Capítulo 1

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CAPÍTULO I
Nostalgia y malas noticias.

Abrí los ojos como cualquier otro día, seguía recostado, sin ganas de levantarme. Sí, era como cualquier otro día, pero al mismo tiempo se sentía tan diferente. Me preguntaba que sería si el aire de Corea se respiraba distinto o era que definitivamente el clima era diferente, la gente, las costumbres eran distintas, todo era tan formal, por decirlo de una forma educada. me cuestionaba si habría sido la mejor decisión mudarme,  creía que todavía podía volver a Seven Hills, después de todo eran son 10 horas de vuelo, además JYP no me quería en su grupo desde un principio, por otro lado eso quizá destrozaría a Bang Chan y además ya no podría ver a...
—Felix, buenos días, ¿cómo amaneciste? — dijo Bang Chan entrando en mi habitación como siempre sin permiso, no es que me molestara, pero entre tanta formalidad y respeto se sentía raro y familiar al mismo tiempo.
—Bien, creo. —dije titubeando un poco
—Ey, todo va a estar bien, somos un grupo debutante ahora, no tienes de qué preocuparte. Vamos, hice almuerzo para todos. —Me tomó de la mano amablemente mientras me jalaba fuera de la cama.
—Voy en un minuto, adelántate, prometo no tardar. —respondí incómodo, negándome a salir de la cama ya que sabía que tenía que buscar mi ropa interior debajo de las sábanas. Él no tenía que enterarse de aquel pequeño detalle de que por las noches terminaba por dormir desnudo ya que sin desearlo me despojaba de todas mis prendas.
—Está bien, pero de verdad no tardes, solo te estamos esperando a ti. —Me dirigió otra sonrisa antes de salir de la habitación.
Me vestí con mucho desgano, vistiendome con una playera gastada y sin ganas de almorzar, caminé lentamente hasta el comedor asegurandome antes de llegar de que Jinnie no estuviera aún en su dormitorio, tenía la puerta abierta de par en par, así que seguramente ya había salido.
Debía dejar de pensar en él, al menos de esa forma, él era mi mejor amigo, solo eso… mi mejor amigo, Me cansaba de pensar en ello, me apresuré ya que no deseaba que se les enfriara el almuerzo por mi culpa.
Apenas llegué al comedor y podía olerlo, vaya, su aroma era distinto a todo lo que conocía, era dulce y fresco al mismo tiempo, ni siquiera el olor de la comida podía opacarlo.
Cerré los ojos para disfrutarlo y me estrellé contra algo. Un poco de agua me mojó la cara de pronto, abrí los ojos y al subir la miradalo ví, ahí parado de espaldas frente a mi, mientras secaba su cabello con una toalla que tenía estampado un pequeño pollo amarillo en la esquina, a menudo me decía que esa pequeña ave se parecía a mí, lo que me daba mucha risa.
Era tan alto, fácilmente me sobrepasaba por media cabeza, su cabello negro, largo casi hasta los hombros , lacio y mojado le daba un aire tan sensual, su espalda, era tan ancha y  aunque parecía ser delgado en realidad sus músculos eran muy fuertes, aún así su cara era tan dulce e inocente que me derritía de amor. No, quizá no era amor, lo que quise pensar era me daba mucha ternura, si, eso era, me parecía tierno. Pero me preguntaba por qué no podía evitar abrazarlo cada que lo veía.  Aún en ese momento, recién supe que era él me aferre a su espalda, hundiendo mi cara entre sus cabellos mojados para olerlo un poco, solo eso necesitaba para empezar mi día feliz.
—Despertaste al fin— dijo Jinnie mientras tomaba mis manos entre las suyas, como abrazando mi abrazo y recostaba un poco la cabeza para quedar sobre mi hombro, permitiendo que mi nariz hurgara su cuello.  —Tardaste tanto que incluso me dio tiempo de tomar una ducha— Sacudió su cabello de una forma juguetona mojándome y salpicando un poco a los chicos.
—Ey, siameses, siéntense, tenemos que repasar el itinerario de hoy y no queda mucho tiempo— Gritó nuestro líder mientras aplaudía para sacarnos del trance.
Nos sentamos a repasar una y otra vez la serie interminable de eventos, entrevistas, presentaciones y ensayos que teníamos en puerta para terminar el día. no sabía si la vida de un idol siempre sería así pero me preocupaba que no existiera espacio para la vida íntima, ni un respiro para reflexionar sobre la existencia humana o talvez para disfrutarnos, porque en definitiva me hubiera encantado disfrutar el tiempo para mirarlo sin tener que hacerlo por los espejos de la sala de ensayos, tomar su mano y beber un té mientras charlamos sin que fueran las 3 de la mañana.
