Autora: Yessica Soto
Perfil: shixxen
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—Morirás hoy —aseguró la gitana apuntando directamente a Jacinto.
—Si, claro —le respondió él sin ninguna gana para proceder a tomarla del brazo y arrastrarla sin contemplaciones a lo largo de los pasillos ya verdosos de la lúgubre prisión.
Ella se resistía a su fuerza, pero la desigualdad física era tan evidente que presionar sus pies contra el piso como si quisiera plantarse a través del cemento no representó ningún problema para el guardia.
—Lo he visto, la muerte vendrá por ti esta noche—insistió en un acto inútil pues poco después, fue empujada a través de la reja.
Jacinto evitó su mirada al cerrarle la puerta con candado, ella sostuvo los alambres del cerco y continuó con sus advertencias.
—Vendrá a verte hoy y te llevara con ella al infierno—exclamó mientras ensanchaba sus verdes ojos y los lacios claros de sus cabellos se le pegaban a la cara a causa del sudor.
—Déjeme adivinar—arrojó su cabeza hacia ella evidenciando el fastidio que la charla le provocaba—, me puede salvar si le doy una moneda.
—Mereces tu destino.
—La hora de visita terminó—le recordó en una pose firme y autoritaria —. Puede esperar hasta el próximo mes, señora Marlyn. Su hija seguirá aquí para entonces.
Ante la afirmación del guardia, la mujer golpeó el cerco con violencia.
—¡Pero tú no! —gritó y gradualmente comenzó a reír tan loca como estaba.
Jacinto estaba acostumbrado, las madres de las reclusas con frecuencia, tendían a ser más violentas que sus hijas.
No era que le fuese indiferente, sabía que ellas la pasaban mucho peor que él así que, pensaba que debía esforzarse por no guardar resentimientos mientras se acomodaba la placa del uniforme que la mujer había torcido.
Desde que era un niño, siempre le emocionó la imagen del héroe suburbano. Quería ser uno de esos hombres de uniforme a los que la gente les habla con respeto. Sin embargo, a pesar de tener casi dos metros de altura y la estructura ósea de un deportista, al parecer no es tan fácil entrar a la policía.
Bueno, tal vez los antecedentes de una madre en el psiquiátrico por asegurar hablar con satanás y tener una relación sexual con el mismo habían influido en la decisión del comisionado al decirle "no".
O tal vez fue el dolor inmovilizante que le daba en la columna cuando corría demasiado.
Como sea, aceptaba su papel como custodio o mejor dicho se conformaba con él y trataba de no abusar del poco poder que se le había otorgado sobre las reclusas pues, en el fondo las entendía, él sabía lo que era tener una madre loca.
Por otro lado, cierto era que la gitana no estaba equivocada, ya que ese era el día que tenía programada su visita al área norte y siendo sinceros, nos era que el sitio distara mucho del infierno.
En sus celdas no había ventanas, ni siquiera una pequeña que diera al cielo, solo el gris e indiferente frio del cemento.
La metálica puerta que separaba a las reclusas de los custodios tenía dos aberturas, una baja y otra a la altura de los ojos en la que Jacinto tenía que agacharse para ver y dentro solo había un retrete sin agua, el gris y la soledad.
Era tan lamentable que hasta los guardias sentían cierto recelo a enviar a alguna mujer allí, más su única habitante bien y podía cargar el nombre de "la muerte".
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Con todos lo sentidos. Relatos
Short StoryRelatos surgidos de la imaginación de nuestros autores y autoras para una actividad en el grupo La Resistencia Escrita ✒️. "El erotismo es la capacidad que tenemos los seres humanos de sentir y provocar deseo y placer sexual." Esperamos disfruten l...