𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎́𝐍

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Seis meses antes, fiesta de bienvenida para nuevos ingresantes.

Minju apretó las mangas de su blusa al encontrarse siendo el centro de atención, lo cual nunca había sido de su agrado.

Durante todos sus años de vida, ella había preferido gozar de la tranquilidad que le obsequiaba el pasar desapercibida entre los demás. Siempre buscaba la manera de evitar tener contacto más del necesario con los demás, pero en esa ocasión, no lo pudo conseguir.

Obligadamente tuvo que asistir a la fiesta de bienvenida que realizaban cada año para los nuevos ingresantes y, para su desgracia, se topó con que su departamento era uno de los más ruidosos y borrachos.

Los de último año no perdieron la oportunidad y aprovecharon cualquier oportunidad para hacer beber a las chicas nuevas; unas se vieron en la obligación de hacerlo —ella era una de ellas—, mientras que otras corrieron con la buena suerte de conseguir un "caballero negro"; o como fuese que les denominaran.

A Minju no le interesaba en lo más mínimo conocer el término correcto para quienes se ofrecían a beber en lugar de las chicas, sobretodo porque siempre lo hacían buscando hacerse lucir u obtener algo a cambio.

No obstante, ahí estaba ella, en completo silencio y sin saber cómo responder a la pregunta tan osada e incómoda que le hicieron.

—¿Has dado tu primer beso o no? —escuchó a uno de los chicos de último año volver a preguntar.

La presión la estaba volviendo su presa, y la ansiedad le ganaría en cualquier instante.

—Si no has dado tu primer beso, eso quiere decir que ni siquiera has tenido sexo.

Un respingo se le escapó.

¿Cómo podía ser posible que hablaran del tema con tanta normalidad? Minju no lo comprendía. Y peor aún llegó a comprender porque al resto les resultaba tan divertido su bochornosa situación.

Molesta, se sirvió más trago del que ya tenía en su vaso e hizo un "fondo blanco" que dejó a todos con la boca abierta por la sorpresa. Minju no era de hablar mucho, tampoco de actuar tanto, pero su molestia era tanta que no pudo evitarlo y terminó escupiendo palabra tras palabra con rabia.

—¿Y si no he dado un beso, qué? ¿Qué de malo tiene? ¿Y qué de malo tiene no haber conseguido sexo aún, eh? Hasta donde sé, no es ningún pecado el seguir siendo virgen.

Tarde. Muy tarde se dio cuenta del desliz que había cometido y de cómo se puso en evidencia. Sin embargo, prefirió ignorarlo y seguir bebiendo —en esta ocasión desde el pico de la botella—, así como también pasó por alto las miradas que le lanzaban y dejaban en claro una cosa: incredulidad.

En un segundo se escuchó el grito de una de las otras mesas, esa en donde se encontraban los de Artes escénicas y música, dando vítores por alguna cosa estúpida que algún estúpido haya hecho.

No lo soportó más y aprovechando que la atención se había desviado de ella, se puso de pie y no dudó en salir del lugar. Procuró caminar con cuidado, puesto que su interior ya daba vueltas debido a todo el soju que había bebido de golpe y la cerveza que le siguió después, para no caerse al salir a la calle.

No era tan tarde, aún eran cerca de las once de la noche, pero para la condición en que Minju se encontraba, era un problema. Tendría que volver sola a los dormitorios, y no estaba segura de si aún alcanzaría a ingresar o no sin llevarse una reprimenda de la encargada.

De repente, sintió que alguien la tomaba de los hombros impidiendo que terminara por estrellarse contra el duro y frío asfalto. El aroma de una colonia masculina inundó sus fosas nasales, el olor era tan fuerte y embriagante que le obligó a levantar la mirada. Sus ojos no enfocaron bien, pero pudieron apreciar el delgado y perfilado rostro del joven que le sostenía. Entonces, impulsada por las palabras de sus molestos compañeros, se lanzó contra el desconocido y estampó sus labios contra los masculinos.

Fue apenas un roce, pero le hizo sentir como si una corriente de electricidad se apoderase de su cuerpo y todo su ser. Volvió a la realidad, pero ya era tarde, ese chico que segundos antes le ayudó, ahora la tenía prisionera de su cuerpo y le devoraba la boca como un poseso.

De ahí en más, el resto era historia.

𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐁𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐄 𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎 ━𝐉𝐉𝐊 #EBOxA24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora