🂱 ; capítulo veintidós

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Sunoo se hallaba más disperso de lo normal.

Desde que encontró la breve disculpa escrita, parecía haberse sumergido en un estado de conmoción sin retorno, dejándose hundir en la fosa del abatimiento y siendo ahogado por un deslave de recuerdos que se le desplomó encima como una gigantesca bola de nieve.

Aquella tarde, mientras Sunghoon se duchaba, ocultó la fotografía entre las viejas páginas, devolvió el libro a su lugar y huyó como un cobarde de la vivienda, sin tener las agallas de realizar las incontables preguntas que comenzaron a formularse en su cabeza.

No envió ningún mensaje para disculparse por su ausencia y tampoco recibió ninguno que cuestionara su precipitada fuga.

Lo tomó a su favor porque la soledad le fue bastante reconfortante esa noche, pues llegó a sentir los latidos de su frenético corazón en los oídos, el llanto le empapó las pestañas y terminó acurrucado en las mantas, con el pequeño Luca entre sus brazos.

Aunque al día siguiente se presentó al trabajo con los ojos hinchados por las rancias lágrimas, entregó todo de sí en la práctica y sus entrenadores no tuvieron motivo alguno para quejarse.

Nathan y Daniel se mostraron satisfechos con el nivel de desempeño que demostró al mecerse en el trapecio, reconocieron su talento nato a través de ovaciones y registraron el inicio de su avance en la tabla semanal.

Además, mantuvo una apariencia de serenidad absoluta frente a sus compañeros, interactuando como cualquier persona común lo haría: riendo de los chistes malos y siendo receptivo para conocerlos mejor, todo ello sin despertar ninguna sospecha sobre su estado emocional actual, que distaba mucho de ser óptimo.

Como punto bueno, su triunfo laboral y social continuaba en ascenso, a pesar de que en la otra cara de la moneda, se ocultaba una nostalgia que lo estaba jodiendo.

Y el único que podía lidiar con su pesarosa carga, era Jake.

Lo visitó al arribar de su jornada laboral y consiguió convencer a los Sim de hacer una excepción con respecto al castigo de su hijo; los padres de su mejor amigo entendieron la situación, le dieron acceso libre a la cómoda casa y hasta le ofrecieron una taza de chocolate caliente para amenizar el mal rato.

De tal modo, ya se encontraba sentado en el piso de la habitación, con la espalda recargada en la pared, una bebida humeante que olía de maravilla y dos amigos que escuchaban sus penas atentamente.

Yeonjun apareció después de que el arlequín solicitara refuerzos, lo creyó prudente por la posible gravedad del asunto y lo idóneo sería tener doble apoyo.

Y fue una excelente decisión tomada, porque él había perdido la capacidad de hablar los primeros treinta segundos después de oír el relato.

—Estoy en shock— El mimo disipó el incómodo silencio. —No... no puedo creer lo que me estás diciendo.

—Ni yo— Después de la corta pausa, el otro logró mascullar. —¿Dices que la encontraste en un libro?

—Así es— Sunoo reiteró. —Estaba entre las hojas, la encontré por equivocación.

Las cejas de Jake se fruncieron en automático y bordeó el canto de su taza con el dedo.

—¿Estabas revisando sus cosas sin permiso?

—¡No! Solo estaba curioseando— explicó, al relamerse el labio superior. —Fue pura casualidad que la hallara, lo juro.

Dubitativo, Yeonjun se llevó dos dedos a la barbilla y los tamborileó un par de veces.

—¿Y por qué estabas en la habitación de Sunghoon?—Agregó la pregunta por estrategia. Eso lo consideró insólito. —¿Qué hacías ahí?

—Fui a verlo, quería estar un rato con él respondió, sin cortapisas. —Pero eso no es lo relevante, ¿pueden entender lo que todo esto significa para mí?

꒰ 𝗶𝘁'𝘀 𝗮𝗹𝗹 𝗮𝗻 𝗮𝗰𝘁 ꒱ ᝰ.ᐟ 𝘀𝘂𝗻𝗴𝘀𝘂𝗻ᵃᵈᵃᵖᵗ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora