Ruth
Veo la casa de mi madre asomarse a pocos metros y recuerdo que no le di instrucciones, no se ni por que me sorprendo, estuvo investigando mi vida de principio a fin, no me pregunto para quién eran las medicinas, ni siquiera pregunto el nombre, compró la consola sin preguntar, debe saber mas de mi familia que yo misma, compro un estuche medico para ella, asi que tambien sabe a qué se dedica, se detiene justo frente a la casa y veo a mi Pulungulito salir con una sonrisa enorme en el rostro.
Suelto el cinturón y salto del carro sintiendo la presion en mi trasero mientras corro hasta él, está enorme, en seis meses ha crecido demasiado, esta mas alto que yo, con solo 15 años ya me saca al menos una cabeza y sigue tan delgado como siempre, lleva pantalones deportivos y una camiseta de football; debe estar preparándose para salir a practicar pero los ojos marrones y enormes me hacen casi saltarle encima, necesita un corte de cabello y me envuelve en un abrazo cálido.
—¿Annett no vino?— Pregunta mirando al carro y se que la quiere, se han hecho muy amigos, se que chatean y se mandan memes pero esperaba que esa sonrisa fuera para mi.
—¿Y a mi no me extrañaste?— Digo haciendo un puchero exagerado y me aprieta un poco más.
—Claro que si, solo pregunto.— Si, como no, yo tengo claro que le gusta y a ella también, bueno antes de que apareciera Alex al menos.
Escucho la puerta del carro cerrarse y siento la presencia de Ray acercarse, es realmente imponente, se puede sentir aunque no se vea; me siento como en esa escena de donde están las rubias cuando se acerca y siento que la luz del sol ha desaparecido, la imagen me hace sonreír.
—Manuel, este es mi novio Raymond, Ray mi hermanito Manuel.— Los presento.
Mi hermano me mueve a un lado y extiende la mano mirándolo directo a los ojos, tiene que levantar la cara para verlo pero abre el pecho como si estuviera dispuesto a enfrentarlo.
—¿Qué quieres con mi hermana?—le pregunta y observo como Ray levanta la ceja, parece divertido con la mirada que me lanza antes de responderle.
—Casarme, si estás de acuerdo claro.— Mantienen el apretón de manos por más tiempo del necesario y tengo que aguantar las ganas de partirme de la risa ante la escena.
—Ya veremos si la mereces más que el otro estupido, ¿intentaras controlarla también? ¿Vas a prohibirle venir sola también?.—
Veo a Ray soltar el apretón y levantar las manos con una sonrisa divertida, me toma toda la seriedad que no tengo contener la risa, el hombre más peligroso que conozco se está rindiendo ante un niño de quince años. —Nunca,— dice— si algo quiero es que haga lo que le dé la gana, con todo y conmigo, solo vine porque quiero hacer las cosas bien.—
Mentiroso, es un mentiroso...
—Si algun dia le hago daño — continúa— vendre personalmente a que me des una paliza.—La risa por fin me gana y salgo de atrás de Manuel.
— Suficiente par de machitos... Tu no vas a darle una paliza a nadie y tu no necesitas mas que mi permiso para casarte conmigo.—
—Ruth, respeta a tu hermano,— me dice sonriendo— es el hombre de la casa, tiene derecho a advertirme y amenazarme, te está protegiendo, eso lo respeto.—
Me toma por la cintura repentinamente y las risas desaparecen cuando escucho la voz de Radhames desde la puerta y veo la cara asquerosa de la basura que sostiene la mano de mami, maldita pila de mierda; lleva pantalones de bermuda y una franela sin mangas, siento asco de solo verlo y hasta el dia de hoy no puedo entender que mierda le ve mi madre.
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Eros -Borrador
RomanceNo existen salidas si todas las puertas llevan al mismo lugar; Raymond Vargas sabe esto mejor que cualquiera, estar exiliado parecía la oportunidad perfecta para cambiar su vida. -Solo las partes que no le gustan- Pero desaparecer y dejar todo atrás...