-¡Feliz cumpleaños Ally!-La más pequeña de la familia dio un salto de su cómoda cama para ir a los brazos de mamá y papá que se encontraban a un costado de ella con un pastel, su favorito.
-¿Es para mi?-Cuestionó hacia mi apuntando la gran caja que sostenía
-Claro tontuela-Le entregué el paquete-¡Felices 9 hermana! Cada vez más anciana
La pequeña Ally empezó por abrir su gran obsequio con bastante desesperación, aún que mamá dijera que lo hiciera más cuidadosamente. Terminó por romper la envoltura, abrió el gran paquete y sacó de este lo que llevaba pidiendo hace varios meses.
-¡El kit profesional de arte!, gracias papá, gracias mamá-Corrió a dar un fuerte abrazo a nuestros padres. No es algo muy común en una niña de 9 años, por lo regular pedirían muñecas o juguetes, pero los gustos de Ally son bastante distintos.
-La idea no fue de nosotros cariño, si no de Amy-Dijo papá
Esta corrió hacia a mi dándome las gracias, pude notar lágrimas recorriendo por sus mejillas. Wow, en realidad si anhelaba demasiado ese kit.
Volví a mi habitación y mis padres a la cocina a preparar un buen desayuno para mi hermanita.
Después de un buen rato, papá dijo que cambiáramos nuestra ropa ya que iríamos a uno de los lugares favoritos de Ally, el zoológico. Admito que no estaba de acuerdo con ello, el lugar me resultaba aburrido. Pero estábamos en el cumpleaños de la pequeña, no podía oponerme.
Estando en dicho lugar empezamos el recorrido. Mamá no paraba de tomar fotografías, Ally encantada de visitar el lugar una vez más; papá compraba comida en cada local. Por otro lado yo escuchaba música para no aburrirme tan rápido.
Después de un rato me desvié un poco diciendo que iría a comprar un helado, mientras mis padres y hermana siguieron contemplando a los animales. Seguí el camino intentando recordar hasta donde estaba la heladería, pero fue imposible, estaba perdida.
Y para mi suerte no había ningún empleado del lugar a la vista, genial. Solo pude divisar a un chico sentado en una de las bancas que se encontraban a un lado del hábitat de las jirafas, sin pensarlo dos veces empecé a caminar en su dirección, necesitaba que alguien me orientara.-Hey disculpa-Dije estando frente al chico mientras el tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo viendo la pantalla de su celular.
Este levantó la vista bruscamente, como si lo hubiese asustado. Separó un poco sus labios para hablar, pero inmediatamente los volvió a cerrar. Se puso de pie introduciendo su teléfono en uno de sus bolsillos traseros y pude notar que era mucho más alto que yo, pero por mucho.
-¿Si?-Dispuso a hablar el rubio
-¿Sabes en donde está la heladería? Estoy perdida-Solté una pequeña risa en son de vergüenza. El ojiazul esbozó una leve sonrisa dejando a la vista su hermosa y blanca dentadura.
-Claro, ¿quisieras que te acompañe o...?
-Sería un gran favor-Le corte-Claro, si no es molestia
-Yo encantado, vamos-El chico dio el primer paso y empezó a caminar mientras yo lo seguí.
Dábamos pasos muy cortos, como si no quisiéramos llegar a dicho lugar. Lo cual resultaba algo incómodo porque ninguno emitía una palabra, estaba por hablar cuando el chico lo hizo.
-¿Vienes aquí seguido?- Cuestionó sin apartar la mirada del frente
-Es obvio que no, estoy perdida -Respondí. Al parecer mis palabras resultaron graciosas para el rubio ya que empezó a soltar carcajadas