—¿Todo bien?— me susurró Prince mientras de fondo aún se escuchaba la voz de Bang Chan.
—Sí, claro ¿Por?— Alce la mirada un poco cuando me di cuenta de que lo miraba directo a los labios.
—Es solo que no has tocado tu almuerzo, ya casi es hora de salir, a ver, abre— Apenas me dio tiempo de pensar en su pregunta cuando pude sentir un bocado de arroz con Kimchi y anguila asada entrando en mi boca.
—Hyungjin, estoy seguro de que Felix puede comer solo, pon atención— dijo Minho pegando en la mesa cerca de mí, lo que en realidad nos asustó a ambos.
– Claro Hyungnim – dijimos al unísono un tanto apenados y continuamos escuchando todo lo que nos tenía por delante ese día con atención.
No supe en que momento pasaron tantas horas, pero de pronto había anochecido, el clima era bastante frío en comparación a mi país de origen, no estaba seguro si era por la temporada, ya que llevaba poco tiempo en Corea del sur, sin embargo no estaba acostumbrado a esos cambios de temperatura, en mi antiguo hogar habríamos estado en verano, pensando en eso me di cuenta de que aún extrañaba a mi familia, a mis amigos, mi entorno en general, sumando eso al cansancio provocado por la agenda del grupo como “sensación de lanzamiento” y a la falta de alimento sentía que en cualquier momento podría desmayarme.
—Toma— dijo Lee Know mientras me daba una pequeña botella de agua y se sentaba a mi lado.
—Gracias Hyungnim— Sonreí amablemente ante el gesto
—¿Estás triste o solo cansado como todos los demás?— Lino me miraba de reojo como si no quisiera voltear y tener esa conversación.
— Un poco de todo creo— Baje la cabeza intentando frenar el llanto que sentía se precipitaría en cualquier momento.
—Si necesitas hablar— Lee Know me tomó la pierna con cariño acariciando mi rodilla
—Felix, te traje comida— Gritó Jinnie mientras corría un tanto atolondrado como siempre interrumpiendo a Lee Know
—Bueno, veo que estarás bien, los dejo comer. — dijo Minho antes de levantarse rápidamente luciendo un tanto molesto, aunque en realidad era difícil aseverar si lo estaba ya que al parecer era su estado natural.
—Toma, pedí que nos trajeran pan, sé que no te encanta pero come un poco— Jinnie sonreía tan animado que no fui capaz de negarme, apenas lo puso en mis manos lo mordí, para que no sintiera que su gesto había sido en vano.
—Se que estas triste, no tienes que decírmelo, se nota, pero quiero que sepas que no estas solo, pase lo que pase yo estaré contigo, es más ¿Ves estos anillos?— dijo Prince jugueteando con un par de argollas en su dedo índice
– Son anillos gemelos, ahora uno es mío y el otro tuyo— mencionó Hyun Jin mientras sujetaba mi mano poniendo el anillo en mi dedo.
—Así cuando tengas momentos difíciles solo tienes que recordar que tú y yo estamos en esto juntos. — La mirada y  sonrisa del Hurón en ese momento tenían una calidez que de alguna manera reconfortó mi corazón.
—Gracias Jinnie, no tienes idea de lo que esto vale para mí — Intentaba retener las lágrimas dentro de mis ojos pero no pude hacerlo, con vergüenza bajé la cabeza en un absurdo intento porque él no se percatara de que estaba llorando.
—Ey, para eso estamos los amigos ¿Cierto?— Soltó Jinnie antes de abrazarme dando pequeñas palmadas en mi espalda.
Trataba hacerme sentir mejor, lo sabía pero de algún modo esa palabra quedó un rato en mi cabeza, haciendo eco.
Tenía claro que éramos amigos, solo amigos, me repetía que no debía de olvidar que me había dado un anillo porque somos AMIGOS, no porque quisiera algún otro tipo de relación conmigo.
Por más que lo intentaba no podía dejar de repetir esa palabra en mi cabeza y cada que la mencionaba parecía que crecía como si fuera a aplastarme, en ese momento era como si se hubiera abierto un hueco en medio de mi pecho, por el cual seguramente se estaban filtrando mis lágrimas ya que en ese preciso momento se detuvieron.
—Chicos, lamento interrumpir el momento tierno de los siameses, pero debemos irnos a casa— Se aproximó I.N tiernamente.
