30- SANACÍON

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Celeste

Pedir este tipo de consejos, a las chicas no fue fácil para mí. Pero las ganas de tener un poco de conocimiento para saber qué hacer y no verme tan torpe como la primera vez me gano.

Lo qué tengo muy claro, es que Piero es un hombre experimentado y, las chicas con las que lo vi relacionarse mucho más, de todas ellas la que más simpática es Samanta, que sin pedirlo me aconsejó que no cambiara mi forma de ser; eso precisamente era lo que a él le gustaba, pero que un poco de malicia en la intimidad nunca sobraba. Y así lo hice.

La forma en que me miró al estar de rodillas frente a él, tan dispuesta, me impulso a seguir.

Escuchar su voz grave y ronca por la excitación, me dio la seguridad de llegar más allá. No pude dejar de admirar la belleza de su rostro contraerse al tratar de controlarse para no lastimarme, como maldecía y gruñía por el placer que yo le estaba proporcionado.

¡Yo! Que nunca me imaginé llegar a tanto, pero el amor rompe cuál quiera barrera impuesta.


«Amar nunca será un pecado»


Las arcadas se hicieron presente, cuando el tomo el control de los movimientos, pero verlo, aumento la sensación en mi zona baja ver que a pesar de no querer parar intento, pero me afiance, empujando hacía dentro enterrando mis uñas en sus nalgas, las que por primera vez tocaba. No quise pensar solo dejarme llevar por este remolino de sensaciones.

En la última embestida en mi boca, fue un tanto más rudo, al sentir el líquido viscoso y caliente en mi boca, no dude en tragarlo, a pesar de que el dijera lo contrario, yo lo había hecho terminar y esto me llenaba más de seguridad.

Saber que nunca tuve alguien en mi vida que me hablara de estos temas, solo lo que enseñaban en la escuela, pero en casa todos estos temas eran un pecado de mencionar y un castigo seguro de tortura y noche de encierro donde me desmallaba a falta de aire por la claustrofobia.

Dejando todos estos malos recuerdos de lado, me centre en el hombre frente a mí, besándolo aun con el sabor de su semen en mi boca.


—¿Qué has hecho conmigo? —Mi preocupación fue evidente — eres mi perdición, mi ángel — sonrió, negado para dejar un pico en sus labios — No crees que es injusto que me hallas llevado al límite y tu aun estés con ropa.

—No lo creo siempre eres tú el que me desnuda primero—. Argumente sonriendo por la contorsión de su rostro.


Sus manos incapaces de estar en total quietud apretaban, y recorrían mi trasero a su antojo.

Su proseguir fue más que evidente, esa mirada felina, al quitar cada prenda dejándome en completa desnudes mientras saboreaba todo a su paso, a su antojo, sin darme tiempo a oponerme o balbucear palabra alguna.

Sentir como mi cuerpo ardía en sus manos, como los espasmos se apoderaban cada vez más, como mi piel respondía a las preguntas silenciosas de su aliento, a las mordidas y marcas nacientes en un cuerpo que ahora yacía un dueño y ese era él, el hombre que se apoderaba de cada rincón de mi alma con sus atenciones y cariño, que se sucumbía sin medirse en manos inexpertas y piel inexplorada, solo suya y eso él lo tenía más que claro, las marcas no eran necesarias, pero aun así con cada una de ella me reclama suya, llevándome un poco más dentro del infierno del placer mismo.

No me arrepentiría de pecar, esta vez no pediría perdón de rodillas hasta doler, con cada beso mi mente soltaba los lastres de mi pasado. Con cada embestida sanaba las heridas provocadas por las varillas y el apagavelas en mi espalda, cada caricia borraba las noches enteras de sufrimiento y sin consuelo.

El placer me gobernaba, quien diría que lo que decían que era un pecado me sanaría. No sé en qué momento las lágrimas brotaron, pero él bebió cada una de ellas.

No hacía falta palabras, ni que él se detuviera, al contrario, me demostró con cada roce, que de ahora en adelante si yo sufría él lo haría conmigo, beso cada cicatriz en mi espalda, con una delicadeza como si la herida estuviese reciente y la curar, cura que nunca se dio en aquel momento, ya que mis propios intentos eran fallidos.

Me concentre en él, su mirada llena de amor, amor por mí, su sonrisa sincera. Esa que me aleja del dolor.

Sus manos guiaban los movimientos de mi cadera, mientras cabalgaba en él, una de ellas las llevo a mis senos pellizcando mi pezón, mandando corrientes por todo mi cuerpo, concentrándose en mi zona baja, los jadeos y gemidos no los pude retener, sumando el pronunciar su nombre audible por la misma excitación, llegando juntos a la cima del éxtasis.

Beso mis labios y la punta de mi nariz, tratando de normalizar su respiración igual que yo.


—Mi querubín ¿te encuentras bien?

Acomodo un mechón de cabello rebelde tras mi oreja, asentí sonriendo. No mentía, me sentía muy bien.

—Si, estoy bien — respondí con convicción.

Me acosté a su lado siendo atraída hasta su pecho, sintiendo el retumbar de sus latidos que se tranquilizaban con el pasar de los segundos.

—Que tal un baño, mi amor.

Afirme a lo dicho, besando sus labios y caminando al cuarto de baño, me gire antes de entrar al escucharle.

—Te vez mucho más hermosa desnuda, es tu mejor atuendo—. Su mirada fiera recorrió una vez más mi desnudes.

Sin poder contener mis mejillas ardieron y por su sonrisa ladeada lo noto, tendría que aprender a disimular más o su ego aumentaría.



***

La tina llena, el agua tibia, mi espalda recostada a su pecho. Cerré los ojos al sentir sus labios depositando un beso en mi hombro.

—Mi amor, ¿no te gustaría encontrar a tu madre? —Abrí los ojos, girando quedando frente a él — no sé, saber de ella, hacer todas preguntas que tienes sin respuesta.

No supe que responder, anhele por años que eso sucediera y nunca paso.

Sus brazos me rodearon, acortado la distancia quedando ahorcadas en él, la vergüenza no se hizo presente por la pose, me concentre en su rostro inquieto.

—No lo sé—¿enserio no lo sabía? Claro que sí —. Digo, me gustaría saber por qué me abandono.

—Y si no lo hizo, si tus padres no te abandonaron ¿Que pensarías?

Si entender lo que me quería decir, fui clara.

—¿Qué pasa Piero?

Su frente reposo en la mía, suspiro.

—Por primera vez siento miedo de perderte, y no me agrada la sensación, pero no puedo mentirte, no después de cómo te acabas de entregar a mí, sanando tu pasado para darle paso a un futuro juntos ¿Cierto?


Una pregunta sin respuesta, la incertidumbre sembrada en la mente del abogado y, un futuro incierto.




ABRACITOS PARA TODAS HERMOSAS NOS VEMOS PRONTO. 🖤❤️

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora