 𝗠𝗜𝗖 ˑ ִ ֶ | La vida de Emma se resumía en dos cosas: escribir y cuidar a su hija Lucia. Sus día a día parecían tan simples hasta que Carlos Sainz, el piloto favorito de su hija, apareció en sus vidas. Solo eran ella, su hija y ahora C...
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La emoción que sentía mi hija era casi palpable. Hacía ya más de 10 minutos que se encontraba haciéndole preguntas a Carlos, quien al principio le respondía con gusto pero luego de un rato el cansancio en él era notorio. Esperé a que mi hija le hiciera una pregunta más para levantarme y salvar al hombre de mi niña.
—Hija, ¿Por qué no ayudas a la tía Blanca a poner la mesa? —dije mientras le señalaba el comedor. —Deja que el señor Sainz descanse un poco de las preguntas.
La niña asintió con la cabeza y como toda una niña obediente se fue hacia el comedor en busca de Blanca. La familia nos había invitado a cenar y aunque me negué varias veces diciendo que no quería molestar, Carlos padre prácticamente me había obligado a aceptar con su insistencia.
Me estaba por ir también a la cocina a ver si la señora Reyes necesitaba ayuda, pero una mano rodeando mi muñeca me hizo quedarme en mi lugar. Voltee a ver a Carlos quien ahora estaba parado frente a mi y vi por un segundo su agarré en mi muñeca, su tacto parecía quemarme y no sabía bien el porqué.
—¿Qué quieres? —le pregunté tajante.
¿Había sonado grosera? Puede ser. Pero él había sido grosero primero. En ese momento soltó mi agarre y pasó su mano por todo su cabello hasta llegar a su nuca. Mierda que era atractivo.
—Solo quería disculparme por lo que dije hace un rato, cuando entraste. Pero te agradecería que no pongas responsabilidades sobre mi hermana o mi familia, existen niñeras ¿Sabes?. —hablo mientras evitaba mi mirada a toda costa.
¿Y este idiota que? Recién aparece y ya saca conclusiones de cosas que no son. Si no sabe nada de mi vida ¿Para qué mierda opina? Aún así su comentario me dolió, siempre pensaba que era una molestia para ellos, aunque me lo negaran.
Fruncí mi ceño, me volteé y caminé hacia donde me dirigía en primer lugar, sin decir ni una sola palabra. Llamaba mocosa a mi hija, básicamente me decía mala madre ¿Y a pesar de todo pedía disculpas soltando ese comentario?
Llegué a la cocina encontrando a Reyes haciendo de su magia, la mujer cocinaba como los dioses, su comida fue la primera que probé en España y podría ser capaz de recordar cada condimento usado si me lo proponía.
—¿Necesita ayuda en algo? —pregunte detrás suyo.
La señora me miró por unos segundos con una sonrisa y negó con la cabeza.
—Oh no cariño, eres la invitada. —exclamó. —¿Ya conociste a mi hijo Carlos, no? ¿Por qué no hablas un rato con él?
Me reí, ya sabía a dónde iba esto, siempre era lo mismo con Reyes "casamentera" Sainz. La mujer trataba de emparejarme con alguien siempre que tenía la oportunidad, decía que necesitaba encontrar el amor en la vida y que por más que no quiera, tarde o temprano lo iba a hacer.
—Ya sé lo que quiere hacer y no lo va a lograr. —Canturree.
—Ya veremos quién ríe última. —Dijo en ese tono desafiante que solía usar cada que rechazaba a uno de sus pretendientes. —Estará aquí por esta semana hasta la próxima carrera, luego volverá para sus vacaciones, puedes hacer el intento de no se... Conocerlo, conocerse. —insinuó y yo volví a negar con una mueca de disgusto.