En ese instante no podía responder, me quedé como si estuviera en piloto automático, mientras en mi cabeza se repetía sin cesar lo que sabía, era mí realidad con respecto a mi relación con Jinnie.
Una vez llegando a casa Bang Chan como un buen líder preocupado por sus nuevos idols nos envió a dormir.
—Mañana tenemos más cosas que hacer chicos, recuerden que estamos en plena promoción, necesitamos que nos conozcan, vamos a dar lo mejor como grupo. Desde ahora somos idols y mi responsabilidad como su líder es cuidarlos a todos,  así que vamos a descansar, nada de quedarse platicando, todos a sus cuartos, entendido. — sentenció Bang Chan señalandonos con una sonrisita velada en el rostro.
—Jinnie— dije mientras sujetaba su brazo.
—¿Pasa algo? — Prince me miraba como si se sintiera nervioso.
—No, bueno, en realidad quería pedirte un favor— Mi tono de voz era casi imperceptible, era como si hubiera un objeto pesado tratando de impedir que las lágrimas se vaciaran del hueco que había creado esa palabra, tan fuerte que me oprimía el pecho impidiéndome hablar más alto.
—Dime— Jinnie se paró cerca de mí, agachando la cabeza para poner su oído cerca de mi boca, quizá intentando escucharme mejor.
—¿Puedo dormir contigo esta noche? Extraño mucho a mi familia, a mis amigos, mi casa, esto está siendo muy difícil para mi y no quiero estar solito.— Baje la cabeza, no podía ni pensar en mirarlo en este momento, ya que sabía que entonces no podría parar de llorar.
—Vamos, pero te advierto que suelo abrazar mientras duermo— El hurón me tomó la mano dirigiéndome a su habitación,  al entrar su aroma me inundó, llenándome de una sensación de tranquilidad inmensa.
Me senté en su cama mientras él buscaba algo en un cajón.
—Ah claro, lo olvidaba, puedes ir por tu pijama en lo que me cambio. — Jinnie seguía buscando en aquel mueble su pijama, que al parecer no encontraba, desordenando todo a su paso.
—Bueno, es que, en realidad no uso pijama— Baje la mirada como si intentara ver el infierno ardiendo bajo mis pies.
— Oh, ya veo, ¿Quieres que te preste una o ...?— Prince no continuó la frase pero la simple idea de que la finalizara me aterraba de algún modo.
—Si, por favor— respondí apresurado y sentí inmediatamente como mis orejas empezaban a arder, como si tuviera fiebre.
—Ok, Aquí tienes, fue un regalo de mi madre, ya no me queda, al parecer crecí un poco desde la última vez, pero seguro que te ajusta perfecto— Dijo Jinnie  antes de arrojarme el conjunto para posteriormente quitarse la sudadera y el pants frente a mi, como si de algo natural se tratara.
De inmediato sentí la sangre corriendo por mi rostro, me giré de forma instintiva tratando de protegerme o talvez tratando de protegerlo de mi.
Una vez vestidos nos recostamos en la cama cómodamente, no sabía exactamente como debería de acomodarme, frente a él, viendo su hermoso rostro adormilado o de espaldas a él hasta que se durmiera para poder admirarlo apropiadamente sin que se percatara.
—Date vuelta— Pidió el hurón bruscamente a lo que obedecí de inmediato.
– Te advertí que abrazaba mientras dormía cierto— Soltó e inmediatamente me tomó por la espalda apoyando todo su cuerpo contra el mío.
Podía sentir cada milímetro de su ser recargado sobre mi, los nervios no me dejaban moverme ni hablar, su respiración en mi nuca era hipnótica y al mismo tiempo tan sensual.
Debía pensar en otra cosa rápido si no quería tener problemas.
—¿Estas cómodo?— susurró Jinnie en mi oído dulcemente.
Solo atiné a asentir con la cabeza.
—Me alegra. Yo debo confesar que hace mucho tiempo no me sentía así de bien a la hora de dormir, quizá es que eres más suave que mi almohada— El hurón se reía suavemente, como si se estuviera burlando de mí, podía sentirlo y escucharlo al mismo tiempo.
—Buenas noches, descansa, mañana tenemos un largo día por delante.— La voz de Jinnie empezaba a sonar como si estuviera adormecido.
De pronto su respiración se hizo muy lenta, sus latidos disminuyeron su ritmo, podía saborear la paz entre el desastre hormonal que desataba en mí esa clase de cercanía.
Casi sin darme cuenta, me había quedado profundamente dormido.
