"La huelga de las gárgolas de 1911 fue una interrupción del trabajo por parte de los trabajadores sindicalizados sin la autorización del sindicato. Como menciona que "los participantes estaban ganando"...
Dejo de escuchar al Sr. Binns cuando sintió una mano posarse suavemente en su muslo ligeramente desnudo, su falda estaba un poco más corta de lo usual y podía sentir su espina dorsal erizarse ante el toque de unos finos dedos calientes.
"¿Te está tomando mucho trabajo prestar atención, Granger?" - ronroneó una voz áspera y profunda en su oído.
Sintió su cuerpo petrificarse y no podía mover la cabeza para ver de donde provenía la voz , ni quien era su portador. Sintió un calor recorrer su espalda cuando pudo sentir su pecho posarse en ella y rodearla. Sus dedos comienzan a subir por su entepierna, causando que las cosquillas lleguen hacia el centro de su cuerpo. Un olor familiar alcanza su nariz y siente que no puede respirar, es que no puede creer que eso esté pasando.
-"Nos van a ver"- jadea ella.
-"Déjalos"- apuesta él pasando su lengua por el lóbulo de su oreja, haciendo que todo su cuerpo sienta escalofríos.
Cuando enfoca la vista hacia el frente, parece que nadie se percata de lo que está pasando al fondo del salón, nadie puede escuchar sus gemidos y jadeos. Por un momento piensa que el tiempo paró, que alguien lanzó un Petríficus Totalus y que toda la clase quedó congelada. Pero no, todos a su alrededor seguían la clase animadamente, mientras ella se retorcía con sus dedos apretando su punto más débil.
"Déjate llevar Granger, sé que todavía me quieres"- sintió su respiración en su cuello y finalmente pudo girar su cabeza hacia la derecha.
Sus ojos se encontraron una mirada fría y plateada, con pestañas largas, una nariz recta y perfectamente perfilada. Su sonrisa se burlaba de ella en todo su esplendor, sabiendo que estaba sufriendo por no poder tocarlo también. Pero de un momento a otro, sus dejos dejaron de tocarla, y su sonrisa se desvaneció para dar lugar a una mirada sin expresión, completamente obstruida.
-"Admitelo Hermione, ambos sabemos que esto nos matará a los dos"- habló lo más neutral posible, como si estuviera intentando convencerse más a él que a ella "prométeme que nunca volveremos a hablarnos."
-"Draco, por favor..."- ella suspira desesperada intentando moverse, pero no puede salir de su inmovilidad. Siente una opresión en el pecho y sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas.
De repente, todo comienza a nublarse y a desvanecerse, la clase se vuelve un salón negro y finalmente puede moverse. Giró su cuerpo hacia el chico que tenía detrás de ella, y en su lugar, ve la cara del mismísimo diablo.
Lord Voldemort.
Hermione siente que algo la devuelve a la vida y se levanta de un golpe. Cuando sus ojos se ajustan a la vista, puede ver que está en su biblioteca, nuevamente de noche. Se había quedado dormida sobre sus libros luego de una larga noche de investigación. Mueve sus ojos hacia el reloj gigantesco que cuelga desde la entrada, eran las 4 de la mañana. Luego de restregarse los ojos con los nudillos, juntar sus papeles con un poco de ayuda mágica, vuelve a su habitación para descansar.
Luego de la Batalla de Hogwarts, Minerva McGonagall decidió reabrir el colegio de magia, ahora a cargo de su dirección, y poder darle la oportunidad a todos los alumnos de terminar sus estudios si es que ellos ais lo deseaban. Hermione, para sorpresa de nadie, había terminado su último año de estudio, como estudiante sobresaliente. Luego de una larga discusion con Minerva por haber rechazado un puesto de alto rango en el Ministerio de Magia, Hermione decidió optar por volver a refugiarse al mundo muggle.
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Las cosas que prometimos
FanfictionEn la tranquila cotidianidad del mundo muggle, Hermione Granger ha encontrado refugio tras la caida de Lord Volvemort en la Segunda Guerra Mágica. Sin embargo, la serenidad de su existencia se ve abruptamente interrumpida cuando descubre a Pansy Par...