—Jinnie. ¿Qué demonios? ¿Felix? ¿Qué haces aquí? No, espera, más importante aún ¿Por qué están desnudos? ¿Acaso ustedes? – Escuché a la lejanía a Bang Chan desconcertado, abrí los ojos para verlo parado en el filo de la puerta cubriéndose la boca con ambas manos.
—No exageres, nos dio calor, fue solo eso. — respondió Jinnie de prisa mientras se tallaba la cabeza con una mueca de desagrado.
—Pues esto parece otra cosa, dejen de asustarme. Levántense para almorzar, ya vamos tarde, los estamos esperando abajo, Lee Know preparó algo para comer y ya saben que se molesta si se enfría.— dijo Vam Chan antes de cerrar la puerta para abrirla nuevamente de inmediato
– Y recojan este desastre antes de bajar, no quiero que nadie piense lo mismo que yo— soltó Bang Chan antes de volver a cerrar intempestivamente la puerta.
Confundido miré a mi alrededor, entendiendo el terror de Bang Chan, había ropa tirada por todos lados, mis calzoncillos colgaban de la lámpara de noche a lado de Jinnie, justo como si hubieramos tenido una noche de sexo desenfrenada.
—¿Qué diablos ocurrió aquí? – Grité antes de taparme la boca torpemente con las manos.
—¿De qué hablas exactamente?— cuestionó Jinnie poniendo su rostro peligrosamente cerca del mío.
—De… de esto por supuesto.— Balbuce
— Ah, la ropa, si, eso fue… ¿Raro? Pero bastante divertido la verdad. — El hurón reía como si se tratara de una broma.
—Jinnie, dime por favor que no traté de hacerte nada mientras dormía.— mencioné con vergüenza, sentía que quería arrancarme la cara con las manos.
— ¿De qué hablas? Pervertido, claro que no. Solo diré que tienes complejo de Stripper por las noches, eso es todo.— dijo Jinnie antes de arrojarme mi ropa interior a la cara.
—Y entonces ¿Por Qué tu ropa está por toda la habitación también? – Yo estaba tratando de vestirme lo antes posible pero las manos me temblaban demasiado.
—Ah, eso, no quise que te sintieras avergonzado, pensé que era lo mejor, pero nunca me imaginé que Bang Chan nos fuera a encontrar así— Parecía que la situación le parecía muy simpática a Prince ya que no paraba de reír mientras lo decía.
Sus palabras me tranquilizaron un poco pero ahora la idea de haber dormido completamente desnudo junto a él me atormentaba, en parte sentía que debía confesar, me sentía culpable por no haber despertado antes de que el líder entrará, después de todo yo sabía que tenía esa mala maña y pude haber evitado que se alarmara,  pero por otro lado también aunque sabía que era impuro tan solo pensar en ello, creía que esa oportunidad no se volvería a repetir y me hubiera gustado guardarla en mi memoria.
—¿Listo?— Jinnie me extendió la mano para ayudarme a levantar y en cuanto estuve de pie me abrazó, me quedé helado y sin poder decir nada.
—No importa que la ropa te estorbe, puedes pasar las noches que quieras a mi lado ¿De acuerdo?— Me dijo Prince al oido dulcemente sin dejarme oportunidad para escapar así que solo asentí levemente con la cabeza.
—Ok. Entonces vamos a almorzar. — dijo Hyun Jin sonriendo con mucha dulzura.
Lucía tan feliz, que no pude evitar sonreír, lo seguí hasta el comedor, lentamente, sin levantar la mirada, tratando de no perder su aroma que parecía haberse impregnado en mi  ropa a pesar de no haberla tenido puesta toda la noche.
Al llegar nos sentamos con los chicos y sentí de inmediato una mirada clavada en mi rostro, como si de una aguja se tratara.
—¿Por qué tardaron?— dijo Lee Know dirigiéndose a Jinnie pero sin quitarme la mirada de encima.
Realmente me perturbara que me viera de esa forma, me helaba la sangre, estaba seguro de que si pudiera desaparecer a la gente que le desagrada con la mirada mucha gente ya no existiría.
— Nos estábamos vistiendo. — mencionó el hurón de forma casual mientras masticaba un bocado de lo que parecía ser Kimchi.
— ¿Juntos?— Cuestionó Minho mirandome directamente como si me odiara.
—Ya, basta.  Comamos, recuerden que hoy el itinerario está más apretado que ayer. — dijo Bang Chan tomándolo del  hombro como si tratara de tranquilizarlo.
—Dame tu plato. — me ordenó Minho.
Lucía aún bastante molesto por lo que obedecí sin chistar, él tomo mi plato y se levantó caminando hacia la cocina.
—Te hizo algo especial— sonrió Bang Chan, lo que en realidad me provocó más miedo que calma.
Regresó poniendo el plato en la mesa frente a mi y tocando mi cabello suavemente, se inclinó un poco para quedar a la altura de mi oído.
—He visto que no comes harinas, así que te corté un poco de fruta, tienes que alimentarte para poder rendir en los ensayos.— susurró Lino antes de caminar lentamente a su lugar.
El gesto me había dejado bastante sorprendido, apenas unos segundos atrás me había hecho temer por mi vida y ahora me entregaba frutillas cortadas en forma de corazón, pequeñas bolitas de melón y estrellas de sandía para que almorzara. Me parecía un gesto muy tierno para venir de alguien como él.
Sin pensarlo mucho sonreí animado, recordando que la noche anterior me había sentido tan desdichado que no me percaté de lo lindos que eran todos conmigo en esta familia tan rara que habíamos creado.
Jinnie me miró con una mueca de desagrado pesé que quizá fue porque no me gustaba comer harinas por lo que le robé una cucharada de su arroz tratando de tranquilizarlo , logrando que sonriera de esa forma tan cautivadora que me había robado el alma desde el día que lo conocí.
Me había dejado llevar nuevamente por los recuerdos, en ese momento me encontraba bastante nostálgico, quizá era porque se acercaba el aniversario del grupo nuevamente.
Habían pasado sin darme cuenta aproximadamente 7 años desde aquel día, la depresión de aquel momento se había convertido en un recuerdo cruel de mis inicios como idol.
Todo se había vuelto más llevadero, ya nisiquiera notaba lo apretada que era la agenda o que no teníamos tanto tiempo para descansar, en realidad en ese momento me pesaba un poco pensar en tener que ir a descansar a casa de mis padres, lejos de los que se habían convertido en mis hermanos, pero sobre todo lejos de él.
Mi relación con Jinnie se había vuelto cada vez más cercana, llegando a notarlo todos los miembros del grupo, era como si fuéramos imanes,  de alguna forma no podíamos dejar de tocarnos.
Jinnie había desarrollado la mania de tomarme de la mano, cosa que ya a nadie le parecía rara, todos en la casa parecían haberse acostumbrado a vernos teniendo contacto físico incluso dormíamos juntos casi todas las noches, pero aún así había una cosa que no había cambiado, cada que tenía oportunidad Jinnie me recordaba que éramos, amigos, solo amigos, ya fuera enfrente de los demás o mientras estábamos solos y abrazados antes de dormir, esa palabra que me aterraba se había vuelto ya parte de mi rutina.
Parecía que así sería siempre, ya estaba acostumbrado a eso, parecía que me sentía incluso cómodo con ello
– Felix ¿Tienes un minuto?— cuestionó Jinnie entrando al cuarto de entrenamiento luciendo bastante preocupado.
– Claro ¿Pasó algo?— dije un tanto angustiado mientras me quitaba los audífonos de prisa.
—Sí. Bueno aún no, pero quiero que pase. Necesito pedirte un favor.— soltó Jinnie quien se notaba serio y bastante nervioso.
Tomó mis manos entre las suyas y me dirigió una mirada profunda.
– Veras, no sé cómo decirte esto, pero ahí voy.— mencionó Prince antes de respirar profundamente
– Hay alguien que me gusta mucho, desde hace años, pero no sabía cómo decírselo, sabes que me cuesta hablar sobre mis sentimientos, además me da mucho miedo que su respuesta sea negativa, pero ya no puedo controlar mis emociones, siento que me desbordo cuando lo miro y bueno… ya sin dar más vueltas, Felix, tengo algo que preguntarte. — dijo Hyung Jin muy serio.
En ese preciso momento sentí que el corazón se me iba a salir del pecho, no podía respirar, las manos me comenzaron a sudar, agradecía estar sentado porque de lo contrarío mis piernas no hubieran podido soportarme.
—Si— dije tímidamente preparado para saltarle encima y besarlo.
—Tú podrías— Parecía que al hurón le costaba trabajo decirlo pues hizo una pausa para tomar aire mientras yo no podía controlar mi felicidad
– ¿Ayudarme a declararle mi amor a IN?— soltó Prince y sus palabras fueron como un balde de agua helada cayéndome por la espalda de pronto.
Mi expresión cambió en un segundo.
— ¿IN? — cuestioné torpemente .
Después de todos estos años, definitivamente nada ni nadie habría podido prepararme para ese momento.

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⏰ Última actualización: May 13 ⏰

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